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Opinión

Tlapa: acontecer político de ayer

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Por EDILBERTO NAVA GARCÍA / MASEUAL

Chilpancingo, Guerrero, México.-  La región de la montaña vive ya otros tiempos. Aunque hay visos e intentos de desarrollo, cierto es que programas oficiales van y vienen y muchos recursos públicos no se aplican como debiera, porque la corrupción es imparable, tolerantes las autoridades y en muchos casos, cómplices los servidores públicos que han tenido la obligación legal de evitarla, si con la corrupción también se han enriquecido en agravio y detrimento de los habitantes de esta zona de Guerrero.

Conocí la región gracias al periodista Pedro julio Valdez Vilchis, quien en ese tiempo de haberse puesto en vigor la reforma política, durante el régimen Lopezportillista, Valdez Vilchis dirigía El Sol de Chilpancingo, y no de la cadena de los soles del entonces García Valseca, sino otro sol. Mi presencia se debió a que el papá de Pedro Julio, don Reemberto Valdez Ortega, le había ya dejado el periódico definitivamente. Sólo que don Rember pesaba y el hijo no le podía negar prácticamente nada. Así que por su influencia, Pedro Julio debía dar espacio en El Sol al dirigente estatal ceceista, Rufino García Suazo.

Y en menos que canta un gallo, García Suazo, sin decirme agua va, sólo me dijo acompáñame y abordamos un taxi con rumbo a Iguala, pero como si el operador debiera cargar gasolina, a la salida, dobló hacia la izquierda. No, no era gasolina, sino que se dirigió a la pista de aterrizaje o eso que en Chilpancingo se conoce como aeropuerto. García Suazo adquirió los boletos –se viajaba a Tlapa en Aereopuebla- y en pocos minutos volábamos ya hacia el corazón de la Montaña: Un Tlapa que contaba con sólo una unidad motriz urbana, y hacía el servicio desde Atlamajac al campo de aviación. Lo recuerdo bien, porque se tardaba mucho en hacer el recorrido. Los taxis no rebasaban la docena. Ambos, urbano y taxis con esos colores, azul y blanco. En la pista era importante don Abrahán Garnelo y con presencia política y de respeto, don Abel García, el comerciante y político Celso Villavicencio Leyva quien hacía poco le había entregado el mando municipal al doctor Vicente Vázquez Casarrubias.

Era febrero de 1979. Así conocí Tlapa, con unas cuantas calles pavimentadas. Por ejemplo, el pavimento de la calle Morelos sólo llegaba donde hoy está la central de autobuses; la Hidalgo, hasta el comisariado ejidal, donde se doblaba a la derecha para ir a Xalpa, pasando por Xalatzala. En cambio la Guerrero sólo llegaba al centro de salud, procedente del almacén refresquero de Villavicencio. Eso sí, el cuadro del zócalo estaba ya pavimentado. La escuela secundaria Juan Álvarez quedaba allá sola, como rural sin que la rodeara vivienda alguna; lo mismo las instalaciones del INI hoy CDI, igual la radio que poco después se puso al aire. Si, Tlapa era un pueblo grandecito.

García Suazo tenía ya cuadros actuantes de la Central Campesina Independiente en la zona, sobre todo en Tlapa, Metlatónoc, Malinaltepec, Xalpatlahúac, Copanatoyac, Tlixtaquilla. Por Alcozauca, el cuadro valioso ceceísta era Baltazar Villanueva Andrade, de Xochapa de ese municipio. Conocía la labor del profesor García Suazo por una circunstancia. Cuatro o cinco años antes, yo estudiaba en la vocacional 5 (Ciudadela) del Instituto Politécnico

Nacional, y al frecuentar mi pueblo, una docena de ejidatarios acudieron a mí para que los orientara en torno al ejido. Con la ley en la mano lo hice. Pero la Liga de Comunidades Agrarias dependiente de la CNC, daba todo su apoyo a quienes manipulaban el ejido. Debo decir que gracias al general Nabor A. Ojeda Caballero y a su hijo Nabor Ojeda Delgado, una buena temporada mi comida estuvo segura en el comedor de las oficinas centrales de la CNC en la capital del país. Sin embargo no me gustaba la conducta asumida por los responsables del ejido y para hacerles justicia a los afectados, hube de recurrir a García Suazo y con él vencimos. Se abrieron más tierras al cultivo y se obligó a los ganaderos que cercaran sus reses. Así que cuando como reportero se me asignó acompañarlo, no sentí que se me apartara, pues además era yo jefe de redacción del periódico. Pedro Julio me enviaba, porque resulta que don Rember estimaba mucho a García Suazo.

En esa primera visita a, Tlapa García Suazo platicó con Antonino Saavedra Pinzón y Baltazar Villanueva en casa de don Alberto López, en la colonia Santa Anita. Él don Alberto López era un auténtico mixteco, hablante de su idioma y aún con influencia en Cochoapa y contornos; y su hija Paulina López Díaz era priista, cenecista en ese entonces.

Tlapa: acontecer político de ayer

Parte II

Hace algunos meses hallé un libro biográfico del profesor Othón Salazar Ramírez, político de izquierda de reconocido prestigio. El libro es producto de una investigación hecha por Noé Ibáñez Martínez y Catalina Isabel Cabañas Ramírez en trabajo de tesis para egresar como licenciados en Historia de la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Guerrero.

Hallé en él muchos datos y pasajes de la actividad política del biografiado: datos que yo desconocía, pero también omisiones que no quisiera pensar fueron a propósito. Y es que luego de que al profesor Othón Salazar, para doblegarlo en su actividad política, los jerarcas del sistema lo dieron de baja como servidor público en el rubro educativo, así que contra su voluntad hubo de dejar ese campo de trabajo. En otras palabras, le quitaron sus dos plazas. Es decir que desde el tiempo de López Mateos, Othón Salazar dejó de ejercer el magisterio y se dedicó a la actividad política para hacer duradero el Movimiento Revolucionario del Magisterio, MRM. Sin embargo, la figura del dirigente magisterial tendió a menguar en la segunda mitad del Periodo de López Mateos y el correspondiente a Díaz Ordaz.

Es con la reforma política que puso en marcha el régimen que encabezó José López Portillo, que se abre el abanico para la participación política de otros partidos, pues lo hubo que participaron en esas elecciones con un registro condicionado al resultado electoral. Así lo hizo el Partido Comunista Mexicano que en nuestro país era el más viejo, formado a base de células de apenas cinco o seis miembros y casi siempre actuando en la clandestinidad. Se había formado en los tiempos de Carranza, en 1919. El caso es que gracias a esa reforma política es como resurge ya con más libertades, el oriundo de Alcozauca, Othón Salazar Ramírez.

En efecto, Salazar Ramírez era conocido en su pueblo natal y acaso en Tlapa, pero en los demás municipios no, ya que su actividad política la había realizado en la capital del país, muy especialmente en la sección IX del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y donde descolló como un buen orador y con su intervención, sentó las bases para la democratización sino del todo el gremio, si de la sección IX y de otras secciones que comenzaron a exigir la necesaria democratización de su organización sindical.

Le conocí en el llamado campo de aviación, donde hoy se ubica el mercado de Tlapa. De pronto, creí que se trataba de un sacerdote desubicado, puesto que vestía traje negro en un pueblo caluroso y sumido en la miseria. Debe decir al margen oriente de la pista había en ese punto un caseta en la expendían refrescos y alimentos ligeros. De pura guasa le decían El Sambor’s y su propietario, un platicador de Zapotitlán Tablas, que años después fue alcalde de ese lugar. El personaje de traje, atento, muy respetuoso y, no sé por qué, lo vi de

piel casi blanca y con un lenguaje bien pronunciado. Me dije: este no es indígena, no será acaso un prelado, un obispo? Afortunadamente alguien arribó al lugar y lo saludó. Quedé sorprendido, pues Othón era ya todo un personaje en las altas esferas. Dos días después la jerarquía nacional priista daba a conocer su lista de candidatos a los 300 distritos electorales federales. Diez eran los distritos electorales en el Estado de Guerrero y por el quinto distrito con cabecera en Tlapa, el PRI postulaba al dirigente ceceista, profesor Rufino García Suazo. Por su parte, la coalición de izquierda, encabezada por el PCM, postulaba al profesor Othón Salazar Ramírez.

Hay varias aristas para analizar este importante segmento de la vida política del país. Se había derogado la ley federal electoral para dar paso a la nueva, llamada LOPPE o Ley de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales, que reducía a lo mínimo el requisito en los resultados electorales para constituirse en partido, pero además, otras organizaciones que se les facultaba a conformar coaliciones en las elecciones y frentes para fines no electorales. Así, en aquella elección de 1979, Othón Salazar figuró como aspirante a la diputación del quinto distrito, sí como comunista, pero el PCM carecía de registro oficial y aspiraba a obtenerlo mediante el resultado electoral. Es decir, participó en el proceso mediante esa facilidad que la ley establecía, con registro condicionado al resultado de las elecciones en que participaba, es decir, de cómo le fuera en las urnas instaladas en julio de ese año.

Es claro, Othón aprovechó de la mejor manera el escenario; él andaba en campaña y como el PCM jamás había sido un partido de masas, como candidato a diputado federal se conformaba si en una cabecera municipal lo recibían una docena de ciudadanos, pero si asistían cien o más, eso lo motivaba en extremo y pronunciaba muy buenos discursos. Claro que teóricamente conocía el sistema político mexicano, por más que del campo sólo conociera los caminos de Alcozauca a Tlapa y a Humuxtitlán y todo cuanto teóricamente le enseñaron en la escuela normal de Huaxtepec, Morelos y en su paso por la normal de Ayotzinapa; su participación en la lucha magisterial, a la cual se le sumaban algunos grupos de obreros, como los ferrocarrileros y los electricistas habían sido urbanos en realidad..

Por ser un personaje ya en la vida política, la coalición de izquierda no sólo lo postuló como candidato uninominal, es decir, sólo por el quinto distrito electoral de Guerrero, sino que lo incluyó en la lista de candidatos en la tercera circunscripción plurinominal, ya que en los dos o tres procesos electorales primarios de la reforma electoral, sólo los partidos minoritarios tuvieron esa simultánea oportunidad legal de registrar a candidatos por la vía uninominal y la plurinominal. Othón Salazar Ramírez figuró en el número seis de la lista plurinominal y así fue arribó a la cámara.

Tlapa: acontecer político de ayer

Parte III

En la página 148 del referido libro biográfico se lee como encabezado: Diputado federal por el V distrito. Una expresión que sus seguidores más cercanos usaron para engañar incautos y desconocedores de la legislación y los resultados electorales. En efecto aquella elección o prueba de la reforma política el quinto distrito de Guerrero no la pasó. La dirigencia nacional priista envió un capacitador político-electoral que no pudo llevar cabo la capacitación, por lo que no esperó el día de la elección. Sin embargo, se debe aclarar, que aquella prueba de la reforma política se anularon elecciones en cinco distritos electorales ubicados en diversas entidades, uno de ellos en Veracruz y otro en Oaxaca. Por lo tanto, Othón Salazar Ramirez no representó realmente al quinto distrito electoral, sino a una circunscripción. Al celebrarse elecciones extraordinarias, el diputado fue Ulpiano Gómez Rodríguez, originario de Alpoyeca, municipio pequeño y colindante del de Tlapa.

Según Romero Cándano, secretario de acción electoral del CEN priista, se confiaron porque conforme a sus investigaciones, García Suazo resultó altamente posicionado, pues le ganó a otros de la CNC y de la CNOP. Eso era cierto, pero se exigía mucha capacitación, la que partiría casi desde cero.

El candidato de la coalición de izquierda también era el mejor en ese momento crucial, quien podía decir que él si era originario del distrito, no así el abanderado priista, aunque no era el único, aún en esas fechas concluía su periodo de diputado por Ometepec Salustio Salgado Guzmán, líder electricista y originario de Telolopan; luego en esas elecciones el PRI postuló por Ometepec a Israel Martínez Galeana y por Chilapa, contendía el costeño Dámaso Lanche Guillén. Así se las gastaba el PRI, sin soslayar el hecho de que en ese momento gobernaba Rubén Figueroa Figueroa, sin más añadiduras duras.

Los dirigentes nacionales del PCM no estaban tuertos ni mancos, por lo que echaron mano de cuanto les fue posible en su tarea proselitista, pues también era su prueba como organización política. Sus movilizaciones tuvieron mucha y muy activa participación los universitarios guerrerenses, que mantenían un enfrentamiento abierto y a veces disfrazado con el gobierno estatal. Del proyecto universidad-pueblo salieron elementos bien dispuestos a entrarle a la política extrauniversitaria, ya que de no ser así, desaparecían las preparatorias populares, los comedores y los dormitorios. De esto último mucho debe tener que decir el contador Bermúdez Rivera, dirigente del PCM desde el interior de la UAG.

En lo personal, guardo en cassetes varios discursos de Salazar Ramírez, como candidato. Por ejemplo, me enteré a su debido tiempo que García Suazo tuvo diferencias con Raúl Velasco Vázquez, director de El Correo, periódico de Iguala y, en ese caso, le publicó varias denostaciones y el corresponsal de dicho diario en Chilpancingo, obtuvo del archivo criminalístico, datos de homónimos de García Suazo. Tales datos los explotó en exceso Othón Salazar, quien en sus discursos arremetió como si lo publicado en un diario fuera verdad. Resultó que no era cierto, pero creyó el candidato de la coalición de izquierda que haría trizas a su contendiente priista.

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