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Opinión

REFORMA EDUCATIVA VERSUS TALENTO DISRUPTIVO

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Por JOSÉ LUIS FIGUEROA GONZÁLEZ / MASEUAL

Cuernavaca, Morelos, México.-  Pink es el protagonista de una historia de traumas terribles provocados por la sociedad y principalmente por la escuela a un niño que resiente el apabullante método de educación con el que se ha tratado. La disciplina férrea a través de castigos diversos y el adocenamiento que sufre Pink en la escuela lo lleva a enfrentarse a la realidad de someterse o aceptar que se debe disponer a derribar el muro que se ha construido a su alrededor. Así planteaba el grupo de rock Pink Floyd en 1979 los propios traumas de Roger Waters, un miembro de la banda, eternizándolos en The Wall un álbum y película de éxito comercial en el siglo pasado. Crítica y a la vez planteamiento de la necesidad de derribar el muro que se constituye alrededor que las víctimas del sometimiento social provocado por las instituciones que se supone velan por la integridad y la felicidad de sus integrantes. Así se marcaba la crítica a la escuela que servía para adocenar o volver mediocres a sus “beneficiarios”. Por supuesto la polémica entre educación tradicional y educación progresista ya venía de tiempo atrás con aportaciones de pedagogos y filósofos como Rousseau, Makarenko o Gramsci, pero aparentemente poco o ningún caso se les hacía ya que la relación entre educación y sistema de producción es indisoluble.

El espacio escolar es, además de la necesaria plataforma de socialización de los niños y jóvenes para que se integren al rumbo y ritmo de su sociedad, territorio de confrontaciones y polémicas a las que en lugar de rehuirles se debería asumir con conocimiento de causa y con una definición clara de qué lado de la cancha se juega. Por eso el afán de llegar al consenso absoluto acerca de qué es lo mejor que se debe hacer en la escuela, es una ilusión vana porque cada institución educativa siempre se verá influida por las fuerzas que tensan las cuerdas del proyecto social en su conjunto. De ahí que resulte ilusorio el propósito del gobierno federal en turno en compañía de los gobiernos estatales que le hacen segunda en SÍ señor, de aplicar su reforma educativa sin el consentimiento y participación real de los profesores. La historia de las imposiciones es muy larga y en ningún caso se ha conocido de un proyecto que haya permanecido indefinidamente, ni siquiera en el caso de las conquistas mediante el uso de las armas.

Un recurso para inducir el consenso social de la reforma educativa peñista es la reiteración del concepto “calidad de la educación”. Se supone que nadie se resiste a contar con una educación “de calidad”, incluso sin dejar claro lo que significa, lo que implica, ni sus posibles derivaciones. Al ciudadano común pareciera bastarle saber que su hijo recibe una “educación de calidad” que a grosso modo consista en más horas de clase, en habilidades para el trabajo y en un futuro lugar en el sistema de producción. Si lo anterior representa la estandarización del sistema educativo no genera una importante preocupación porque lo objetivo se sobrepone a lo subjetivo. Es decir, “educar” obligando a los sujetos a lo homogéneo, a que hagan lo mismo que todos los demás pareciera la masificación de la calidad; sin embargo y por fortuna nunca ha sucedido que se iguale lo que en esencia es distinto y rico por su diversidad. Así que los procedimientos aplicados a profesores y alumnos a partir de la reforma educativa actual para regular y estandarizar las acciones al unísono de los diseñadores desde el escritorio, poco beneficio podrán aportar o mucho daño provocarán al desquiciar los modos de ejercicio propio de cada grupo de actores en su propio contexto. La “calidad de la educación” como un concepto-guía de la reforma educativa representa la estandarización de los profesores y alumnos bajo un esquema que no respeta las especificidades de cada situación. Es el muro que denunciaba Pink Floyd con la imagen de varios individuos de pie, vestidos igual y avanzando en una banda sinfín que los iba arrojando como productos terminados para el uso económico y social.

La naturaleza física y social de cada persona es única y eso nos salva de la estandarización y del control absoluto. Siempre ha habido y habrá trabajadores incómodos, difíciles de tratar porque se niegan a seguir las reglas establecidas, al menos no al pie de la letra. Los disruptivos o los que rompen con lo establecido siempre causan molestia pero no dejan de existir y proliferar. Perseguidos, rechazados y castigados, se ha pretendido deshacerse de ellos para lograr el mundo feliz que han prometido distintas utopías. Han tenido que pasar acontecimientos de desgracia para empezar a entender que entre los disruptivos está la diferencia entre ser creativo o ser mediocre. El adocenado se somete e intenta ser feliz encerrado entre muros de control y explotación; al menos se esfuerza en imaginarse feliz a través del consumo de bienes y servicios aunque sea de forma limitada. El disruptivo no puede estar en paz viendo lo que ve desde su perspectiva de inconforme y por lo mismo actúa de manera divergente; en el colegio se castiga por salirse de la fila aunque haya razón válida y en el trabajo se castiga por salirse de la norma aunque eso signifique mejorar los procesos de producción.

Ahora resulta que en el mundo empresarial empieza a circular una corriente de pensamiento que trata de aprovechar y no de rechazar a los disruptivos. Desde hace algún tiempo se sabe que en las empresas importantes se le da un trato especial al personal del departamento de creatividad; por ejemplo, se permite el trabajo acorde a cada modo y ritmo sin exigir a los trabajadores estar en un mismo lugar o haciendo todos lo mismo; para el desarrollo de su creatividad se pueden mover libremente por todos los espacios y pueden disponer de materiales y tiempos; lo importante son los resultados. A todo eso ahora se le está llamando Talento Disruptivo (TD) y son las capacidades del sujeto que piensa y actúa diferente a los demás, es innovador, busca nuevas maneras de hacer las cosas, discute y debate. El concepto ha sido propuesto por una consultoría de psicología empresarial llamada OE Cam de Cambridge, Inglaterra; las empresas se están interesando en la contratación de personal con estas características para optimizar sus sistema de producción, no sin tomar en cuenta los riegos de reunir personas con y sin este perfil.

Esto significa que el concepto de calidad en el trabajo se está revisando y está admitiendo lo que no era considerado. Se está empezando a ver la importancia de superar la estandarización en los perfiles de los trabajadores y en los procedimientos de trabajo. Al parecer dentro de poco la estandarización será rebasada por un esquema más versátil en el que se conjuguen distintos modos de ser y de actuar. En cambio con la reforma educativa peñista y de manera arrogante, apenas se está en la etapa de implantación de cambios a garrotazos literales. Es urgente que los académicos progresistas produzcan conocimiento al respecto y vislumbren lo que puede ocurrir si tiene “éxito” la reforma para la estandarización de la educación en México. En caso de “triunfar” la implantación agresiva de la reforma educativa se requiere saber qué clase de mundo nos espera en todos los aspectos. Qué pasará con los profesores tratados como empleados incomprendidos, desaprovechados e incluso reprimidos en sus capacidades de actuar de manera disruptiva, propositiva e innovadora; se requiere anticiparse a saber si la competencia individual arrojará los mejores resultados educativos o se requerirá de un modelo que aproveche lo mejor de cada uno. Los niños y jóvenes que asisten a la educación pública de este país no merecen otro experimento en el que se juegue con su futuro; ya tenemos suficientes generaciones perdidas para estar apostando más y perder lo más valioso de cualquier sociedad, su gente.

Es un acto de hipocresía de los grupos empresariales que se dicen preocupados por la calidad educativa y hacen todo lo que pueden para empujar la educación pública al mundo del mercado. Es hipocresía de los gobernantes neoliberales cuando juran que la educación no se privatizará y hacen

todo en ese sentido. Por supuesto que no son tan tontos para vender los edificios escolares públicos o para cambiar los membretes de las escuelas, pero en la práctica, todo apunta a una reforma total de la vida económica, cultural, educativa, política y social en aras de beneficiar las prácticas empresariales aunque signifiquen mayor deterioro del nivel de vida de los trabajadores. Entonces ya no cabe la ingenuidad, ya no cabe la credulidad en los proyectos prometedores de felicidad sin aportar los sustentos de sus dichos. Cabe considerar las posibilidades y necesidad de resistencia a los propósitos encubiertos de la reforma educativa y prepararse para el debate ideológico sin acatar el supuesto fin de las ideologías que preconiza el neoliberalismo. Por ejemplo hace falta discutir con fundamentos teóricos acerca del culto que se le hace al examen como herramienta suprema para conocer y radiografiar a los individuos. Si los profesores no nos desconvencemos de que el examen es el gran instrumento de la evaluación para dictaminar la idoneidad de todo ser viviente y no viviente, hay poco qué hacer para resistir al embate que se nos viene encima.

Todo lo anterior pasa por valorar el TD y defenderlo a como dé lugar en tanto caracterización válida para promover la creatividad y el desarrollo en las escuelas y en todo espacio social. Ya no más la segregación de los diferentes sino su incorporación para hacer mejor a este mundo como se requiere. Ya no más rechazo y ataque a la disidencia porque en ella está el germen de creatividad que nos hace falta. Defensa de la heterogeneidad como garantía de riqueza de opciones en la diversidad.

Para evitar una nueva Edad Media de la educación o que el oscurantismo, representado por los fundamentalismos neoliberales, se apoderen de la escuela pública hace falta tener en claro el reconocimiento y la defensa del TD, el impulso y defensa de la creatividad en la escuela, la resistencia a toda acción que pretenda hacernos retroceder a los regímenes autoritarios y la creación individual y colectiva de alternativas que nos den respuestas específicas a nuestros problemas específicos. Finalmente el punto va más allá de estarse jugando un puesto de trabajo para los docentes, se está apostando y comprometiendo el destino de millones de futuros mexicanos.  josluis.figueroa666@gmail.com

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