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Estado Opinión

HISTORIA DE CHAPULINES Y PRINCIPIOS DEMOCRÁTICOS

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Por JOSÉ LUIS FIGUEROA GONZÁLEZ / MASEUAL

La alfabetización imprescindible para superar el enfado, el miedo y el escapismo

Jojutla, Morelos, México, 6 de abril de 2018.-  Recientemente y con la cara iluminada por la alegría, con la sonrisa de oreja a oreja, un presidente municipal con licencia estuvo que no cabía de contento porque entregaba la administración -por un periodo de tres meses- a su suplente Lo contrastante era la cara de seriedad y aburrimiento de los miembros del cabildo, así como la actitud reservada del suplente que parecía no entender bien a bien en qué se estaba metiendo. Se trató de la fiesta de un solo hombre que se mostraba muy aliviado tanto por haber descargado el enorme peso de lo que ahora es un municipio siniestrado como por su flamante candidatura a diputado por la coalición MORENA-PES. El secretario leyó la solicitud de licencia mientras los regidores adustos y burocráticos levantaron rápido la mano para terminar el asunto. El suplente rindió una protesta desanimada y de inmediato el presidente con licencia saltó sonriente a abrazarlo en una supuesta muestra de felicitación. Luego tímidamente una regidora le dio la mano al interino y los demás la fueron siguiendo por inercia. La sonrisa no se borró mientras los otros se retiraban con cara de envidiar al candidato.

El susodicho va marcando su ruta partidista desde su filiación original con el priísmo, luego su adhesión al PSD para contender por la presidencia municipal en un acto de indisciplina al PRI y sus tradicionales reglas para asignar candidaturas. Ahora, siguiendo los pasos de su gurú Cuauhtémoc Blanco, se cobija en la extraña alianza MORENA-PES para contender por la diputación local. No hay que ser adivino para determinar el peso de la filiación religiosa del referido para entender que la tómbola del reparto de candidaturas vino de la pesca del PES en su todavía incomprensible alianza con MORENA. Lo cierto es que llegó el tiempo de cambiar de camiseta y estrenar las letras de la onda guinda. Lo mismo hacen muchos y no pasa de que algunas voces critiquen tímidamente y ya. Los principios del servicio público quedan al margen, la ideología política se da por superada e irrelevante, los valores implícitos y explícitos no importan porque se impone el criterio de lo pragmático, de lo que es útil para lograr objetivos propios como verdad absoluta de que el fin justifica los medios. Una muestra de lo que se afirma la encontramos en el mismo personaje de referencia cuando en mayo de 2015 fue entrevistado en su calidad de candidato a la presidencia municipal. En esa ocasión dijo el entrevistado que su participación por el PSD era debido a que no hubo imposición de ese partido y que su proyecto era de la gente de su municipio. Afirmó también que se reduciría “de forma significativa” el sueldo como presidente municipal, aunque nunca quedó claro que haya sucedido así. Sin embargo, lo más significativo fue que en un ejercicio donde el entrevistador proponía algunas palabras y el entrevistado contestaba a bote pronto, tuvo respuestas como las siguientes: PRI-PASADO, DERECHA-OPCIÓN, IZQUIERDA-MENTIRA. La pregunta es cómo se puede incrustar en un posible gobierno y representación de “la esperanza de México” a un negador de su origen político, a un derechista solapado y alguien que identifica a la izquierda con la mentira. De lo que llama mentira se abraza un chapulín más y lo hace con toda la sonrisa y toda la desvergüenza.

Los chapulines están a la orden y los vemos cambiar de camiseta con la mano en la cintura, la sonrisa por delante y los fines personales muy claros. Se trata de un descaro y un cinismo insuperables. Son muchos y brincan por todos lados dando sus mejores poses; engañan al incauto, confunden al de buena voluntad y hacen histrionismo para volver a ganar. Tenemos muestras por montones, pero para botón vaya el otro caso de un incondicional de Graco Ramírez desde el Congreso Local presto a maniobrar para aprobar todo lo que se ofreció a su majestad; el mismo que declara haber participado en el PRD porque seguía a López Obrador y ahora le sigue siendo fiel en MORENA. Genio y figura de chapulines, conózcalos y no los compre. Pese a toda advertencia, la clientela ya anda conmovida por los actos de circo que están en marcha.

El mercado político se abre a su temporada alta. El cinismo, la incompetencia y la incongruencia junto con lo escandaloso son partes del juego. Los principios, la ética elemental no son productos de primera necesidad y se pueden canjear fácilmente por acciones concretas como dádivas de migajón, espectáculos de masas, discursos vanos y vacíos; casi todo se ha relativizado. Peligrosamente nos estamos acostumbrando a que los principios democráticos y humanos estén pasados de moda; se vale no ser congruente, se vale comprar conciencias, se vale aprovecharse de la necesidad y de la ignorancia de la gente, se vale vender imágenes de candidatos como si fueran mercancías. La línea divisoria entre partidos tiende a borrarse dado que sus proyectos e ideario pasan a último término porque se pone por delante la figura de personajes que jalan votos por cualquier razón, excepto por el examen de sus principios y de sus hechos. En algún lugar deben estar las razones de que se hayan pervertido de tal forma los procedimientos para elegir gobernantes.

El sistema político no se puede desligar del sistema económico y entonces es importante voltear a ver los principios de la “democracia” que se nos promueve con el neoliberalismo. Desde hace unos 40 años lo económico es lo predominante en todas las actividades sociales bajo el esquema de lo que se denomina “mercado libre” y por eso lo práctico-utilitario ha permeado a todas las instancias de la vida social. La función del Estado ha sido devaluada a tal grado que pretender la defensa del interés público parece poco menos que una broma en tiempos del predominio del interés individual. Los procesos electorales se mueven bajo la lógica del mercado o de la bolsa de valores. Lo de hoy es dejarse llevar por la consigna de que el Estado es un estorbo o inclusive un enemigo del ciudadano; lo actual es andar anonadado, con miedo y en la búsqueda eterna del escapismo. (MARTÍNEZ Ahren, Jan. “Noam Chomsky: La gente ya no cree en los hechos”, Entrevista a Noam Chomsky, Periódico El País, 9 de marzo de 2018). En ese sentido, nadie se asombre de que las ideologías sean ajustables, que la política sea una especialidad de ciertos doctos que nadie puede sustituir pese a sus probados malos manejos. Todo envuelto en el celofán color de rosa de la participación ciudadana mediante el voto y el imaginario cumplimiento de los derechos y las libertades. En realidad el único principio de la democracia neoliberal es la falta de principios.

Para Noam Chomsky las consecuencias de cuatro décadas de neoliberalismo en el mundo es que nos ha hecho caer en la trampa de que el libre mercado todo lo resuelve cuando sólo es libre para las corporaciones a quienes los gobiernos apoyan y protegen de la bancarrota,

mientras a la mayoría nos ata al engaño y a la dependencia. La desideologización y el encuadre en un pretendido pensamiento único nos ha metido en un callejón sin salida que ya nos hartó pero al mismo tiempo nos intimida porque nos cierra las alternativas; el resultado es la adicción a la nueva droga del escapismo mediante múltiples maneras de entretenimiento o consumismo que por breves momentos nos hace creer que somos felices. Así nos hemos venido convirtiendo en seres “apolíticos”, paralizados y estupefactos, indispuestos a la resistencia. Los movimientos populares son marginados, aislados y blancos de la denostación, la censura y la represión. Pese a todo, los movimientos populares son la verdadera y única esperanza para el cambio social.

En este contexto resulta patética la sonrisa desbordada del candidato; su felicidad pasajera es a la vez la soledad de un personaje gris y enredado en sus afanes por figurar siguiendo las reglas de la acción sin los principios necesarios para construir un cambio verdadero. Sin propuestas concretas, porque tampoco cuentan con un diagnóstico de la realidad que pretenden intervenir, los candidatos se prestan al juego de posar en video para contarnos que desde niños eran muy simpáticos porque iban al kínder vestidos de marineritos, que suspiran cuando recuerdan a sus maestras de la primaria y aman a su pueblo como nadie. Así son los candidatos en la democracia neoliberal, fatuos y vacuos para tratar de un entusiasmar a un electorado que esperaría más propuestas respaldas con hechos y menos o nada de divagaciones. Lo grotesco sustituyendo a lo esencial. Por supuesto, esto sólo les provoca más sonrisas y su piel se vuelve bastante lisa para que las observaciones incómodas no les penetren. Creen conocer a fondo a su clientela política, pero afortunadamente de vez en cuando se equivocan. Tristemente, es verdad que se siente inútil la búsqueda de una aguja en este pajar dado que parece consenso social vivir como vivimos.

Lo que podríamos llamar analfabetismo político es la condición favorable para que persista el chapulinismo o la vaguedad de principios. Si pudiéramos hacer un tour imaginario por distintas comunidades de nuestra región e incluso por distintas regiones del país o del mundo, pudiera ser que todavía algo nos asombrara acerca de cómo pensar y qué hacer para cambiar lo indeseable. Nos ilustraríamos acerca de lo variado, de lo alternativo, de lo complejo, de lo que parece imposible de resolver y de lo que no lo es tanto aunque lo parezca. Regresaríamos del tour con un espejito mágico donde nos podríamos ver y hablar con los cercanos y con nosotros mismos. Tal vez podríamos juntar las letras de lo observado para deletrear las primeras palabras de la participación auténtica de los ciudadanos en sus propios problemas; tal vez podríamos empezar a reconstruir los principios de la organización social a favor del bienestar de todos.

Muchas veces se hace una equivocada interpretación de la realidad y se asumen premisas sin sustento, pero con algo de buena disposición todo es corregible. Así ocurrió en una comunidad donde los maestros no sabían cómo entenderse con niños bulliciosos que se pasaban percutiendo en los pupitres y sin concentrarse en las clases. Los maestros eran ajenos a la comunidad y no entendían por qué los alumnos se comportaban así; de modo que cuando los padres se percataron de las dificultades de los maestros no les echaron la culpa sino que los llevaron a un tour por la comunidad. Recorriendo calles y callejones en una colina donde se

tiene que caminar por espacios estrechos, los maestros se dieron cuenta que los habitantes son de origen africano y tienen la tendencia natural de convertir en tambor todo lo que tocan. De ahí, la música a ritmo de percusiones entró a la escuela por la puerta grande y se quedó como parte del currículum de manera que los niños, jóvenes y demás habitantes hoy en día declaran: “somos trabajadores, orgullosos, pretenciosos y bailamos sabroso”; tanto que una parte de sus ingresos se deriva de la curiosidad de turistas que viajan en tour nomás para ver qué hacen esos locos (Ver: “Los ‘locos’ de San Agustín. Viaje musical a las entrañas del barrio musical de Caracas”. Reportaje Rusia Today (RT), 4 de abril de 2018).

Lo anterior es el resultado de una ciudadanía dispuesta a participar en la recuperación de su identidad, su alegría y el derecho a ser felices por sí mismos bajo los principios de la organización social que están construyendo y reconstruyendo. Viven enlazados por un teleférico que mueve casetas volantes sobre caseríos populares y zonas exclusivas, eso sí cada una con el membrete de un principio tal como: libertad, voluntariado, deber social, ética, participación, amor, humanismo, corresponsabilidad, bienestar social, entre tantos más. Recuperando su identidad, alfabetizando a los maestros, un barrio caraqueño da pistas de por dónde se podría caminar para resistir y vencer a la manipulación, al dominio, a la resignación. Para romper el cerco neoliberal que nos vende la falsedad de una democracia limitada a la representación manipuladora, la misma a la que nos pretenden acostumbrar los chapulines dándoselas de muy modernos y prácticos, esa democracia que nada más nos toma en cuenta para ir a marcar una boleta y depositarla en una urna, esa que para superarla tenemos primero que superar nuestra mansedumbre y nuestro carácter de seguidores de los iluminados.

Para sobrevivir al escapismo nada como educar y reeducarse mediante proyectos de educación alternativa en las escuelas y en la sociedad. Al arte y la cultura no se le hace mucho caso y a los candidatos ni por descuido se les ocurre incluir en los proyectos de gobierno. Esto se explica porque el conocimiento y el desarrollo de la sensibilidad es liberador, nada más inconveniente para mantener el mercado cautivo de votos. Para empujar hacia un movimiento educativo sustentado en las identidades y necesidades locales, la unidad de la escuela y la comunidad resulta imprescindible. Reconstruir esa relación, alfabetizarse como sujetos de cambio social, nos dará el carácter y las capacidades para referirse a los chapulines únicamente como insectos nutritivos cuando se le prepara asados con sal y limón; desnuditos, sin tacuche y sin corbata los veremos saltar en el comal y de ahí a la boca; mientras discutimos por dónde caminamos para cambiar lo feo de este mundo, al menos del mundo cotidiano y accesible. Los principios volverán a regir porque serán la obra de todos y todos seremos vigilantes de su aplicación. Quedará decretado que nunca más volveremos a intentar vivir sin los principios de la comunidad y sin respeto a la diversidad; al que lo hiciere que le toque lo que corresponda.

 

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