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¡MÁS VALE UN DIENTE QUE UN DIAMANTE!

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Por ALEJANDRO CÁRDENAS SAN ANTONIO / MASEUAL

 

Cuernavaca, Morelos, México, 29 de mayo de 2020.-  “La profesión del odontólogo es una de las más completas: hacen puentes como los ingenieros, hacen coronas como los floristas, hace resanes como los albañiles, extraen raíces como los matemáticos…” –también somos un mal necesario- recalcó sarcástico uno de los miles de profesionales bucodentales en el país que, igual a sus colegas, tiene cerrado su consultorio por la pandemia y para prevenir contagios.

En México hay un temor cultural a los dentistas y malas prácticas de higiene bucal. En el sector privado como el sector público, a nivel nacional suman 63 mil 287 consultorios dentales de acuerdo al Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas DENUE, en Morelos y la Ciudad de México hay mil 098 y siete mil 351 respectivamente.

 

Al dentista nos acercamos y tocamos su puerta sólo por un insoportable dolor, pero antes de entrar, siempre preguntamos dos cosas: ¿me va a doler aún más? ¿Cuál es el precio?

 

 

PA´LANTE

Con 33 años de experiencia, Francisco Alfredo García Villegas, tiene la licenciatura en cirugía dental, especialidad en endodoncia y maestría en ciencias odontológicas, además, originario de Coyoacán y egresado de la UNAM, es docente desde hace 25 años, imparte posgrado, pregrado, asesora tesis, colabora en capítulos de libros y artículos especializados, es fotógrafo aficionado, ávido lector, resiliente y dueño de un especial sentido del humor cáustico.

Centenares de dentistas radicados en varios estados del país y el extranjero que han tomado su cátedra, hoy, se suman a la extensa lista de trabajadores diezmados por SARS-CoV-2, el virus de contagio agresivo que permanece hasta tres horas en el aire después de su dispersión, cuatro horas en superficies de cobre, 24 horas en cartón y dos o tres días en plástico y acero inoxidable, se filtra por la nariz y por la boca, el área de maniobra para dentistas que exige usar las mismas herramientas especiales para la atención de pacientes.

Somos un mal necesario –refiere el doctor Villegas y explica- debemos abrir los consultorios cuando bajen los contagios y los fallecimientos, aunque por la exposición a los aerosoles naturales que fluyen de una persona al respirar, tenemos más riesgo nosotros los profesionales de la salud bucodental que el mismo paciente, ¡todas las profesiones tenemos riesgos, todas! los que estamos aquí sabemos que esta era la batalla, es nuestra trinchera y hay que echar pa´lante, no podemos más que poner el pecho y salir pa´lante…¡o te rajas, y te dedicas a vender en la esquina otra cosa, el amor a la profesión se demuestra así, en los riesgos!, el nuestro es alto en el caso de contagio”.

 

 

INDISPENSABLES PERO POSTERGADOS

Aquellos que en el desvelo aúllan por dolor de muelas, acampan desde la madrugada a las puertas de un consultorio, los sanos de boca rehúyen mientras no les aparezcan caries o erosionen un diente, se les fracture una pieza por masticar algo sólido o se les desprenda por contusión premeditada o un accidente.

Te quedas con la boca abierta… detrás de una fría y larga jeringa para anestesiar, el zumbido de un taladro que esmerila inmisericorde tus dientes, la introducción de extrañas pinzas retorcidas que aferran y manipulan incisivos o colmillos, hay una realidad poco considerada en esta profesión; detrás del peculiar olor de los insumos para el relleno de huecos, el láser para fijar amalgamas, el inevitable recipiente extractor de saliva y sangre, el inquisitivo espejo con luz que refleja en el fondo de la boca y otros extraños instrumentos, hay un paciente recostado en el sillón ergonómico donde se duerme confiado o se aferra a los costados por el pánico de la intervención, pero jamás pregunta al profesional bucodental el contexto de su trabajo.

La sociedad necesita saber más de nosotros, -afirma el dentista en tono reflexivo- no nada más saber que tenemos un costo… -de pronto frena sus palabras, parece que medita lo que quiere decir, toma aire y se decide a compartir una descripción del escenario de estos profesionales bucodentales y resulta ser una profesión relegada por las mismas autoridades del sector Salud y ausentes de los apoyos financieros del gobierno.

Me gustaría ser un poco más positivo, pero yo creo que el encierro me ha puesto en problemas de depresión, o realismo, cuando empiezo a analizar el camino, –comienza- somos independientes, no tenemos beneficios sociales, pues no hay financiamiento para el cirujano dentista, el cirujano dentista necesita insumos que son importados, tenemos muchas dificultades desde hace más de 40 años, si alguna profesión es emprendedora, es la nuestra, libérrima, la nuestra, con necesidades de aprender, la nuestra. La sociedad necesita saber que nuestros insumos son muy caros y en dólares y por eso ponemos un costo elevado en el costo bucodental y para poder reducir y poder tener pacientes, tenemos que sacrificar nuestras ganancias, si es que esto es una ganancia”.

 

DENTISTA Y QUIJOTE

 La charla fluye, el doctor Villegas desea seguir adelante ampliando más sobre el lugar y el papel que representa un dentista en la sociedad y de lo cual poco se sabe. Es seguro que lo mismo ocurre con otras profesiones donde hay otros bemoles y no solo por los contextos de nefastos destapes que ha traído consigo la pandemia al poner de un plumazo en la palestra las desigualdades y la infinidad de asuntos desatendidos, que de tan evidentes y constantemente caóticos, se volvieron rutinarios y pasaron a segundo plano igual que la llamada “ceguera de taller”, donde lo extraordinario impide ver dentro de lo ordinario.

Hemos vivido crisis económicas de toda la vida porque hemos tenido que sostener familias, tenemos que seguir adelante porque amamos lo que tenemos, es verdaderamente triste, encontrar a lo largo de la historia, de los años, que muchos compañeros míos ya no ejercen la profesión porque no hay manera de sostener, tienes que ser un verdadero Quijote para vencer esos molinos y en este país se necesita Quijote, Sancho Panza, y algo más para seguir adelante y seguir luchando, necesitas un apoyo fuerte, familiar, que aguante la familia y mucho, sabiendo que tienes responsabilidades y hay que salir, tenemos que ejercer tres, cuatro oficios nosotros los cirujanos dentistas: vender, hacer y brindarnos, porque hacemos juramento también de dar y brindar la salud y estar en un secreto. Nosotros tenemos que ser nuestra propia clínica, nuestro propio lugar donde trabajemos, y eso es difícil, no hay apoyo gubernamental para las profesiones libérrimas o independientes. No existen… creo yo que, con esta crisis, nos vamos a ver abriendo muchas heridas que tenemos que sanar y una de esas es a los cirujanos dentistas”.

 

 

PREVENCIÓN Y TRABAJO COORDINADO

El odontólogo asegura que la población va más ocasiones con ellos que al médico general y, por lo tanto, ellos como especialistas en salud bucal, pueden diagnosticar también diabetes y ayudar a colegas de otras especialidades, por ejemplo, en el proceso de diagnóstico de hipertensión e incluso en la identificación de cadáveres, como él hizo en el sismo del 85 en el Distrito Federal donde aplicó la odontología forense, momento histórico en su carrera que nostálgico menciona, lo dejó marcado.

Hablando de médicos en general, afirma que en últimas fechas hay un malestar en el gremio, debido a un comentario reciente que realizó el ejecutivo federal en una de sus célebres conferencias mañaneras desde Palacio Nacional.

De inicio, los egresados de esta profesión, un porcentaje ínfimo de cirujanos dentistas entran al sector Salud para dar los servicios profesionales a la sociedad y cuando tenemos un presidente que piensa que solamente estamos ganando dinero…híjole…perdón, yo creo que después de salir de esta problemática, vamos a tener necesidad de que nos pongamos y nos sentemos la sociedad y pedirles seriamente al ejecutivo y a los legislativos, que se pongan a trabajar y nosotros como sociedad, ponernos a elegir lo que tenemos que elegir, a alguien que se preparó, se educó y entendió a la sociedad”.

El doctor Villegas hace un alto en el tema y se enfoca en algo que considera una omisión histórica por parte de los involucrados en la Salud.

“Nosotros como profesionales bucodentales, no hemos trabajado correctamente en el margen preventivo para poder evitar problemas bucodentales, otro factor que el Sector Salud y nosotros como profesionales de la salud no hemos trabajado correctamente, la epidemiología hoy está embarcadísima, pero no se ha embarcado en medidas preventivas de otra índole y entre ellas la problemática bucodentales, no solamente existe el problema de caries, existen otras problemáticas y el cirujano dentista está preparado para diagnosticar, y ayudar en los tratamientos, siendo que nosotros no vendemos jitomates, vendemos estados de salud”.

En su casa, resguardado como miles de sus colegas, el doctor Villegas piensa en sus pacientes y el incalculable número de personas que en este mismo instante tienen un dolor de muelas y deben aguantar porque no hay consultorios abiertos hasta que sea segura la atención sin riesgo de contagio de Covid-19, igual el dentista reflexiona sobre las consecuencias paralelas por la presencia del nuevo virus en los demás sectores socioeconómicos y concluye que lo evidente es que todo está trastocado, no hay excepciones, muchas caries están doliendo y algunas piezas están por caer.

Con o sin pandemia, cuánta razón, pasados tantos años, tiene aún el caballero de la triste figura que concibió Cervantes Saavedra, cuando Don Quijote confesó a su fiel escudero luego de una andanza que lo dejó muy mal parado:

“…te hago saber, Sancho, que la boca sin muelas es como molino sin piedra, y en mucho más se ha de estimar un diente que un diamante”.

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