TIEMPOS MODERNOS
Por JAIME LUÍS BRITO / MASEUAL
* Administrar la violencia
Cuernavaca, Morelos, México, 15 de enero de 2017.- Luego de una pausa autoimpuesta, regresan los Tiempos Modernos, que ahora bien podría cambiar de nombre y tomar la traducción de aquella cinta de 1994 protagonizada por John Travolta, originalmente llamada Pulp Fiction y que en Latinoamerica se llamó “tiempos violentos”. Les agradezco a quienes abren el espacio para su difusión. Por lo pronto le deseo el mejor de los años, aunque es más que una mera cortesía, porque los datos a la vista, nos dicen que este año será peor que el anterior.
La violencia sigue siendo un mecanismo de control social que hoy más que nunca se administra para movilizar o desmovilizar a la gente. No sólo es la violencia del crimen organizada desatada por el propio gobierno federal en 2006, es la ancestral que democratiza la pobreza y que sirve como caldo de cultivo para el crimen. Pero además, está la violencia de Estado (que incluye la estructural, pero quiero hacer una diferencia aquí), entendida como la creación de una gestión policial o militarizada, que pretende reprimir todo tipo de inconformidad con el estado de cosas actual.
Lo que el Estado quiere, y con ello me refiero al gobierno federal, pero también a los gobiernos de las entidades, quienes no pueden o no quieren controlar la violencia, quieren administrarla, lo harán de cara a las elecciones o lo harán para tapar los problemas de corrupción que tienen. El caso de Enrique Peña Nieto es claro, la violencia se incrementa mientras le estalla el asunto de la corrupción en el que está involucrado su candidato, no sólo el de la Estafa Maestra, sino el que involucra al ex gobernador de Chihuahua César Duarte, quien a pesar de las pruebas, vive tranquilo en los Estados Unidos.
Administrar la violencia también significa utilizar estrategias de todo tipo para tapar los escándalos que pueden restar votos. Siguiendo en el caso Chihuahua, el gobierno federal utiliza la estrategia de retener recursos al gobierno estatal, lo desacredita con la prensa y luego vendrán las demandas e intentos de destitución de Javier Corral (¿le suena?)
Así la administración de la violencia por parte del Estado.
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