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Estado Opinión

¿Y ahora qué van a hacer los Dreamers?

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Por CHRISTINE BROWNING
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Los Ángeles, California, Estados Unidos de América, 8 de febrero de 2017.-  Tres mil inmigrantes y sus muchos partidarios se reunieron y marcharon en Los Ángeles el 18 de diciembre para desafiar las amenazas de Trump de deportaciones masivas. Estudiantes, familias, latinos, judíos y musulmanes, gente LGBTQ, sindicatos, feministas, grupos de iglesias y trabajadores de múltiples etnias, fueron altamente energizados por el tamaño de la multitud y la confianza de la audaz solidaridad.

Ese día, un joven hondureño “Dreamer”, José Alvarenga, entregó folletos en apoyo a los estudiantes inmigrantes. Él está estudiando historia en Pasadena City College, con la esperanza de asistir a la UCLA y obtener su título. José dijo que está “luchando contra los programas racistas de Trump”, y enfatizó la necesidad urgente de construir fuerzas ahora mismo para proteger a los estudiantes indocumentados, los trabajadores y sus familias. “Necesitamos paros estudiantiles y manifestaciones masivas”, enfatizó.

Dilema de los soñadores. DREAMER es un acrónimo de Desarrollo, Alivio y Educación para Menores Extranjeros (Dream Act), una propuesta del Congreso presentada por primera vez en 2007. La ley pasó por numerosas transmutaciones en el Congreso antes de fracasar en 2011. En agosto de 2012, el Presidente Obama pasó por alto a los políticos de Washington y firmó una orden ejecutiva conocida como “Acción Diferida por Llegadas en la Niñez”, llamada DACA. El título “Dreamers” o “Soñadores” fue asignado a los 750,000 estudiantes que se inscribieron en este programa.

La orden de Obama contiene muchos de los defectos del Dream Act. Los solicitantes tienen que estar en los EE.UU. y ser menores de 31 años antes del 15 de junio de 2012, haber venido a este país antes de cumplir 16 años, y vivir aquí desde 2007. Necesitan una graduación de la escuela secundaria o certificado GED y estar haciendo cursos de educación superior actualmente o haber sido dados de alta honorablemente del ejército estadounidense. No pueden tener antecedentes de delitos graves o de delitos menores significativos y no deben representar una amenaza para la “seguridad nacional”. Todo esto todavía no confiere ningún estatus legal ni un camino a la ciudadanía y les otorga información vital personal y familiar al gobierno federal y a los estatales.

La orden ejecutiva de Obama fue presentada como una expresión de su preocupación por la juventud inmigrante. Pero en realidad, le dio fuerza a su campaña de 2012 para obtener los votos latinos y su trabajo para satisfacer la necesidad crítica del Pentágono de conseguir reclutas. Además, Obama también fue fuertemente presionado por varios Soñadores que caminaron de San Francisco a Washington, DC exigiendo una ayuda para los estudiantes indocumentados. Durante su larga caminata, consiguieron el apoyo comunitario y llevaron a cabo un plantón en la oficina electoral de Obama en Denver, mientras que los Soñadores en otras ciudades tomaron acciones similares.

Pocos años después, meses antes del final de su presidencia, se dio la noticia de que Obama había deportado a más de tres millones de inmigrantes indocumentados, más que cualquier otro presidente de Estados Unidos. Estos incluyeron a los menores no acompañados que cruzaron la frontera en masa en 2014.

A medida que Trump asume el control, los estudiantes Soñadores pueden perder su elegibilidad laboral y se les podría ordenar que comparezcan ante un tribunal federal de inmigración para enfrentar procedimientos de deportación. La dura incertidumbre de lo que el futuro les depara a todos los indocumentados, junto con la retórica racista y xenófoba de Trump, está llevando a estudiantes y activistas de todo el país a unirse y a luchar.

¿Por qué venir a los Estados Unidos? ¿Por qué 11 millones de inmigrantes han abandonado sus países de origen en primera instancia? Los expertos en los medios ignoran el hecho de que las políticas económicas y las maniobras políticas del gobierno de los Estados Unidos en México y Centroamérica, especialmente a lo largo del siglo XX, han dado como resultado el robo directo de tierras campesinas e indígenas. Corporaciones estadounidenses gigantes, como United Fruit, utilizaron y abusaron de la tierra para crear cultivos masivos para exportar y obtener ganancias, arruinando la agricultura local. Estados Unidos ha instalado oligarquías dictatoriales y ha obtenido enormes ganancias de las ventas de armas para las crueles guerras de sus tiranos contra la población civil. ¡Entre 70 y 80 mil campesinos y obreros fueron asesinados en El Salvador, más de 30,000 durante la Guerra de los Contras en Nicaragua y entre 140,000 y 200,000 durante la Guerra Civil guatemalteca!

Hasta el día de hoy, la corrupción y la violencia extrema asedian a estos países a través del tráfico de drogas y las guerras creadas por los Estados Unidos. El crecimiento de las maquiladoras no reguladas en la frontera México-Estados Unidos intensifica aún más la explotación y la violencia contra los trabajadores. Estas fábricas de propiedad extranjera importan suministros y equipos y usan mano de obra casi esclava para crear productos que luego se exportan — sin ningún beneficio para los mexicanos.

La aprobación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) bajo el gobierno de Clinton creó un colapso económico en México, ya que millones de agricultores ya no podían sostener a sus familias debido al maíz importado de los Estados Unidos. ¿No es lógico que tantas personas hayan arriesgado y perdido sus vidas para cruzar su frontera del norte con la esperanza de conseguir trabajo?

Movilizándose para desafiar a Trump. Asediados por el pánico y la ira por las deportaciones prometidas por Trump, los Soñadores se organizan enérgicamente con sus partidarios para combatir el asalto de Trump. Numerosos estados y cientos de ciudades en todo el país, junto con iglesias y sindicatos, están prometiendo una nueva protección de “santuario” para los indocumentados. Las universidades se están reuniendo con los estudiantes y les están proporcionando asesoramiento, recursos y protección efectiva. Grupos comunitarios y activistas de izquierda se están uniendo en torno a demandas comunes en lugar de segregarse en torno a temas individuales.

La resistencia necesita planear ahora mismo la forma de desafiar a Trump si retira el financiamiento federal a aquéllos que se oponen a sus políticas. ¿Cómo interponerse entre los estudiantes y La Migra si los agentes invaden recintos universitarios, vecindarios y sitios de trabajo? ¿Cómo rechazar las demandas que hace la Reserva Federal para obtener información sobre inmigrantes? Los activistas de la Universidad Estatal de California en Los Ángeles están organizando una red de respuesta rápida para rodear a los agentes del gobierno si llegan al campus.

La historia demuestra que el cambio fundamental viene de abajo hacia arriba cuando la gente se une en masa, y cuando está decidida a luchar por lo que es correcto. Hoy debemos unirnos militantemente, como lo hicieron los protectores del agua en Standing Rock, para detener los ataques de extrema derecha de Trump y a todo el sistema de lucro de siempre.

Nuestros esfuerzos en defensa de los inmigrantes indocumentados y de los estudiantes Soñadores son nada menos que una lucha unida para abrir fronteras y para conseguir la legalización inmediata e incondicional con derechos civiles y laborales integrales para todos!

Christine Browning ha sido activista durante mucho tiempo por los derechos de inmigrantes y el aborto, y es una ambientalista apasionada de Los Ángeles. Ella está estudiando ecología en el Los Ángeles City College.

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