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Estado Opinión

¡Alto a la represión y militarización en México!

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*  Declaración del Comité por el Reagrupamiento Internacional Revolucionario

En cuanto empezó el 2018, las fuerzas de seguridad del Estado Mexicano lanzaron una ofensiva general contra los movimientos sociales. Poco antes, a finales de 2017, fue aprobada la Ley de Seguridad Interior (LSI), la cual da mayor poder a las fuerzas armadas. Esta ley, por ejemplo, ahora les permitirá ocupar militarmente “zonas de conflicto”, desplazando a las autoridades locales, cuando se identifiquen “amenazas a la seguridad interior”. Con estos poderes, el Estado puede lanzarse no sólo a cárteles de la droga, sino también contra los movimientos sociales.

Cuando el Estado mexicano lanzó la “guerra contra el narcotráfico” en 2006, sacó de los cuarteles a las fuerzas armadas. Esta situación ahora ha sido legalizada con la LSI. Si antes el Ejército era el último recurso contra la inestabilidad política, ahora está en la primera línea dirigente del Estado. La guerra contra el narco ha sido un fracaso total. Sin embargo, ha servido para convertir a las fuerzas armadas en un actor cada vez más poderoso e independiente dentro del aparato estatal.

Pueblos indígenas y comunidades en diversas partes de México, pero sobre todo en el sur, se organizaron para resistir los abusos tanto de los cárteles como del Ejército. De ahí surgieron las Policías Comunitarias en el estado de Guerrero.

Otro dolor de cabeza del gobierno ha sido el movimiento de maestros disidentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) contra las reformas neoliberales en el sistema educativo. Ambos movimientos reflejan un hartazgo que amenaza con convertirse en una amplia rebelión indígena y popular en el sur del país. Y el Estado lo sabe.

En cuanto se aprobó la LSI, las fuerzas armadas prepararon una ofensiva, pero no contra los cárteles, sino contra los movimientos. En Guerrero, a principios de enero asesinaron a tres y apresaron a más de veinte miembros de la Policía Comunitaria de Cacahuatepec. Además, Marco Antonio Suástegui, líder en esa zona indígena de una lucha contra del despojo de sus tierras, fue enviado a prisión bajo la acusación fabricada de homicidio. Suástegui es el dirigente de un movimiento contra la construcción de una presa hidroeléctrica diseñada en beneficio de la industria turística en Acapulco. Este movimiento, agrupado en el Concejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la Presa la Parota (CECOP), ha sido un caso emblemático de la resistencia de pequeñas comunidades contra el gran capital.

En Oaxaca y Chiapas, por otra parte, ha comenzado un acoso a los activistas más combativos del magisterio disidente, entre ellos a Mario Martínez, dirigente magisterial en Oaxaca y del Partido Obrero Socialista. A Mario, en octubre de 2017, los policías estatales lo capturaron al final de una protesta pacífica y lo golpearon en público. Y en este enero, los policías fueron a su escuela para capturarlo y llevarlo a la cárcel. En ambos casos, sus compañeras y compañeros maestros lo defendieron y gracias a su apoyo sigue libre. Mario pertenece a una nueva generación de asalariados indígenas, dispuestos a continuar la lucha contra las políticas neoliberales.

El Comité por el Reagrupamiento Internacional Revolucionario (CRIR) desea manifestar su repudio a la LSI y expresar su solidaridad con los movimientos que ya están sufriendo las consecuencias de esta ley represiva. Al mismo tiempo, deseamos denunciar el papel que el gobierno de Estados Unidos ha tenido en la militarización de México, a partir de la fallida agenda anti-drogas promovida desde Washington. El CRIR se opone a cualquier forma de represión estatal a lo largo y ancho de nuestro continente.

El CRIR también exige que se investigue y castigue a los asesinos de integrantes de las CRAC- Policía Comunitaria, que se libere a Marco Antonio Suástegui, y que cese el acoso a los activistas del magisterio disidente. El CRIR reconoce en Mario Martínez a uno de sus militantes más destacados y lo defenderá con todas sus modestas pero combativas fuerzas.

El Comité por el Reagrupamiento Internacional Revolucionario (CRIR) es un esfuerzo para unir organizaciones trotskistas de diferentes países con el fin de trabajar juntos hacia la fundación de una nueva internacional socialista. Contacto: cririnter@gmail.com.

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