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Columna

PUNTO Y APARTE

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Por GUILLERMO CINTA / MASEUAL

* La agitación en el Congreso

* La incitación a la violencia

Cuernavaca, Morelos, México.-  1.- Antes de entrar al tema de hoy debo iniciar con un marco conceptual referente a la agresión. Según la sociología es un acto, comportamiento o acción de un individuo o de una colectividad, dirigido conscientemente a dañar, someter, disminuir, herir física o psíquicamente a otro individuo o colectividad de manera arbitraria o ilegítima desde el punto de vista de la víctima o del sistema social de la que forma parte. Puede ser simbólica o real; inmaterial o material. Su forma extrema en sentido material es la violencia. Sus componentes secuenciales son individuos, grupos, sistemas, mecanismos de decisión, estructuras y colectividades, bajo los siguientes factores: disposición individual a la agresión innata o adquirida; los grupos de interés; las élites dominantes; los medios de comunicación masiva; el sistema político y la cultura política; el gobierno y la burocracia central; la estrategia internacional de un país hacia otro; la dinámica de decisión en momentos críticos; los procesos de escalada; la dinámica propia y las reacciones del ambiente internacional; la acción de clases sociales; y el lenguaje político.

2.- Lo ocurrido ayer durante el inicio del primer periodo ordinario de sesiones correspondiente al primer año de ejercicio legal de la legislatura 53 al Congreso morelense se inserta en el contexto de las agresiones políticas. El evento, como muchos otros que hemos visto a lo largo de varias décadas, estuvo plagado de compromisos por parte de los nuevos diputados, pero también de amenazas dirigidas hacia el Palacio de Gobierno, como en el ánimo de hacer “rounds de sombra” para abrir al titular del Poder Ejecutivo a la negociación con una nueva camada de legisladores donde sobresalen quienes ya tienen experiencia legislativa y saben, conocen, han vivido del jugoso pago por evento. En la docena de discursos que se dieron en ocasión de la apertura del primer periodo de sesiones, oradores de todos los colores hablaron de pugnar por mejor seguridad, salud, educación y apoyo al campo, y por poner los intereses de los morelenses por encima de los particulares y de grupos. La voz principal del nuevo Congreso, la del presidente de la Mesa Directiva, el priísta Francisco Moreno Merino, sonó fuerte al poner como meta central el diálogo y el respeto mutuo para la búsqueda de coincidencias entre todas las fuerzas políticas. Si a nivel federal todos los partidos, junto con el gobierno, fueron capaces de ponerse de acuerdo para las reformas estructurales, en Morelos también es posible el consenso, dijo Paco Moreno tendiendo la mano a sus compañeros de legislatura, pero dejó en claro que conducirá el navío que capitanea, con mano firme.

3.- En sus participaciones para fijar postura partidista, los coordinadores parlamentarios expusieron líneas generales de su agenda legislativa particular, coincidente con el tratamiento de asuntos de interés común que a su juicio deben modificarse o mejorar. De manera marcada se reiteraron observaciones relativas a la inseguridad pública y se puso sobre la mesa el tema de la problemática del sector salud, de tal manera que el aliancista Francisco Santillán dijo que es hora de tomar decisiones, aludiendo a la posibilidad de destituir a la doctora Vesta Richardson López Collada, lo cual dependerá del gobernador de Morelos y de nadie más. Santillán marcó su raya frente al Poder Ejecutivo y mostró sus cartas sobre el rumbo que habrá de seguir de cara a la futura vida parlamentaria. Y así ganó reflectores mediante un discurso impugnativo y el “extrañamiento” al gobernador Graco Ramírez por no asistir al acto, para después afirmar que “nada ni nadie puede acallar a un Congreso que aspira a ser un equilibrio real de poderes”. Sin embargo, esto último está por verse. Más de una vez hemos visto sucumbir a centenares de diputados locales frente al devenir histórico y los momentos coyunturales. Más tarda en caer un hablador que un cojo. A nombre del Grupo Parlamentario del PVEM, el diputado Javier Estrada González agradeció al electorado que se pronunció a favor de su partido en las pasadas elecciones, colocándolo como tercera fuerza electoral en los municipios; aludió a la solicitud de algunos grupos sociales relativa a un juicio político contra el mandatario estatal; y solicitó al Pleno investigar si aquí tiene algún tipo de interés empresarial el estadounidense Donald Trump, de quien dijo que “no es grata persona en el estado de Morelos”.

4.- Mientras la sesión legislativa se desarrollaba, a las afueras del Congreso se congregaron agresivos manifestantes con exigencias como el juicio político, la remoción de funcionarios del sector salud, desechar el proyecto del Morebús porque afectaría a miles de familias de permisionarios y choferes, entre otras. Los quejosos arribaron cerca de las diez de la mañana y un grupo de ellos arremetieron en contra de las vallas que protegían al Palacio Legislativo, lograron colarse hasta la entrada principal y se lanzaron contra las rejas con grandes vidrios que están en esa zona, de los que rompieron algunos cuantos hasta que fueron controlados por el personal de seguridad. El asunto no pasó a mayores pero sembró pánico en el interior del Congreso, donde se reunieron centenares de personas como no había sucedido en los últimos años debido a que Protección Civil recomendó no hacerlo por el riesgo de que el viejo e inseguro edificio se derrumbe.

5.- Al final de la sesión una comisión de diputados recibió a miembros de la Coordinadora de Movimientos Ciudadanos de Morelos, cuyo principal reclamo es el juicio político. Les prometieron el oro y el moro, de tal suerte que el pesedista Julio Yáñez Moreno se candidateó para presidir la Comisión de Gobernación y Gran Jurado. Por lo pronto, puro show. Cabe subrayar que la principal agresión al dispositivo de seguridad implementado por el Congreso corrió a cargo de madres de familia de una escuela de Alpuyeca y alumnos de una secundaria de Amilcingo. Estos últimos vandalizaron las paredes del Palacio Legislativo con pintas alusivas a la demanda de la CMMC. Sobra decir que el mayor contingente se integró con ruteros y sus familiares, adscritos a la Federación Auténtica del Transporte y Rutas Unidas de Cuernavaca. Sus dirigentes Dagoberto Rivera y Aurelio Carmona se dividieron: uno (Rivera) en el acceso de la calle Matamoros y otro (Carmona) en No Reelección, secuestrando a propios y extraños. Iban dispuestos a dañar, a agredir. Y lo consiguieron afectando la integridad física de algunos periodistas.

6.- Con respecto a la agresión a comunicadores sociales, los presidentes de la Mesa Directiva y de la Junta Política y de Gobierno, Francisco Moreno Merino y Hortencia Figueroa Peralta, respectivamente, lamentaron los hechos y ofrecieron una disculpa a los periodistas que pudieron resultar afectados. Sin embargo, explicaron que la reacción de los elementos de seguridad del Congreso se dio en cumplimiento de su deber y en el afán de proteger la integridad física del personal del propio Poder Legislativo y de asistentes a la sesión solemne. No se requiere ser un docto en el análisis político para concluir en que los manifestantes (de siempre) iban decididos a causar desmanes. Fueron incitados a la violencia. Y en este contexto, legisladores como Francisco Santillán se atrevieron a cuestionar la inasistencia de Graco, quien jamás se hubiera presentado en el Congreso a sabiendas de que sería agredido… El “Cuau” puede respirar tranquilo, por ahora. El TEE le reconoció ayer su triunfo en Cuernavaca. gcmemocinta@gmail.com

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