Mujer: escribir cambia tu vida
Por EDILBERTO NAVA GARCÍA / MASEUAL
Jojutla, Morelos, México.- En una visita al Sur de Morelos para asistir a un singular acto en pro de la lectura en una escuela superior de la UAEM en Jujutla, me invitaron también a la clausura de un taller realizado por mujeres en Tlaltizapán. Éste último resultó de lo más interesante. De ese logro quiero relatar, porque no todas las acciones oficiales tienen el impacto buscado, por más que se anuncien con bombo y platillo en los medios masivos de comunicación, pero el taller a que me refiero, sí. “Mujer: escribir cambia tu vida” es un programa de la Subsecretaría de Cultura del gobierno morelense, apoyado decididamente por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Conaculta.
El programa es una acción que no sólo se dirige a reivindicar el papel de la mujer, sino a explorar otros espacios y aptitudes de mujeres entusiastas predispuestas a aprender más y dar más de sí en el ambiente en que se desenvuelven. El liderazgo, digo, un buen liderazgo es básico; es algo que también descubre el programa. En Tlaltizapán, la señora Sofía Casales Almanza es dirigente natural y por su carácter convincente logró que diez persistentes mujeres escribieran durante el desarrollo del curso-taller, sendos libros que resultaron excepcionales.
De verdad, cada una de ellas, sin afirmar que descubrieron ya su propio estilo, se expresaron en forma escrita mucho mejor de lo ellas mismas pudieran haber imaginado hace tres o cuatro meses. Porque escribir no es cosa fácil, si del pensamiento a la palabra hay un buen trecho. Seguramente habrá personas de muy buena expresión oral que vivan en la creencia que si se habla bien, se escribe bien o incluso mejor. Sin embargo hay una diferencia bien marcada entre hablar y escribir. No es lo mismo lenguaje hablado que lenguaje escrito. Diré que escribir es más serio, más elaborado, pues el habla denota pausas, tonos y gestos, mientras que en lenguaje escrito hay reglas, las cuales se omiten si sólo se habla.
Y a eso voy. El programa “Mujer: escribir cambia tu vida”, pareciera un gancho, una estrategia de atracción para que las mujeres se capaciten y se encaminen al recobro de sus valores y aptitudes, pero además, a explorar un campo un tanto abandonado: escribir. Sí, escribir algo propio sin importar que sea inventiva, fantasía o relato de lo vivido, de las historias personales; auténticas o salpicadas de experiencias ajenas. Todo un éxito. Los trabajos presentados, merecen ser conocidos no sólo por sus respectivas familias, sino por otros más, ir por ejemplo a las páginas de los periódicos. En lo personal, me impresionaron hondamente dos relatos que me parecieron bien redactados, como si las autoras hubieran tenido la oportunidad de recibir asesoría o poseen ya con experiencias en el género de cuento y relato, sobre todo.
“El peor secreto”, un relato que parece cuento, merece viajar y participar en concursos por su nivel, la experiencia vivida y el mensaje que aporta. Al ser leído me llegó al alma y las fibras fuertes pero también sensibles del corazón se me ablandaron hasta el límite, si lo hay. Otro más, el presentado y leído caló hondo al haber desnudado y mostrado tal cual ha sido la vida de la autora en los últimos meses, lapso en el cual se dio su divorcio. Afortunadamente pudo ahogar sus sollozos y continuar con su apasionante lectura. De verdad todos los trabajos tienen lo suyo y constituyen méritos personales.
Cada una en su momento, agradecieron, reconocieron o sencillamente aludieron a Sofía Casales, como una mujer solidaria, preocupada por la superación de sus amigas, vecinas o simplemente conocidas; dispuesta a ayudar a los demás, porque como reza el sabio dicho: Siempre podemos ayudar a los demás, sea con dinero, en especie o incluso sólo con una buena palabra. Sobre el particular, supongo, intuyo, que las autoras hubieron de leer, hace mucho o recientemente. He ahí la bondad de la lectura. Y es que el programa, según la enviada de la Subsecretaría de Cultura es libre y gratuito para mujeres mayores de 15 años de edad, nada tienen que ver las creencias ni religiosas ni políticas y lo único que se requiere, es saber leer y escribir.
Retorno a mi rumbo con tan grata experiencia. Fue tan aleccionadora la experiencia. Respecto de quienes recibieron su reconocimiento por haber concluido el taller que inició en septiembre anterior, considero que ya perdieron el miedo de escribir y constataron su capacidad en este rubro. Es claro que el hecho de hacer un libro les ha cambiado su vida. Y ese cambio ha de manifestarse en su entorno, hacia los demás, su familia y vecinos y aún más allá, donde se viaja, donde se visita. Saben ahora que pueden relatar sus vivencias, sus experiencias y si acaso consideraran que algo les hace falta para trabajos más refinados, otra expresión vendrá en ayuda de todas ellas: “Piensa bien, obra bien, que lo demás vendrá por añadidura”.