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Columna

TIEMPOS MODERNOS

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Por JAIME LUÍS BRITO / MASEUAL

*  Frivolidad y falta de ética

Cuernavaca, Morelos, México.-  Frente a la frivolidad y a la tontería inconmensurable de los gobernantes de Morelos y México, la realidad. En redes sociales se observan las notas que hablan de la vestimenta de la Gaviota primera dama, frívola hasta el tuétano, que calza zapatos hechos de cuero de víbora con un costo comercial de 18 mil pesos y una bolsa similar.

También en redes sociales se exhibe el gobernador Graco Ramírez y su esposa Elena Cepeda, en medio de una rueda de personas entre las que supuestamente estaría el presidente de Francia, Francois Hollande. Frivolidad, el estilo de gobernar.

Mientras tanto, aquí en la realidad, en el Morelos y el México de a pie, la crueldad se impone. Se cumplen nueve meses de los hechos de Iguala en los que desaparecieron 43 jóvenes estudiantes normalistas estudiantes de Ayotzinapa. Se cumple un año del asesinato-ejecución de 22 personas, algunos de ellos menores de edad, a manos de elementos del Ejército mexicano en el municipio de Tlatlaya, estado de México.

Y asesinan en un fraccionamiento de lujo al norte de Cuernavaca, a un médico cirujano. Asesinado a balazos, amordazado, atado de pies y manos. La realidad les estalla en la cara. Por más que sus agoreros se acaben la garganta y la tinta gritando que en Morelos no pasa nada, la realidad establece que seguimos viviendo en estado de indefensión y la única respuesta de las autoridades es la frivolidad, el vacío.

En tanto, los encargados de la seguridad y la justicia, se jalonean como niños peleando por las canicas. El conflicto personal entre Jesús Alberto Capella Ibarra, comisionado estatal de seguridad (¡Salud!) y el fiscal general del estado Rodrigo Dorantes Salgado, es evidente, y coloca en su justa dimensión la llamada estrategia contra el crimen de Graco Ramírez: es un fracaso.

Es interesante, estos dos funcionarios son abogados y deberían tener claro el significado de la función pública. Sin embargo, la mayoría de los funcionarios de la administración del tabasqueño, carecen de total sentido de la función pública, están ahí para el negocio, para el beneficio personal, o para la defensa del grupo, de la facción. Ni los asesores del gobernador ni los funcionarios tienen clara la función del Estado. Consideran que son dueños de Morelos y tienen un concepto sesgado de la política, consideran que es patrimonialista. Por eso es que detrás de cada política pública hay un negocio, y en la mayoría de los casos, entre los beneficiarios están los hijos o familiares del gobernador, como en el caso de la basura.

Frivolidad y falta de ética, son las características identitarias básicas de la administración del tabasqueño y cómo no, si el mensaje que se da desde las alturas es: el objetivo de la familia es hacer negocio, la política se la dejamos al patriarca.

Twitter: @Patrio74

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