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Columna

MÉXICO DEL NORTE

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Por JORGE MÚJICA MURIAS / MASEUAL

*  Como en Botica

Chicago, Illinois, Estados Unidos de América, 31 de agosto de 2017.-  De todo, en una sola semana. El Trompas perdonando al Arpayaso, la cuarta ciudad más grande de Estados Unidos bajo dos metros de agua, aparentemente se viene el fin de DACA, la Corte para la ley racista de Texas…

Será que todo urge antes de que se acaben las vacaciones de verano.

Pero veamos solo una parte. En pleno uso de sus poderes constitucionales, el Trompas Donald Trump le perdonó al ex-cherife Joe Arpaio sus violaciones a la constitución. Como quien dice, violar la constitución se arregla legalmente usando la constitución.

El delito de Arpaio no fue haber discriminado ni haber usado perfilamiento racial, sino por desacato, por no haber obedecido la orden de la corte de dejar de hacerlo. Y ahora la bronca ya no es del Arpayaso sino del Trompas, porque la corte no se deja, y la juez en el caso ya ordenó al gobierno federal que le den una explicación exacta de las razones para perdonarlo. Una cosa es que el residente de la Casa Blanca pueda perdonar, y otra que no le vayan a pedir explicaciones.

Porque a final de cuentas, el perdón del Trompas al Arpayaso abre una caja de Pandora. Es un mensaje a todos sus cuates y partidarios de que pueden violar la ley a diestra y siniestra y él los va a perdonar, y eso es un precedente legal muy peligroso. Es, en corto, un mensaje de que cualquier conocido o amigote del presidente tiene impunidad total.

Y además, la juez Bolton, con perdón presidencial y todo, va a tener todavía otra sesión legal, para ver si le quita o nó la culpabilidad (y el expediente criminal), al Arpayaso. No lo puede sentenciar a nada, pero los abogados del ex-cherife quieren que se borren las acusaciones, y al parecer la juez no está dispuesta a hacerlo. A final de cuentas, el Arpayaso puede quedar como criminal perdonado, pero criminal al fin.

Y aún mejor, el grupo Protección a la Democracia, argumenta que el derecho constitucional presidencial de perdonar criminales no puede usarse en el caso de oficiales del gobierno que violan la constitución, que es el caso del Trompas y el Arpayaso. Esto sería prácticamente, dice el argumento, un ataque a las Cortes de la nación. La telenovela continuará la próxima semana.

Nada Personal…

El otro punto importante en este circo, es que el perdón al Arpayaso no es nada personal. Es institucional.

Las violaciones a la Constitución, cometidas por los individuos cuentan, pero son peores las violaciones a la ley de parte de las instituciones. Y a la larga, afectan más las discriminaciones institucionales que las individuales.

El caso lo ilustra la decisión de otra Corte, también ahí en Arizona, dos días antes del perdón al ex-cherife, de que el estado de Arizona violó los derechos constitucionales de los estudiante México-Americanos.

A la misma hora en que el Trompas le insinuaba a sus seguidores en un mitin que iba a perdonar al ex-alguacil, el juez A. Wallace Tashima declaró que eliminar hace algunos años el programa de estudios México-Americanos estuvo “motivado por un ánimo racista”, además de que estaban llevando a cabo “una acción de discriminación con fines políticos”. En buen mexicano, ¡tómala!

Según el juez Wallace Tashima, el estado violó la Primera Enmienda constitucional al tratar de impedir que los estudiantes latinos “recibieran ideas e información”, y se violó la Catorceava Enmienda porque la decisión afectaba especialmente a los latinos. Las violaciones fueron cometidas por el Distrito Escolar Unificado de Tucson, el cual tiene 20 días para presentar una solución. La única forma de resolverlo será volver a abrir el programa de Estudios México-Americanos, que de hecho fue creado en 1974 por otra decisión de la corte que procuraba “remediar los efectos de actos o políticas discriminatorias del pasado” contra la comunidad México-Americana de Arizona. El programa enseña arte, historia y literatura, resaltando las contribuciones de la comunidad latina a la sociedad del estado en general.

La eliminación del programa fue obra de Tom Horne, Superintendente de Educación del Estado de Arizona, quien acusó a los maestros del programa de “enseñar odio por los blancos”, y de ser “anti-estadounidense”. Logró que el congreso del estado lo prohibiera en 2010 para que no “promoviera el resentimiento hacia una raza o una clase de personas”, refiriéndose obviamente a los blancos. En corto, no podemos odiarlos por todo lo que nos han hecho y no podemos enseñar que nos han hecho, para que nuestros hijos no los odien.

Eso es racismo institucional, y no tiene perdón. El Arpayaso no irá a la cárcel, pero los jóvenes en Arizona serán libres de aprender sobre sus acciones… mexicodelnorte@yahoo.com.mx

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