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Estado Opinión

PLAN “B” PARA RESCATE DE AÑEJA Y PROCRASTINA CRISIS EN EL TRANSPORTE PÚBLICO

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Por ALEJANDRO CÁRDENAS SAN ANTONIO / MASEUAL

Cuernavaca, Morelos, México, 4 de julio de 2022.- No, no estás mirando mal… aunque para dejarlo claro: tampoco, es una urna electoral.
Es más bien algo parecido a una genial sugerencia ciudadana de plan “B” para rescate y redención de la añeja decadencia y procrastina crisis del transporte público en Morelos.

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En plena puerta de bajada, alguien inconforme con el mal servicio y la pésima pericia de los conductores que compiten poniendo en riesgo al usuario -además de provocar absurdos, onerosos y fatales accidentes tan solo por ganar un pasaje de 10 pesos- dejó los residuos de su desayuno a la vista de todos.
Es una bolsa de basura, con un vaso de café del que venden en esas tiendas de conveniencia que ya parecen salpullido urbano, trae envolturas de dulces, hojas de tamal, se iba escurriendo un caldillo rojo, se destacaban un tenedor de plástico, servilletas, una bolsa de salsa picante, migajas de pan ¡vamos! un verdadero “guajolocombo”, un desayuno de Tercer Mundo a toda regla.
En el contenido de esa bolsa que eructaba basura había más cosas, sin entrar en detalle porque igual había un cubrebocas, era una colección de porquerías dignas de ser tratadas por RPBI, era un admirable trofeo que no iba a pasar desapercibido para el pasaje que descendiera entre las prisas de la mañana y la tolerancia de la grosera urgencia del chofer por hacer menos tiempo entre cada parada.
La escena era admirable.
Con el ritmo de los arrancones y enfrenones de la ruta, la bolsa cretina realizaba un atarantado baile que sorprendía y salpicaba a las personas que estaban por descender; su show, a los obligados espectadores les hizo la mañana.
Ingeniosamente la persona que puso ahí esos laureados despojos, usó una asa de la bolsa y la insertó en uno de esos extraños y estorbosos pilares metálicos que se encuentran en la subida y bajada de las rutas.
En una descripción de conjunto, hay dos temas aquí de análisis: 1.- el mal servicio en todo contexto de una ruta incluyendo la nefasta música a todo volumen que alardean en sus letras los berrinches del niño interior disfrazado de macho y lamentan el abandono de una madre compensando el dolor con la misoginia, y 2.- la falta de educación y conciencia sanitaria y ecológica de parte del usuario, la usuaria o el elle -para no omitir un lenguaje incluyente- en plena pandemia.
Aunque hay una tercera opción:
A tantos años de promesas incumplidas de modernizar el transporte o por lo menos dar capacitación a los conductores, quien haya dejado esa bolsita, motivó una cascada de reflexiones, y entre esas cavilaciones, también mandó un mensaje de salvación para estos cascajos de camiones: pueden cambiar de giro y pasar a ser concesiones dando servicio en las áreas de limpia municipales -que tanta falta hace- y por otra último, nos invita a cambiar de actitud, al notar inevitablemente, que aún en tiempo de Covid y nuevas enfermedades -ya anunciadas y que vienen en camino-, aún nos falta mucho para respetarnos entre nosotros como ciudadanos. “Me cuido, te cuido, te cuidas, me cuidas”.

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