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Opinión

EDUCACIÓN Y UTOPÍAS, ¿FIN O PRINCIPIO?

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Poe JOSÉ LUIS FIGUEROA GONZÁLEZ / MASEUAL

Jojutla, Moreos, México.-  Vamos a ser bien pensados, vamos a suponer en positivo y vamos acercarnos a las nuevas estrategias de las contrapartes en el embrollo llamado reforma educativa. Vamos a suponer que el nuevo y flamante secretario de educación pública, Aurelio Nuño Mayer es la expresión de los francos y buenos propósitos por mejorar la educación destinada a los sectores populares en México. Dejemos a un lado las sospechas y las malas vibras que nos generan los políticos y gobernantes de pacotilla. Entonces, ya preparados, empecemos por sentirnos “cercanos” al nuevo secretario, tomémosle la palabra y arrejuntémonos a la burocracia renovada en la SEP para ir sintiendo el calorcito del buen trato y el entendimiento entre marineros del mismo barco. Juntos vamos a remar hacia el cambio y la calidad de la educación porque el secretario viene recargado y ya anunció que estará cerca de todos los actores educativos: maestros, padres de familia, alumnos y por supuesto autoridades. Manifestemos nuestro beneplácito y borremos de nuestra mente las rabietas de Chuayffet; después de todo la lucha magisterial le provocó tanta segregación de bilis que podemos respirar tranquilos sintiendo que cada uno de los maestros le dio su empujoncito con cada protesta, con cada marcha. Borrón y cuenta nueva, fuera desconfianza y hay que vernos como “la columna vertebral del sistema educativo” que somos los maestros a decir de la nueva autoridad; nada más recordarle que las patadas en la columna vertebral pueden paralizar al organismo, bueno que no se vuelva a repetir. Vamos a soñar todos juntos con el “nuevo modelo educativo que quite a la escuela la carga burocrática y la llene de ánimo y de alegría y de todas las emociones que tiene la vocación de ser maestro” (El Observador Diario 11 septiembre 2015). Ya encarrerados en este ánimo, tal vez nos ayude interpretar el himno que le han compuesto a la reforma educativa. Tomados de las manos y cerrando los ojos cantemos e invoquemos a los dioses de la pedagogía neoliberal y puede que se apiaden de nosotros y de una vez por todas nos digan por dónde se llega a la calidad educativa total ISO99999.

Para alcanzar los niveles de delirio anterior, también será necesario mirar hacia la contraparte y escuchar con atención y buena disposición la propuesta de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y unirnos al llamado para “construir una gran alianza por la educación”, al consenso para un plan unitario de acción y seamos optimistas al compartir la fe en que “no existen las condiciones para imponer la reforma educativa”, no seamos fatalistas carajo compañeros (Segunda Convención Nacional Magisterial, La Jornada, 13 septiembre 2015). Así, atenidos a los planes de unidad y a que la carrera presidencial ya empezó y que a Peña Nieto se le acabó el tiempo de la reformitis y por lo tanto ya no tendrá oportunidad de imponer la mal nacida reforma educativa, pues nada de qué preocuparse. Llegados a este punto ya no podremos entender por qué Nuño Mayer no inserta a la CNTE dentro de la SEP y se evita tantos problemas como se pudo en Oaxaca. Sin embargo, hagamos un esfuerzo y supongamos que vamos bien, que todo se arreglará y que a final de sexenio ya estaremos en plena concordia y todo mundo feliz en sus escuelas trabajando y estudiando, bien nutridos en el desarrollo de competencias de todo tipo.

Lamentablemente es necesario salir del ensueño y empezar a despertar poco a poquito para que no nos lastime la claridad del día. Mirar alrededor y reconocer que el camino no es llano ni directo sino que se parece más a un laberinto con salidas falsas y varias trampas. Empecemos por reconocer el escenario en que dejaron las cosas Chauyffet y antecesores, el caos y la beligerancia exacerbada, la intromisión de los poderes de facto en los asuntos de la educación pública con el entusiasmo y la complacencia de los más altos niveles de gobierno, el sentimiento y casi consenso de los maestros

acerca de que la evaluación de su desempeño se inventó para sacarlos de escena a como dé lugar; esas y otras realidades ya nos permitirán comprender por qué le urge a Nuño Mayer una estrategia de unidad en torno al “nuevo” modelo dizque educativo. El problema es que ha elegido hablarle a los maestros como ellos lo hacen con sus niños-alumnos para hacerlos entrar en razón; en un lenguaje de bondad como haciendo el favor dice que estará “cerca de todos” sin que informe cuántos le han pedido esa cercanía física. Un discurso de frágil convencimiento que bien saben los profesores, a veces ni los niños se lo creen. Antes que anunciar cercanía, la SEP necesita demostrar oficio en las acciones para resolver lo que está en sus manos. No se puede empezar con un discurso halagador que se contradice en los hechos: descrédito a la palabra de la autoridad que no se acompaña de actos precisos y eficaces para atender las necesidades materiales y para “quitar la carga burocrática a la escuela” cuando es todo lo contrario, indignación por el anuncio de recorte presupuestal a la educación y el mantenimiento de los altos sueldos a los funcionarios de primer nivel. Ahí se empieza a desbaratar la propuesta y se percibe que se inicia un nuevo círculo vicioso de promesas-esperanzas-hechos en sentido contrario-nuevas desilusiones.

Por su parte, los vericuetos a los que ya se acostumbró la CNTE nos llevan a discursos encasillados y a sus anquilosadas formas de lucha. Sin negar el valor de representar a la resistencia dentro del campo educativo y ser una insignia para muchos que los levanta cuando se sienten caídos, la CNTE tiene su propio laberinto donde ha metido a muchos maestros a probar los encantos y desencantos de la ideologización y del control de masas. Todo un tema para polemizar acerca de los mejores o peores métodos de lucha social. No se observa el crecimiento político-intelectual de los contingentes porque se ha hecho costumbre depender de luminarias de largo alcance. Por cierto, es innegable la formación política de ciertos cuadros pero no se ha intentado su generalización. Ocurre que muchas veces se carece de plan B y continuamente se cae en círculos viciosos que la contraparte ya tiene bien estudiados y ya ha avanzado en fabricar los antídotos. El centramiento en las conquistas laborales ha propiciado que el pueblo no asuma -en muchas partes-, la lucha magisterial como suya; con las consecuencias conocidas en el debilitamiento de la muy repetida unidad popular. Finalmente son encomiables los esfuerzos de algunos sectores por impulsar un proyecto pedagógico progresista, pero la mayoría no le pone la atención necesaria y no muestra disposición a involucrase en ese tipo de trabajo. Resulta pues que tampoco por aquí se vislumbra el cumplimiento de la utopía.

En toda época se han fabricado las utopías como respuesta a la inconformidad con el estado de cosas que se vive. Desde Tomás Moro a la actualidad, la propia definición de la utopía la coloca “en ninguna parte”, inalcanzable, imposible, un sueño y nada más. La utopía de la modernidad no había prometido el bienestar para todos, la solución definitiva a las carencias de satisfactores materiales y lo que hizo fue llevarnos al mundo de las necesidades que no tienen llenadera, a la obsesión por el poseer haciendo a un lado al ser. Y esa es la utopía que pretende sostener a la educación de una calidad indefinida que en los hechos se asume como proveedora de mano de obra barata a las industrias y los negocios. El problema es que la utopía de la modernidad se ha convertido en la distopía de la automatización y en el descuido tolerado de la formación valoral, espiritual, artística y cultural. Tanto es así que llegamos al punto en el que la palabra utopía ha caído en el desmerecimiento social y ya casi sólo se usa para referirse a lo imposible de alcanzar. La moda ahora es ser pragmático, utilitarista, hay que hacer lo que deje utilidades constantes y sonantes, los sueño quedaron para los locos y los ingenuos.

El maestro emérito de la UNAM y filósofo español Adolfo Sánchez Vázquez, marxista reconocido por su crítica al llamado socialismo real, escribió entre tantos, un libro titulado Utopía del fin de la utopía. En esta obra el autor plantea la necesidad de reconceptualizar la utopía para limpiarla de las connotaciones que la quieren presentar como inútil. Sostiene que la utopía es necesaria e inevitable porque siempre habrá alguien que no esté de acuerdo con las condiciones de vida propias y de sus semejantes y empiece a elaborar utopías para mejorar lo feo y malo del mundo. Propone siete tesis para demostrar la necesidad de la utopía: 1.- La utopía no está en ninguna parte porque de estar ya no sería utopía; sin embargo, si ocupa un tiempo que es el futuro. 2.- La utopía presupone una crítica a la realidad presente; por eso es necesaria, porque sin crítica no puede anticiparse una sociedad mejor. 3.- La distancia utopía-realidad nunca se supera, las utopías se suceden unas a otras. Siempre habrá utopías. 4.- La utopía es generada por la realidad y a la vez influye en dicha realidad. La utopía se presenta en la realidad a través de las acciones de sus profesantes. 5.- La realidad marca a la utopía. La utopía promueve deseos de una determinada clase social. 6. Toda utopía entraña una ideología que representa intereses de clase. 7.- La utopía se mueve dentro de los extremos posible-imposible. No es el reino de lo absolutamente imposible, ni de lo posible sin más. Lo posible requiere voluntad de realización y praxis o acción transformadora. Con este breviario ya podríamos empezar a discutir el lugar que ocupa o puede ocupar la utopía en nuestros problemas cotidianos.

En esta nave de la vida en sociedad se ha hablado de las contrapartes en una realidad conflictiva como es la aplicación de la reforma educativa; pero se ha dejado de lado al tercer pasajero o la opción no considerada. El maestro como centro de la resistencia política y construcción pedagógica desde su individualidad y sus posibilidades de agrupación en términos de horizontalidad con sus compañeros. Un sujeto político-pedagógico y pedagógico-político que desestructura conceptos como el de utopía y los devuelve descontaminados de posiciones paralizantes, fatalistas y deterministas. Este educador ha vencido la pereza de imaginar y de trasgredir las reglas impuestas, sobre todo cuando evidentemente afectan a su propia realización y a la de los demás que lo acompañan en los avatares de la vida. Es un convencido de la necesidad de construir y reconstruir en colectivo la utopía de una educación popular renovada y redefinida pero nunca vertical e impuesta. La utopía en última instancia rebasa a los liderazgos y a los autoritarismos de cualquier índole. Por eso hay de utopías a utopías y cada quien tiene el deber de pensar y repensar a cuál de ellas quiere servir. Es un sentido de vida, es la materialización del concepto de mundo y existencia.

Mal está quedarse esperando que se cumplan por sí mismos los discursos de unos u otros. Mal está en apostar todo a la cercanía sin mayor propuesta que convencernos de lo mismo; mal está atenerse a que la súper dirigencia nos salvará cuando ni ellos están ciertos de su propia seguridad. Mejor será visualizarse tomando el control o las riendas de su propia brida sin menoscabo de propiciar el encuentro con los otros acongojados, desesperanzados que no se han dado cuenta de su capacidad transformadora. Sin utopía no hay camino posible, pero no sirve cualquiera, tiene que ser la utopía de los que comparten una visión de clase y un mismo proyecto.  josluis.figueroa666@gmail.com

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