Log In

Estado Opinión

MODELO EDUCATIVO 2016: EL MODELO DEL VÉRTIGO

Pin it

PorJOSÉ LUIS FIGUEROA GONZÁLEZ / MASEUAL

*  De cómo sustentar un modelo educativo a partir de una cita de J. J. Brunner que a su vez cita a Appleberry

Jojutla, Morelos, México, 24 de julio de 2016.-  Ha sido presentado el prometido Modelo Educativo 2016 para sustentar el planteamiento pedagógico de la reforma educativa bajo el signo de las prisas y de lo que se considera el aumento geométrico del cúmulo de conocimiento producido por la especie humana. La tesis central del nuevo modelo es la necesidad de emparejar al sistema educativo con el desarrollo de la sociedad del siglo XXI, el cual lleva un atraso significativo si se considera que su referente anterior procede de los ideales y realidades posteriores a la Revolución Mexicana de 1910. En el documento oficial se reconoce el signo de las prisas que han venido caracterizando a la serie de acciones para el intento de transformar la educación destinada a niños y jóvenes por considerarla desfasada en fines, contenidos y métodos tanto como para hacer imposible la inserción de México en el concierto de los países desarrollados. El modelo presentado ratifica la necesidad de diseñar y aplicar un determinado enfoque educativo que enfatiza en la adaptación al modelo de economía global; todo en un periodo de seis años. La urgencia de llegar a la ficticia meta del desarrollo general, ha propiciado que se cometan serios errores desde la concepción hasta la imaginada concreción del acto educativo en la escuela pública. De esa manera, sin un diagnóstico fiable las fuerzas políticas se aliaron para reformar la constitución y hacerla un mecanismo de control y administración de las relaciones laborales con los docentes; de modo que se hiciera viable la sustitución más o menos rápida de la plantilla de profesores para generar un esquema laboral a modo de una educación con perspectiva y procedimientos empresariales. La cuestión ha sido que ahora tales prisas nos tienen a todos sumergidos en una problemática de dimensiones graves e incalculables. El error de cálculo no permitió prever el nivel de la protesta magisterial y social y ahora hasta personajes como la señora Sylvia Schmelkes declaran que la reforma educativa “puede que no sea la que se requiere” (La Jornada 16 de julio de 2016). Otro distinguido miembro del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) de nombre Gilberto Guevara Niebla señala que “desde un principio hubo mucha presión política para echar a andar las cosas rápido” (Mesa de análisis en la Casa Museo Léon Trosky referida por www. insurgenciamagisterial.com el 20 de julio de 2106). Con todo esto, el modelo educativo recién desempacado puede ser reconocido como el modelo del vértigo.

De una lectura inicial se desprende como eje central del modelo vertiginoso el factor de crecimiento del conocimiento a partir de los cálculos extraños que se hacen desde hace unos diecisiete años para determinar el ritmo en que se duplica el saber de la humanidad. A partir de una cita del académico chileno José Joaquín Brunner en su libro Las nuevas tecnologías y el futuro de la educación del año 2003. En una especie de fórmula que se retoma en el “nuevo” modelo educativo, Brunner cita al asesor de negocios J. Appleberry quien sostiene que el conocimiento humano se duplicó por primera vez en 1750 años a partir de la era cristiana, luego de volvió a duplicar en 150 años, después en 50 años y más tarde (1999) cada 5 años, con la advertencia de que en el año 2020 se duplicaría cada 73 días. Al igual que en el acertijo para calcular el premio del inventor del ajedrez entregándole un grano de trigo por la primera casilla del tablero, dos por segundo, cuatro por el tercero, ocho por el cuarto y así sucesivamente hasta darse cuenta de que no alcanza la cosecha del mundo para cumplirle hasta la casilla 64, la velocidad del crecimiento del conocimiento que se enuncia provoca un vértigo que obliga a gritar como la Mafalda de Quino: “¡Paren el mundo que me quiero bajar!” Todo sería de anécdota sino fuera el “sustento principal” del nuevo modelo educativo, el cual pretende lanzarnos por un tobogán que no tiene final y que abruma de tanta velocidad. Adolfo Gilly cuestiona certeramente este argumento que a Nuño Mayer se le ocurrió exponer públicamente en la Aldea Digital que se instala anualmente en el zócalo de la Ciudad de México. En su artículo titulado “Los conocimientos del secretario” (La Jornada 2 de julio de 2016), Gilly cuestiona lo rancio de un dato que al menos se maneja ya desde hace diecisiete años, la confusión entre información y conocimiento y la falta de solidez para argumentar de esa manera la urgencia de establecer un modelo educativo ad hoc.

El planteamiento pedagógico de la reforma educativa según el Modelo Educativo 2016 parte de un enfoque al que llama humanista, pero sin definir qué se entiende por tal concepto. Retoma los antecedentes históricos de lo que considera un modelo “vertical” basado en los “ideales de la revolución y en los valores del humanismo”; pero con la aclaración de que ya no es compatible con “una sociedad más educada, más plural, más democrática y más incluyente”. Se resume en esta idea lo que han sido diferentes modelos educativos desde 1910 a la fecha, no se precisa si se trata de una realidad o de un ideal su definición de sociedad actual. En un planteamiento que más parece de relleno que de sustancia, simplemente se subraya la urgencia de adaptarse al vertiginoso mundo del conocimiento que se duplica constantemente. Bajo este supuesto, un halo de fiebre por la velocidad envuelve a tal planteamiento basado más en un discurso de búsqueda de consenso, pero sin presentar los argumentos esenciales para admitir o no, para debatir cómo se pretende propiciar para hacer participar a los maestros y a la sociedad en general. Con dogmas de fe como la fórmula 1750-150-50-5-73 días no se puede razonar una vez que se da por sentado un cálculo sacado quién sabe cómo, pero con intenciones muy claras. Es la vorágine típica del conocimiento galopante que vuelve caduco lo que hoy se sabe para los requerimientos del día de mañana. Aquí ya no caben conocimientos “trasnochados” que no sirvan para generar utilidades económicas. Cuestión no tan difícil para leer entre líneas e interpretar por dónde nos lleva la “nueva pedagogía” de la reforma educativa.

El discurso del modelo de referencia es muy similar al típico discurso oficial de modelos anteriores cuyos responsables de glosa se especializaron en el intento de darle gusto a todos. Así se apelan a conceptos y principios que nadie puede rebatir, sobre todo si están sustentados en la filosofía implícita en el Artículo 3° Constitucional; se sacan a relucir cuestiones tales como la “educación integral” y “el amor a México”; por cierto, muy propios de tiempos del nacionalismo convenenciero y manipulador. Se invoca a la “convivencia en armonía”, “el respeto a los derechos humanos”, “el aprecio y cuidado de la riqueza nacional”, y a los principios de “libertad, justicia y solidaridad”. Quién ponga en duda estos fundamentos no puede ser llamado buen hijo de esta Patria; el problema es poner cada concepto en su justa dimensión con la realidad y con los intereses y las acciones que corresponden a cada México de los muchos que convivimos en este territorio. El problema es acudir al discurso envolvente para distraer de la desigualdad. la inequidad, la injustica y demás desajustes que le son propios al modelo económico y social que subyace detrás del “nuevo” modelo educativo. El problema es que vanas discusiones en las escuelas se tomen como consulta y se diga que no hay de otra.

Entre los “grandes” cambios que se enuncian está el propósito de “fortalecer el sentido y el significado de lo que se aprende”. Esto recuerda a lo que en los lejanos años setenta del siglo

pasado se propuso como el modelo de “aprender a aprender”, es decir a dejar de lado la acumulación de datos para aprender a consultar y utilizar las distintas fuentes de información. Justificado en un mundo como el actual donde la información fluye y se modifica, pero no se sabe cómo moverse en el océano de conocimientos. La frivolidad y la banalización son una permanente amenaza para cualquier modelo educativo sobre todo considerando que es la principal característica de la mercadotecnia que mueve los hilos de la vida cotidiana. ¿Cuál será el sentido y significado de lo que se aprende en una sociedad tecnologizada y contradictoria? ¿Qué tipo de docente es necesario para moldear trabajadores y consumidores y cuál para acompañar el desarrollo de sujetos pensantes y críticos?

Buena noticia es que alguien debe haberle susurrado al oído de Nuño Mayer que fue un craso error eliminar la filosofía del bachillerato para que ahora se proponga volverla a incluir. Lo que no se sabe es si se priorizará la filosofía del capitalismo o se recorrerán las diferentes corrientes a manera de propiciar la capacidad del debate y la diversidad de posturas, así como el refortalecimiento de enfoques contraculturales. Se promete la formación del pensamiento crítico, y en esto será útil volver a la filosofía, aunque para algunos pueda ser pérdida de tiempo y posibilidad de confusiones y galimatías. Suena también interesante la posibilidad de incluir asignaturas contextualizadas para fortalecer necesidades e intereses específicos; se mencionan temas como la robótica, el ajedrez. Remata bien la inclusión de la formación de niños y jóvenes para el control emocional, aunque se debe empezar por los directivos y luego con los profesores. Contradicción muy clara si se considera que la aplicación de la reforma educativa está teniendo como efectos el daño a la salud emocional, psíquica y física de los maestros.

El modelo que analiza plantea un sentido del aprendizaje que tiene ver con algo ya muy repetido. Es la referencia a lo inconveniente de apostar por la memorización de información y en su lugar se propone ni más ni menos que el pensamiento crítico, el razonamiento lógico y la argumentación. Tales puntos, se supone, propiciarían lo que se denomina el desarrollo personal y social. Son cuatro aspectos los que componen el desarrollo enunciado, a saber: la apertura intelectual, el sentido de responsabilidad, el conocimiento de sí mismo y el trabajo en equipo. Si usted lo quiere ver como un avance para la formación integral del educando, hágalo profesor y obtenga lo mejor posible, pero lo más probable es que tenga que enfrentar una interpretación en la que estas cualidades tengan que adaptarse a los requerimientos de las empresas; es decir, póngase los lentes de la economía global y de la competitividad y ya tendrá el sentido de la intelectualidad, la responsabilidad, el conocimiento de sí y el trabajo en equipo. Llama la atención el hecho de que en lo respectivo al desarrollo social no se involucre en sentido de colectividad ni de comunidad.

El quid del asunto está en el llamado de adaptación al mundo de la vida globalizada y por eso es inevitable caer en inconsistencias y contradicciones. Primero, no se puede negar la realidad de una economía demandante de mano de obra calificada y valuada a precios competitivos, por no decir barata. El asunto es la entrega total y desmedida o la búsqueda de una vía para ponderar mejor el valor de la vida humana, los principios de humanismo y los saberes de tradición o bien jugar al discurso de consenso y confusión. Contradicciones como las que se encuentran en los valores mercantiles de la globalización y los principios humanistas, lo global y lo específico contextual, los requerimientos del mundo laboral y el pensamiento crítico, la vida “fashion” y el razonamiento lógico junto con la argumentación. Por supuesto son habilidades a recuperar, pero

de la dilucidación a la adaptación hay mucha distancia. En esto hay una peligrosa mescolanza, una intencionalidad que no oculta sino se maquilla. De los neoliberales representados por Peña Nieto, Nuño Mayer y camarilla no se puede esperar sino lo obvio: la urgente necesidad de acabar de una vez por todas con lo que queda de educación pública en el sentido de opción de movilidad y justicia social para los trabajadores.

El Modelo Educativo 2016 en una revisión preliminar que requiere profundización en todos sus elementos, presenta grosso modo una respuesta más o menos explícita a la crítica y la resistencia con que se ha recibido la llamada reforma educativa. Se retoman principios y reclamos que provienen de una época de la que quiere deslindarse a la vez que se reconoce vinculada al pasado; es decir, juega con la noción de cambio y revalidación de conceptos. Por un lado, la urgencia del cambio adaptativo al mundo global donde el conocimiento cambia a la velocidad 1750-150-50-5-73, por otro el reconocimiento de la deuda pendiente con la justicia, la inclusión la educación integral y la contextualización, entre otros. Este documento que se pretende sea discutido por los profesores y demás sujetos sociales, puede ser una oportunidad para el debate, un rechazo sin más o motivo para la credulidad desprevenida. Depende de los docentes saber enfrentar esta etapa con la estrategia conveniente para aprovechar la coyuntura principalmente ante los padres de familia y la sociedad en general.

Las reticencias que pueden subyacer en el “nuevo” modelo educativo pueden centrarse de inmediato en su ratificación del proceso de evaluación, del cual se afirma no ser punitivo, pero sin demostrarlo. Simplemente se trata de justificar la evaluación por la evaluación dado el perfil de docente que se requiere ante los “nuevos” del “nuevo” modelo. Se trata de una presentación maquillada de lo mismo que ya se venía afirmando mediante la presentación de algunos cambios que se quedan en ánimo de cierta espectacularidad, pero sin trascendencia. Discurso de consenso plagado de contradicciones implícitas y hasta explícitas. ¿Qué hacer? Cabe prepararse para el debate si se quiere demostrar que se sabe y se puede hacer algo más que protestar; cabe aprovechar la oportunidad para lograr o consolidar determinado grado de hegemonía ideológica ante los padres de familia y la opinión pública. Es también la oportunidad para mostrar propuestas pedagógicas alternativas o propiciar maneras para su generación.

Ciertamente el debate es sólo una fase de la lucha integral para la abrogación de la reforma educativa, pero viéndolo con cuidado es tan importante como bloquear un acceso o liberar una caseta de peaje. En esta fase el adversario piensa vencernos porque tiene la ventaja del poder y la estructura administrativa a su servicio. Sin embargo, los docentes tenemos la razón verdaderamente humanitaria para rechazar el sojuzgamiento y construir un mundo mejor.

MASEUAL Noticias, es un sitio de información periodística en internet, con más de 17 años de experiencia

1 Comment

  1. Mar Workman Reply

    Maestra de los sesentas. Me podrías explicar qué camino habrías usado con los sindicatos
    para terminar con él status quo
    .con la compra y venta de plazas(existente desde mi época) herencia de las mismas a personas q son todo menos maestros. Los dobles pagos a personas q nunca tocan un salón de clases? A mí me pareció un buen camino el de la SEP si tú tenías uno mejor por q no lo promoviste. Sin terminar con todos esos vicios No podrías jamás proponer un cambio.
    Ahora bien, participa trata de mejorar lo propuesto. No entiendo por q crees q una buena educación no mejoraría la situación de nuestro País. Te sugiero leas las opiniones, en el internet, de todos aquellos defendiendo lo indefendible, si hubiésemos tenido un mejor sistema los últimos 50 años. Al menos ellos podrían expresarse correctamente, sin necesidad de usar lenguaje ofensivo. Sin saber siquiera cómo expresar sus opiniones. Por favor si lo q te interesa realmente son los niños(su futuro) los maestros, mejor preparación, mejores lugares de trabajo, un salario justo, y conllevado a ello (yo creo) un mejor País. Por favor PARTICIPA. Att Mari

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Log In or Create an account