MÉXICO DEL NORTE

Por JORGE MÚJICA MURIAS / MASEUAL

* Dineros y Migrantes

Chicago, Illinois, Estados Unidos de América, 12 de febrero de 2020.- El año 2019 vió a los migrantes mexicanos en Estados unidos romper un nuevo récord: mandamos a México 36 mil 48 millones de dólares, un 7 por ciento más que lo que enviamos el año anterior, 2018, 33 mil 677 millones.
Para que la cifra tenga sentido, mencionemos que las exportaciones de petróleo fueron el año pasado de 22 mil 403 millones de dólares. Le ganamos al mayor producto de exportación con más de un 60 por ciento.
No es terriblemente sorprendente. El petróleo sigue barato, y docenas de ciudades y estados en Estados Unidos han aumentado sus salarios mínimos en los últimos años, y el cambio peso-dólar ha bajado en favor del peso mexicano, lo cual obliga a mandar un poquito más para compensar. De hecho, cada envío aumentó en un 4 por ciento, promediando 326 dólares mensuales.
Según reporta el diario La Jornada, “Especialistas del Grupo Financiero Banorte opinaron que, en términos generales, los resultados del año pasado fueron positivos…” y “Para 2020 esperamos que las remesas se mantengan saludables”… Pues sí, casi cien millones de dólares al día deben hacer feliz a cualquiera. Especialmente a un banco. Y muy especialmente al Bansefi.
El Bansefi, único banco no privado de México, tiene su origen en el Patronato del Ahorro Nacional, creado en 1949 para promover el ahorro entre los mexicanos. Cuando chavo, en la escuela vendían “Bonos del Ahorro Nacional”, baratos, de diez pesos, para que los guardáramos diez años y luego los cambiáramos, con intereses. El banquito tenía unas 300 sucursales, pero para 2021 tendrá 2 mil 700 sucursales si le salen los planes a Andrés Manuel López Obrador.
El plan ya comenzó, con el cambio de nombre de Bansefi a Banco del Bienestar Popular, y sigue con la construcción, en dos años, de una sucursal en cada cabecera municipal del país. La función primaria, según López Obrador, es “dispersar recursos para apoyar a la gente”, porque “no tenemos cómo hacerlo, se tiene que entregar en efectivo o la gente tiene que ir a sucursales que están a dos o tres horas”, y “si no acercamos esos servicios a la gente, no vamos a impulsar el desarrollo del país”.

Banco del Migrante

Cuando ya funcionen las 2 mil 700 sucursales, según cuentas de López Obrador, “el gasto de operación anual va a ser de seis mil millones de pesos, pero como nosotros dispersamos solo en programas de bienestar 300 mil millones de pesos, con un porcentaje por el pago de comisión de la dispersión de esos 300 mmdp, el banco es autosuficiente, no requiere subsidio. Así es que se va a mantener este banco y va a tener sucursales en todos los pueblos grandes y se va a acercar este servicio a la gente”.

Y ahí es donde entramos nosotros, los migrantes, que estamos poniendo más que nuestro cuerno a ese desarrollo de México y tenemos el mismo problema que el Peje. Para que el dinero llegue a nuestras familias tenemos que pagar. Harto. Si las matemáticas todavía me salen bien, calculando el promedio de 9 dólares por envío de remesas, el año pasado nos gastamos unos 995 millones de dólares en enviar nuestro dinero, entre comisiones, tipos de cambio (nunca a nuestro favor sino del banco), lana que nuestras familias no recibieron. Casi mil millones de dólares, unos 19 mil millones de pesos. Podríamos pagar los seis mil millones de operación anual del Banco del Bienestar tirados de la risa, y usar el para algo productivo en vez de para engordar las billeteras de Western Union y la banca privada.

La propuesta no es nueva. El Banco del Bienestar debía ser también el Banco del Migrante, el banco que capte las remesas, cobre menos (o nada) de comisión, nos dé un mejor tipo de cambio, y a través de las nuevas sucursales del Banco del Bienestar le entregue el dinero a nuestra gente en vez de andar yendo a las tiendas Elektra, donde muchas veces le dan planchas y licuadoras a la gente porque “no hay efectivo”.

Ahí está la propuesta. Es cosa de que la Cuarta Transformación la tome, la adopte, y se ponga a mano con nosotros, los “sostenedores” del país.