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Estado Opinión

LA FARSA DE LA EDUCACIÓN EN TIEMPOS DE GRACO

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Por JOSÉ LUIS FIGUEROA GONZÁLEZ / MASEUAL

*  Caricaturas y desfiguros de un gobierno de izquierda en Morelos

Jojutla, Morelos, México.-  En una entrevista de dominio público el actual gobernador de Morelos hizo una relación de su nombre con el del Tribuno de la plebe Tiberio Sempronio Graco quien allá por el año 133 a. C., destacó como líder del pueblo en tiempos de la república romana. La referencia no merecería mayor comentario que el de cierta egolatría en la referencias que el gobernador hace de sí mismo. Sin embargo, los detractores de Luis Graco Ramírez Garrido Abreu coinciden en reconocer las habilidades del político tabasqueño para gestionar lo necesario a modo de salir beneficiado reuniendo intereses distintos en proyectos con los que ha ganado posiciones, posesiones y renombre dentro de la clase política mexicana. En lo personal cuento con dos momentos en los he tenido de frente al citado gobernador; la primera fue en una ocasión en que el PRD llevó a cabo una concentración de sus militantes en la región sur del estado de Morelos. Como siempre las tribus se atacaron fuertemente y pude escuchar muchas denostaciones a la figura de Graco Ramírez. De pronto lo tuve de frente al momento que decía: “esos pendejitos a mí no me pueden hacer nada” con gesto de un enojo casi descontrolado. La otra ocasión fue cuando durante su campaña a gobernador hacía proselitismo por un mercado y un conocido mutuo me lo presentó; me extendió la mano, nos saludamos y expresó: “vote por mí profesor, yo no me robo el presupuesto de las escuelas, mis manos están limpias”. Mi respuesta fue: “ya veremos, ya veremos”. Hoy día, a medio sexenio del actual gobierno de izquierda que encabeza Graco Ramírez Garrido ya estamos viendo la calidad de este tribuno a través de sus distintas y escandalosas acciones de gobierno envueltas en el halo de la caricatura, el desfiguro y la plena farsa de quien se presume seductor de multitudes mediante el verbo y desencantador de pueblos con sus acciones.

Para criticar al gobierno de Graco Ramírez no hace falta más que ver a nuestro alrededor y enumerar los múltiples actos fallidos y el desorden en que está metido el gobierno del estado de Morelos en compañía de varios gobiernos municipales. Resaltan en su contra fiascos como la promesa de reducir y hasta acabar con la violencia en 18 meses, el fallido y perverso mando único de la policía al que le llueven quejas ante la Comisión de Derechos Humanos por torturas, robos y demás abusos, los megaproyectos entregados a empresas transnacionales que no logran convencer a los pueblos afectados, el moño rosa que ordenó portar a los funcionarios y trabajadores para destacar su preocupación por los problemas de las mujeres y los altos índice de feminicidios al grado de verse obligado a declarar la alerta de género en varios municipios, las promesas de desarrollo en contraste con el endeudamiento por más de 5 mil millones de pesos sin que se tenga claro dónde fueron a parar, la corretiza que les pusieron los campesinos morelenses a él y al secretario de comunicaciones y transportes en Chinameca en abril de este año al grito de : “¡Gracoducto, No!”, denuncias y denuncias de desvíos de recursos, demandas por enriquecimiento inexplicable, malas relaciones con la prensa local porque le ha copiado a Peña Nieto su afán de que les aplaudan como focas. Etcéteras de actos

fallidos se pueden agregar y con todo eso la principal preocupación de Graco Ramírez es postularse a la presidencia de la república para el 2018.

Gastadas estrategias del control de masas como el acarreo de personas en apoyo a sus actos públicos, la manipulación mediante programas supuestamente culturales y de alto nivel, el choque frontal y la falta de negociación política con los disidentes, la mano dura acompañada de frivolidad, vanidad y egolatría, hacen posible que a medio camino las expectativas de la base social que votó por este proyecto de falsa izquierda, estén desactivadas al grado de escucharse voces que piden el juicio político a este gobernador. Una parte significativa de la sociedad civil ya muestra el descontento de diferentes formas pero la complacencia y complicidad de los nuevos diputados no permiten prever nada parecido a la revocación de mandato. Estamos en el momento y en el escenario de la esquizofrenia política en la que se nos pintan dos mundos al mismo tiempo: el ilusionismo de un gobierno de izquierda que se pliega a los desatinos y proyecto de ultraderecha de Peña Nieto, la farsa de que todo lo que viene será mejor cuando a ojos vista tenemos promesas de sobra y hechos en sentido contrario; aún así sigue predominando la pasividad de una gran parte de la sociedad civil que quisiera que todos los problemas se resolvieron por obra y gracia de los gobernantes. Al mismo tiempo predomina la incredulidad en los que gobiernan, el rechazo implícito a su cinismo, la realidad acuciante de lo cotidiano que demanda mejores ingresos, empleo, vida digna. En este desconcierto se necesita estar afectado de la facultad de pensar para conciliar proyectos discursos con las farsas y los desfiguros de gobierno.

Lo más relevante en el plano educativo a medio sexenio de Graco es la pretendida aplicación a rajatabla de la reforma educativa de Peña Nieto. Este gobierno de falsa izquierda resultó el mejor aliado del gobierno federal para aplicar sin más el cuestionado proyecto de reforma de la educación. Más peñistas que Peña Nieto los funcionarios del IEBEM trabajan con su mejor disposición para complacer los designios del gobernador, entiéndase del gobierno central; no hay interlocución, esto es sometimiento. Nunca como ahora la educación pública está en manos de la burocracia más recalcitrante, limitada y cuadrada. Las simulaciones de Fernando Pacheco al frente del IEBEM han quedado descobijadas porque no sobreviviría como funcionario si se pone a darle un lugar de consideración y respeto a los maestros. Ya no se sabe qué es peor, si tener a un ex luchador social como director de la educación pública en Morelos o que coloquen a un comandante en esa responsabilidad. Estos son los traspiés de un funcionario gris que un día quiso ser el operador idóneo de Graco Ramírez.

Todo lo anterior ha sido un mal ejemplo para los mandos medio y bajos de la administración educativa en Morelos. Hacen falta registros escritos de lo que sabe de boca en boca respecto a la actitud de directivos que se presumen autorizados a levantar el látigo de presión y represión contra sus compañeros de escuela mediante la asunción de su papel como retransmisores de ordenamientos y demandantes de lo que se debe hacer para cumplir antes que cualquiera. Se está cayendo en la desvinculación casi total de lo que ocurre en la sociedad toda y su efecto en la escuela. Se crea una visión esquizofrénica de la realidad cuando se pretende que la escuela

puede ser un lugar de la idoneidad sin que la alcancen los efectos de un mundo patas arriba, de una sociedad polarizada, de una realidad llena de problemas sociales como la pobreza, el desempleo, la explotación laboral, la ignorancia, la corrupción, la inseguridad y demás. El concepto de totalidad nos permitiría analizar el entorno o contexto escolar con una visión que integre, relacione y explique lo que sucede dentro y fuera de la escuela. Esto ya se ve imposible como una tarea del nuevo técnico que se está formando y contratando para la educación pública. El asunto requiere una interpretación con bases teóricas que posibiliten entender lo que ocurre a partir de los relatos que puedan elaborar los actores en la escuela.

Los profesores de la reforma educativa se mueven entre la incertidumbre, la inseguridad y el desaliento. A lo mucho que se puede aspirar al ánimo individualista para asegurar la permanencia y el sustento propio. Se nos anuncia un modo de vida en el que la frase orientadora de las acciones docentes será: “Que cada quien se rasque con sus uñas”; lo cual ya existe desde hace tiempo, pero ahora se trata de llevarla al extremo, a ser el principio de todos los principios. Por eso contradictoriamente cuando se habla de proyectos escolares salta la duda de para qué sirve eso cuando cada uno está ocupado en salvarse a sí mismo. Por lo tanto la simulación será la estrategia idónea para sobrevivir, aunque no para mejorar la calidad de la educación.

Los especialistas y los investigadores de la educación en Morelos nunca se han caracterizado por su estrecha vinculación con los profesores, como no sea para utilizarlos en la recopilación de datos de campo cuando son alumnos de las universidades; después presentar lo reunido por otros y procesado por ellos los expertos en libros que aumenten el propio curriculum vitae. Ya nos hemos acostumbrado a ese esquema mercantilista pero ahora es peor en cuanto que también las instituciones superiores son el blanco del neoconservadurismo que asienta sus reales en los centros de educación superior. Esto se desatoraría si investigadores conscientes empujaran para elaborar el sustento teórico y metodológico de un proyecto de educación alternativa.

Las señales visibles no reportan la presencia de la idoneidad en las escuelas, al contrario se manejan reportes del INEGI de que Morelos ocupa los últimos lugares en desarrollo educativo. Los directivos se encuentran bastante ocupados, pero no en atender los problemas de su propia realidad sino en satisfacer a sus jefes, amos y señores del territorio hasta donde alcanza su mirada. Si no fuera así, ¿cuál es el afán de una supervisora que vista a sus escuelas nomás para gritarles sus errores a las maestras y para regañarlas cuando su clase no cuadra estrictamente con el horario de clase?, ¿quiere eso decir que la reforma con maltratos entra?, ¿cuáles son sus bases gnoseológicas que sustentan sus actos?

En tiempos de Graco Ramírez, ocupado en comprarse la silla presidencial, la educación está suspendida en la vacuidad; en un vacío de perspectivas y rumbos claros, en un vacío de compromisos si descontamos a los simuladores que aplauden la reforma por miedo a perder sus privilegios y consideramos a los maestros que rechazan la reforma desde la superficialidad,

un vacío de proyecto educativo que reconozca las realidades sociculturales, económicas, políticas y otras que constituyen al estado de Morelos. Este vacío se pretende llenar con la vana actitud de cumplir por cumplir, de sobrevivir a como dé lugar, rellenos de unicel como el ejercicio del poder burocrático para toda ocasión; nada de eso puede con el vacío que surgió cuando los gobiernos perdieron la credibilidad de los gobernados.

El problema es complejo porque se trata de descifrar cómo podría funcionar una reforma educativa cimentada en la imposición y en la proliferación de antivalores. Se necesita desarrollar la capacidad de análisis para no dejar de tomar en cuenta los factores extra escolares en la definición y aplicación de un proyecto educativo. Es tanto como empezar a reconocer lo que históricamente hemos sido y somos, así como el valor de lo que hacemos. En esto cabe el reconocimiento del papel de la sociedad en tiempos de gobiernos como el de Graco Ramírez y funcionarios que le hacen segunda. Puede ser que una causa del actual estado de cosas consista en que no nos asumimos como protagonistas de los procesos sociales y nos vamos quedando en la simplicidad de observarnos como beneficiarios de programas de gobierno. Curiosamente en las escuelas es donde contamos con las herramientas del pensamiento para mejorar las perspectivas de la realidad; estamos justo en el momento en que se requiere dar ese importante paso: concretar la acción reflexiva y organizada de los profesores en coordinación con los padres de familia para ya quedarse a la expectativa de más y peores noticias en las acciones de gobiernos encabezados por la megalomanía.

Más allá de la farsa está el bagaje histórico que nos alimenta como morelenses y mexicanos descendientes de hombres y mujeres que a su manera y en sus condiciones supieron responder a los desafíos de su tiempo. Nuestras condiciones son específicas y el tiempo es una determinada dimensión de contrastes y confusiones pero siempre existe la posibilidad de trascender la insatisfacción y la conformidad. Que si Graco consigue la presidencia de la república o no, quedará en un chiste y en una caricatura, pero que el pueblo de Morelos se quede cruzado de brazos está por verse.

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