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Opinión

EL FERROCARRIL QUE LO APLASTA TODO

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Por JOSÉ LUIS FIGUEROA GONZÁLEZ / MASEUAL

*  Mapeo de las crisis políticas y sociales que padecemos y otras que se vienen encima.

Jojutla, Morelos, México, 18 de abril de 2016.-  Un ferrocarril recorre todas las regiones del mundo y pasa por encima de lo que sea para llegar a sus objetivos; su vía no tiene fronteras, su empuje no tiene tacómetro porque se ajusta a las regiones por donde pasa aunque su tendencia es avanzar a una velocidad desorbitada sin fijarse en obstáculos ni en nada. Carga de todo, mercancías sin límite pero principalmente lleva a personas con todas sus idiosincracias amontonadas y revueltas, con sus ilusiones envanecidas pero alentadas, con sus necesidades nunca satisfechas. Se trata de un ferrocarril con cara de amabilidad porque al frente lleva pintado un rostro sonriente y aparentemente feliz, aunque atado por siempre a la máquina. Es un ferrocarril al que nadie ni nada lo detiene, es aclamado en muchas partes porque arranca muchos aplausos con sus sonidos y sus luces estrambóticas e hipnotizantes; en otras apartes es repudiado, combatido, desdeñado y repelido por otras maneras alternativas de ser y de vivir. No se trata de un fantasma aunque muchas veces pasa desapercibido así se le tenga en frente; el que se sube ya no quiere bajarse si le toca ir en primera clase, pero los demás llegan a saltar por las ventanas sin saber a dónde ir a caer. Se trata de un monstruo de relativa novedad pero bastante desarrollado o bien se le quiere como la solución mágica para todo mal y se advierte que más allá no hay nada. Es el neoliberalismo cuya metáfora habrá de servir para intentar hacer un mapeo de las crisis sociales y políticas que estamos padeciendo hoy en día y las que se nos ven venir encima.

Nuestro trenecito va a hacer un recorrido imaginario por lugares y hechos reales para mostrarnos situaciones que parecen lejanas, ajenas y dispersas; descubriremos que pocas o casi ninguna cuestión es mera coincidencia y que la consabida lucha de clases no ha desaparecido de la faz de la tierra por más que se le quiera desacreditar como concepto obsoleto de la sociología trasnochada para explicar lo que ocurre alrededor nuestro. Como antecedente para entender el recorrido recordemos que en América del Sur se sucedieron acontecimientos políticos esperanzadores para quienes tenían en mente y en cuerpo las secuelas de las dictaduras que caracterizaron a varios países desde los años 70’ del siglo pasado. Por la vía de las elecciones hubo cambios significativos con el ascenso al poder de figuras como Hugo Chávez en Venezuela (1999-2013), Evo Morales en Bolivia (2006-2020), Luiz “Lula” Da Silva en Brasil (2003-2010), Néstor Kirchner (2003-2007) y luego Cristina Fernández de Kirchner en Argentina (2007-2015), Ollanta Humala (2011-2016) en Perú y Rafael Correa en Ecuador (a partir de 2007); figuras con denominadores comunes tales como el rechazo al modelo neoliberal, la toma de decisiones para buscar alternativas que resguarden los derechos sociales y el estado de bienestar para todos. Y aunque algunos todavía ejercen como mandatarios, resulta interesante hacer un recorrido para ver lo que ha pasado y nos puede pasar a los mexicanos si apostamos a realizar la misma ruta. De cualquier manera desde hace rato vamos dando tumbos en ese trenecito.

El recorrido del desplome de los gobiernos alternativos empieza más o menos recientemente a partir de la muerte de Hugo Chávez (5 de marzo de 2013) después de una batalla de 14 años

desde el poder en Venezuela con las fuerzas opositoras alentadas y apoyadas por gobiernos de Estados Unidos; Nicolás Maduro, el sucesor designado por el líder y aparentemente apoyado por las fuerzas vivas venezolanas pierde la mayoría parlamentaria que los sostenía (6 de diciembre de 2015) y ahora sí los contrarios van con todo para cortarle la cabeza. Difícil periodo para Maduro porque las aguas políticas en la República Bolivariana de Venezuela tienen un trasfondo que trasciende fronteras. El fondo del asunto es volver al carril neoliberal a los venezolanos que quieran vivir diferente. La siguiente parada la hacemos en Argentina el día 10 de diciembre de 2015 cuando Mauricio Macri, un representante de la derecha más radical asume la presidencia de la república poniendo fin al kerchnerismo izquierdoso de Néstor y Cristina por doce años; las primeras decisiones de Macri fue poner en la calle a miles de trabajadores de gobierno, reducir relaciones con gobiernos que sean de izquierda y acabar rápido con programas sociales diversos. El señor Macri está involucrado en los escándalos provocados por los Panamá Papers donde aparece en el grupo de la gente que trafica con fortunas escondiéndolas en los llamados paraísos fiscales evadiendo impuesto y encubriendo el origen del dinero; sin embargo, tan campante está y los argentinos en mayoría afligidos por haber metido la pata de votar como lo hicieron, pero ya ni llorar es bueno.

El ferrocarril neoliberal se mueve hacia Bolivia y ahí alentando igualmente a los críticos de Evo Morales a quien hasta sus novias son motivo de auscultación, pierde una consulta popular (21 de febrero de 2016) para promover su reelección hasta el año 2025. A inicios del año 2020 deberá dejar la presidencia de cualquier manera porque ganó el NO; se sospecha que alentado y financiado por conocidas fuerzas externas. El trenecito deja su huella y se va para Cuba a apantallar al mundo con lo nunca imaginado: que un presidente de Estados Unidos visitara la isla revolucionaria y sostuviera reuniones de trabajo con el hermano del mismísimo demonio llamado Fidel Castro, como quiera que sea Presidente de la República de Cuba. El llamado a los cubanos para olvidarse de la historia de agravios e incorporarse al ferrocarril neoliberal no gustó a varios de los hijos de Martí pero a otros los entusiasmó y los hizo sentirse cerca del progreso tan envidiado y del que “gozamos” de este lado del Caribe.

La siguiente parada se anuncia en Perú donde ocurre algo desconcertante, un pueblo vota para presidenta a la hija de Alberto Fujimori que gobernó Perú de 1990 a 2000 con las características de un dictador que mandó asesinar a gente de su desagrado, a secuestrar, lesionar gravemente y él personalmente robarse el erario público, por lo cual está en prisión purgando condena de más de 30 años a partir de 2009. Pero con todo, la gente votó e hizo ganar en primera vuelta a Keiko Fujimori para la presidencia de la república a pesar de estar ella misma envuelta en escándalos de corrupción. A veces no se entiende como el condenado se pone la soga al cuello

Y para no seguir los tropiezos de la historia terminamos el recorrido por hoy en Brasil donde este día, 17 de abril de 2016, se aplica un impeachment, procedimiento equiparable al juicio político; en pocas palabras dentro de horas se acabará la continuidad de Dilma Rosseuff, sucesora de Luiz “Lula” Da Silva en la presidencia; con ella terminará otra esperanza de cambio para los trabajadores brasileños. La todavía presidenta se defiende diciendo: “Quieren

condenar a una inocente y salvan a los corruptos”. El principal orquestador es el vicepresidente Michel Temer, a quien se sabe le gustará formar un gobierno a modo de complacer a los Estados Unidos. Como decía Benedetti: “el vicediós siempre es ateo”. En resumidas cuentas estamos ante un mundo patas arriba como escribiera el maestro Eduardo Galeano y esto amerita detenernos a mirar porque llueve tan fuerte y hacia dónde se dirige la tormenta.

En primer lugar se observa como característica común de estas estaciones del trenecito el hecho de haberse detenido en lugares donde aparecen gobiernos y pueblos que en distintas formas buscan encontrar sus propios procedimientos de hacer las cosas y de vivirlas; el trasfondo también es común y consiste en ir enganchando vagones para que los jale la máquina del neoliberalismo. El ferrocarril se los lleva hacia un nuevo túnel de oscuridad sin aparente salida pero a la vez el mensaje parece contundente: no hay de otra. En segundo lugar llama la atención la cercanía de las fechas lo cual no se explica si apelamos a la idea de coincidencia sino a la sincronía de proyectos neoliberales que están empoderando a las derechas más recalcitrantes en estos países; acción que hará levantar la mano de muchas otras para decir: “yo quiero de eso”. En tercer término llama la atención el papel de las masas de votantes que lo mismo se mueven en una dirección que en otra sin darse cuenta que en el vaivén son quienes pagan los platos rotos, a veces por obra y gracia de los gobiernos y los agentes de la derecha y otras por sus mismas complacencias. Algo extraño o no estudiado debe estar pasando para que un proletario o trabajador vote por quien le robará su sueldo, sus prestaciones y su pensión. La pérdida de la conciencia debe ser grave para que la manipulación haya logrado tanto.

Al parecer alguien ya descubrió el antídoto para los triunfos electorales de las opciones populares. Cuando el descontento social es incontrolable se les deja participar y hasta “ganar”; luego se les pone cerco y todas las piedras posibles, después se les hace culpables de todo lo malo hecho antes, durante y después de sus gobiernos. Finalmente se empuja a las fuerzas disidentes perdedoras de privilegios a que “se defiendan” y los involucra en procedimientos de lo más variopinto para recuperar el poder a como dé lugar. Así se abre el ciclo de la democracia al estilo norteamericano en la cual todo es cuestión de marketing. Los ciudadanos somos tratados por unos y otros, unos más otros menos, como objetos de sus propósitos, como ignorantes –“entre menos conozcas la realidad es mejor”-, como carne de cañón, como figurines que sólo sirven para justificar los procedimientos electorales. Somos la masa moldeable, la que no debe pensar, porque si lo hace complica las cosas; somos instrumentos y los dictadores en tinieblas que conducen el ferrocarril son las deidades que, como a Dios, hay que adorarlos sin verlos.

Lo anterior debería ser tomado en cuenta por los que ven en Andrés López Obrador más que una interesante opción para las elecciones del 2018 y ponen todas sus esperanzas y sentimientos en una persona. Al parecer algunos no comprenden que el movimiento llamado MORENA propone ser de grupos constituidos por activistas plenos de conciencia social fincada en el bienestar común y no la rebatinga del poder por el poder. No el montón de seguidores que caminen en masa exactamente por donde digan los cabecillas; el espacio para

la reflexión y la construcción de opciones y no el lugar de las zancadillas y el de “quítate que ahí voy”. Con todo, tal vez lo más difícil no sea ganar las elecciones en el 2018 sino encontrar la manera de servir lealmente a los principios y al desarrollo de las estrategias para defender con patriotismo el legado territorial, social y cultural que hemos heredado. La recuperación del concepto de trabajo comunitario sin reducir la importancia del individuo, la construcción de una sociedad diferente a las que va formando el paso del ferrocarril neoliberal. La acción del diputado morelense Manuel Nava Amores al haberse plegado a la exoneración de Graco Ramírez en nada corresponde con los principios que un día se escribieron para MORENA. Si así juega desde la “oposición”, ¿cómo actuaría el tal Nava Amores si fuera parte de un gobierno de mayoría?

Por supuesto que la actuación de los demás diputados resulta execrable, condenable al menos con la toma de nota para expulsarlos por siempre de su ventajosa carrera política. El asunto ya no es si Graco o no merece juicio político porque para la mayoría de los morelenses eso no está a discusión. El asunto del momento es la actuación arrogante, arbitraria, llena de soberbia, ajena a los representados a quienes tratan de entretener con dádivas baratas de los diputados que apoyaron a Graco seguramente no de gratis. Esas desvergüenzas empiezan por la burda consideración que nos tienen y nos pone como peldaños para su ascenso. Eso es corrupción porque pervierte el sentido de la política desde los mismos que dicen representarnos “dignamente”. Si así fuera tendrían la cara para explicar de frente a los representados por qué hacen o no lo que corresponde. Así es como se destruyen las bases de esa democracia que nos venden cada tres años, la misma con que tapan la boca un rato a los menesterosos para cobrárselos después multiplicado por miles por ciento.

Lo que se nos viene encima es la agudización de los males políticos y sociales debido a que el mundo está siendo empujado a convertirse en una sola y enorme aldea donde sólo convivan esclavos y amos en todos los aspectos. Esto no significa que no haya nada qué hacer; al contrario, es el momento de diseñar las resistencias más variadas y contextuales posibles. Como se pretende convertir la educación pública en la esclavización práctica y mental al modo de producir para el enriquecimiento de pocos y la miseria de muchos, hagámosla la herramienta para pensar, para crear, para actuar en consecuencia y para alcanzar la felicidad posible en este mundo de imposibles. Por nuestra propia salvación dejemos de creer en las mafias de delincuentes metidas a gobernantes. Con toda seriedad propongámonos reconstruir el tejido social desde la familia, la colonia y la comunidad con base en la franqueza y en la transparencia de propósitos y acciones; urge encontrar antídoto para acabar con la desconfianza entre nosotros mismos. El lugar del ciudadano organizado está esperando a aquellos que todavía pueden repensarse y tienen la luz suficiente para saber que no se nace para ser objeto en este mundo sino para ser parte su movimiento y de su deseable transformación.

 

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