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Opinión

CURIOSA SISTEMATIZACIÓN DEL CONSEJO TÉCNICO ESCOLAR FASE INTENSIVA 2015-2016

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Por JOSÉLUIS FIGUEROA GONZÁLEZ / MASEUAL

Jojutla, Morelos, México.-  “Toma una barra de jabón en tus manos, ¿qué es lo que ves? Se les hizo esta pregunta a varios escultores y estos fueron los resultados”. Aparece la imagen de un motivador ante un gran auditorio, presentando en pantalla gigante diapositivas de esculturas elaboradas con una barra de jabón. Se muestran otros letreros: “Lo que acabas de ver también está en tu barra de jabón. En tus manos tienes posibilidades infinitas de forma, diseño y textura. Despréndete de todo lo que no te deja avanzar”. Fin de la presentación. Se trata de una de tantas presentaciones que se pueden encontrar en la internet acerca de mensajes motivacionales en los que se compara lo incomparable, se relacionan los temas de manera tendenciosa para simplificar lo complejo de la vida y sus quehaceres. El tema de la barra de jabón convertida en escultura pasaría a formar parte de todo lo verosímil e inverosímil que se publica en la red de redes; sin embargo, es bueno saber que este contenido será parte de la fase intensiva del Consejo Técnico Escolar (CTE) que se ha destinado a los profesores de educación básica para arrancar el ciclo 2015-2016. Bastante ingenuo o mal planeado el CTE pretende inculcar en los maestros que los alumnos son como barras de jabón a las que quitándoles lo que sobra se convertirán en bellas esculturas. Un simplismo ramplón estriba en este asunto ya que la lógica elemental y la experiencia de los docentes les indica que la alegoría es fallida porque ellos no trabajan con materia inerte. La idea del maestro-escultor es bastante vieja y con ella se trató de representar la supuesta capacidad para “construir seres humanos”. Ningún estudio respalda esta idea, se sabe desde hace mucho que desde la infancia las personas toman sus decisiones, se ven influenciadas por múltiples factores y que la educación es un proceso de construcción de sí mismo. No sería deseable que un sujeto fuera formado como escultura de jabón o de cualquier materia, sin considerar que el docente es un facilitador, un acompañante junto con los padres de familia y la demás sociedad. Es riesgoso aceptar esa imagen porque redunda en que la responsabilidad de que “la escultura” resulte o no, es toda del profesor. Por supuesto, se puede rescatar la sugerencia de aprender a ver lo que hay dentro detrás de lo visible, lo no realizado potencialmente realizable; para eso se esperaría una interpretación crítica del contenido en cuestión y no una asimilación pasiva de la presentación titulada: El jabón, un video para reflexionar.

Otro material que les recetarán a los maestros en este periodo de preparación y estudio, es un video titulado: La motivación escolar. Aparece en primer plano un niño de rasgos europeos y que se expresa con acento español, aburrido en extremo por “tantos y tantos datos” que la maestra escribe en una pizarra con gis blanco (nótese la imagen intencionalmente arcaica de un salón de clases). El niño aburridísimo piensa: “Pero, ¿cómo voy a estar atento en clase?, datos y datos, fórmulas, información. Si ya no me acuerdo de lo que estudié el año pasado. Que si la capital de Ecuador es Quito, de seguro eso está en Google. Me parece que nos enseñan igual que antes, que nos educan igual que a mis padres y a mis abuelos y a los padres de mis abuelos. Así es difícil estar motivado. ¿Por qué no intentan motivarnos para que seamos creativos, para que inventemos, para que nos den ganas de aprender”. Ahí reside el mensaje principal, los niños se aburren en la escuela porque se les obliga a memorizar datos y datos y no se utilizan los recursos tecnológicos para motivarlos a aprender de manera dinámica. El chaval da la solución cuando recomienda reconocer que: “Pero si vivimos en una época súper chula, tenemos el mundo a nuestro alcance con un click, yo me paso horas y horas en internet viendo vídeos, jugando; no sé, es que en el cole me aburren”. He ahí la fórmula mágica de que los niños aprendan de manera “dinámica y divertida” con el uso de las Tecnologias de la Información y

la Comunicación (Tics). Otra vez el simplismo ramplón de considerar que todo problema de motivación escolar está en la deificación de las computadoras y de la internet. Un reduccionismo escandaloso presentado como modelo para que los maestros lo apliquen a sus alumnos. Nunca como ahora se necesita un planteamiento reflexivo acerca del uso de las Tics de modo que no se desvirtúe la esencia del acto educativo. No son todavía suficientes los estudios acerca de los efectos que sobre vienen cuando se endiosa a la tecnología, pero ya hay evidencias de lo dañino que resulta apostar todo o casi todo a ese tipo de “motivación escolar”. Fuertes razones de mercado se esconden en la inocente propuesta de no prever el uso inapropiado de estos medios sin la mediación del profesor que dosifica, hace reflexionar, promueve la creatividad con diferentes métodos, prioriza el trato cercano y cálido, todo en lugar de pretender la sustitución de la interacción directa a través de máquinas.

Una tercera presentación que soportarán los maestros durante los siguientes días es la insufrible receta de cómo ser feliz, titulada 8 poderosas decisiones para cambiar de actitud. Para aguantar los ocho minutos de este video hay que hacer fuerza de paciencia y adoptar actitud mansa para asimilar los pasos que se recomiendan para “cambiar de actitud”. Primero es una grosería pretender saber que todos los receptores deben cambiar de actitud, es una arrogancia tasar a todos por igual, sin decir con qué parámetros se hizo la dedicatoria. Segundo, la receta en sí misma es un resumen gráfico de pensamiento conservador y adaptivo a los requerimientos del sistema socieconómico, a saber: 1. Aceptar el cambio, 2. Aprovechar el cambio, ambición activa, 3. Aceptar las responsabilidades, 4. Comprometerse, relajarse dejando de leer noticias que estresan, 5. Ocuparse, aceptar lo que se escapa de nuestra esfera de influencia, 6. Agradecer, 7. Confiar, 8. Apostar a ganar. Este rosario de recomendaciones en realidad ni vale la pena comentarlo porque cae por su propio peso, pero es bueno agregar que en el video se hace una invocación al éxito de Henry Ford, el inventor de la producción en serie aumentando la explotación del trabajo obrero. Habría que ver cuántos directivos se atreven a dedicarle tiempo a este panfleto del neoliberalismo. No lo merece por el simple hecho de la posición en que se debe colocar el docente que se exponga a esos rayos gamma de ideologización. No es eso lo que se necesita si en verdad los maestros van a crear una ruta de mejora en el sentido de transformar el proceso de enseñanza-aprendizaje para el ciclo escolar que inicia. ¿Quiénes seleccionan estos materiales y con qué intención? ¿Para eso tanto bombo y platillo con la formación de los maestros en los CTE?

Es notorio el neoconductismo con que se diseñan los materiales de orientación para el desarrollo de los CTE. En su fase intensiva 2015-2016 se propone una presentación en 47 diapositivas titulada La ruta de mejora escolar y con un lenguaje de administradores se hace énfasis en términos como gestión, administración y rendición de cuentas. A manera de receta de cocina se pretende llevar de la mano a los profesores para que construyan su “ruta de mejora 2015-2016” a través de cuadros y cuadros a llenar mediante instrucciones precisas. Se exalta la confianza en los datos duros, por ejemplo se propone partir de los promedios de calificaciones del ciclo escolar anterior tomándolos como la base más confiable para determinar qué se hizo, cómo se actuó y qué se debe hacer. No hay propuesta para el análisis crítica de la realidad en la escuela, en la comunidad y menos en la sociedad. Se proponen preguntas e indicadores que asumen conceptos vagos como si todos supiéramos de qué se trata, tales como “desarrollo adecuado”, “incorporación de padres de familia” o “uso eficiente de los recursos”. Se demanda elaborar una ruta de mejora en cuatro sesiones de un día pero sin la participación directa de los padres de familia y menos de los alumnos. No se lee ni siquiera la intención de aplicar alguna

encuesta a los demás sujetos en la escuela además del director y “su colectivo docente”. El contexto se asume inamovible, la cambiante realidad no existe, sólo el imaginario que puedan construir los maestros en una semana. Se trata de una curiosa simplificación puesto que se ignora la complejidad del mundo social en el que se inserta cada escuela. Tal parece que llenando los cuadros y requisitos, cumpliendo los requerimientos, los maestros deberían sentirse felices por habrán encontrado su “ruta de mejora”.

Llama también la atención que se no cuide la manera de llamar a los ámbitos y denominar “el docente y su colectivo docente” a una instancia que se supone colectiva, horizontal; el adjetivo posesivo lanza un peligroso significado de preponderancia que no ayuda a construir el proyecto escolar de manera comunitaria, sin el dejo empresarial que se le imprime. Se enfatiza la responsabilidad y el liderazgo del director en los asuntos de evaluación y rendición de cuentas con el obligado apoyo de “su colectivo docente” y para que no quede duda se cita el artículo 15 de la Ley General del Servicio Profesional Docente; según el cual los maestros deben colaborar a todo tipo de evaluaciones (nótese el fantasma de la resistencia magisterial a la evaluación punitiva). Los informes quedan establecidos como obligación y requisitos fundamentales para sobrevivir en la docencia, ya no como fuentes de conocimiento para rediseñar el trabajo escolar, son ante todo mecanismos de control y no tanto de mejora como de apariencia para mostrar que somos bien portados y merecemos la condescendencia de los superiores.

Los trabajos en el CTE en su fase intensiva 2015-2016 no pintan para ser el arranque idóneo de un ciclo escolar en el que se nos tiene prometido que se elevará la calidad de la educación. En todo caso se trata de otra vuelta de tuerca en la imposición de contenidos y formas para implantar los cambios recientes en la educación pública conocidos como reforma educativa. Entonces es pertinente preguntarse acerca del papel del educador crítico que sale a las calles con lonas y consignas para oponerse a la evaluación punitiva, ¿qué harán esos miles y miles de docentes que están empujando fuerte para detener lo que parece inexorable, durante la semana siguiente en el CTE? Se puede optar por aplicar estrategias para que la semana se acorte de mil maneras distintas, se puede enfrentar en serio el temario del CTE y abrir el debate acerca de lo factible y lo no factible en cada centro escolar. Se puede aparentar estar de acuerdo en todo, “darle el avión al expositor” y quedar bien con todo mundo; se puede aprovechar la semana para construir un verdadero proyecto para mejorar el trabajo escolar pero incluyendo a los demás actores educativos, acordando lo básico para hacer posible lo deseable y desterrar lo que daña, molesta, agrede al colectivo escolar. Para eso se necesita una actitud no pasiva, no simuladora, no claudicante.

En el camino que se trace el CTE con profesores críticos será posible reconfigurar las actividades con el reconocimiento de la necesidad del respaldo teórico de la pedagogía crítica. Se reconocerá la pertinencia de construir o fortalecer una perspectiva crítica de la educación con el estudio teórico que sustente cada acción en la escuela. No basta con marchar, protestar y negarse a ser evaluados, hay que demostrar la capacidad de construir el Proyecto Educativo Escolar con Identidad Propia. Que el CTE sea una oportunidad para reencontrarse en la tarea de enfrentar el reto de una mal llamada reforma educativa que pretende despojarnos de nuestra identidad como educadores, para convertirnos en piezas minúsculas de la gran maquinaria de la educación empresarial. josluis.figueroa666@gmail.com

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