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Opinión

REFORMAR LA EDUCACIÓN PÚBLICA: ¿CONSULTA O DEBATE?

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Por JOSÉ LUIS FIGUEROA GONZÁLEZ / MASEUAL

*  La consulta sobre el Modelo Educativo 2016 más allá del desahogo y la formalidad

Jojutla, Morelos, México, 8 de agosto de 2016.-  Una consecuencia de la movilización del magisterio en rebeldía se verá pronto concretada en los llamados foros de consulta de la reforma educativa. Los críticos señalan que las cosas se empezaron a hacer al revés, que “los bueyes se colocaron detrás de la carreta”, que primero se debe hacer un diagnóstico sustentado y luego se plantean proyectos remediales, en suma que estamos en el mundo del revés de manera obligada por los desmesurados niveles de autoritarismo, de protesta, de caos y de urgencia por llevar a cabo una reforma con claros tintes privatizadores. Sin embargo, podemos decir que nunca es tarde para corregir o que más vale tarde que nunca. Ser bien pensados ayuda a predisponerse para participar en la búsqueda de salidas al conflicto magisterial y social con la fe puesta en que para unos se termina la amenaza de perder el empleo y para otros se allana el camino para hacer su obligada labor de transformar la educación pública, para bien de todos. Pudiera ser que el cansancio de los maestros por meses de protesta y que el hartazgo de los empresarios ante sus “grandes pérdidas económicas” estén por resolverse para que ya tengamos la oportunidad de ver los juegos olímpicos sin mayor preocupación, que ahora sí la escuela nueva y el futuro tan deseado estén a la vuelta de unos días. Lástima que el pronóstico sea tan reservado acerca de la consulta que se avecina, lástima que se espere tanto de las pláticas que sostendrán los maestros durante una semana para que se consideren tomados en cuenta. Poco tiempo para revertir el orden de los factores si es que ya se comprendió que primero se diagnostica, luego se consensa el proyecto de intervención, después se aplica y finalmente se evalúa para modificar lo necesario y reiniciar el proceso. Bueno que se consulte, malo que ocurra en estas condiciones.

Entre charla y charla los docentes, directivos, autoridades y ojalá también padres de familia, existe el peligro de perderse por la inmensidad de facetas y de problemas de la educación pública en México. En esto es conveniente considerar cuáles son los hábitos de análisis individual y colectivo que se practican en los centros de trabajo; cuales son los métodos para tomar decisiones y cómo los estilos de dirección tienden más al control o a la participación abierta y democrática sin perder el piso. Existe el peligro de una incongruencia entre lo que quieren discutir los maestros y lo que plantea el Modelo Educativo 2016. El reto de los profesores es ganar en las discusiones pero sin perder la plaza base. El reto del señor Nuño Mayer es convencer de las bondades de la reforma educativa tal y cual está consignada en las reformas constitucionales y leyes derivadas. Para que no ocurra un diálogo de sordos lo primero será establecer con toda claridad la agenda de los foros de consulta, su aprobación en el colectivo escolar y social antes de enfrascarse en temas muy interesantes pero que dejen todo como estaba antes.

No se pueden soslayar los antecedentes de los foros de consulta porque están marcados por la intensa y extensa protesta magisterial y social. Consulta forzada huele a consulta amañada porque lleva la marca de estrategia para desactivar la resistencia magisterial y la ansiedad por encontrar una “salida” como quiere el secretario de SEGOB; pero sin precisar cuál es dicha

salida de modo que se procure el bien social apartándose definitivamente de los intentos de privatización a toda costa. Consultar sobre el Modelo Educativo 2016 no implica discutir sobre la evaluación punitiva a pesar de que se jura y perjura que no es punitiva. Por eso el riesgo consiste en caer en una situación de charlas más o menos amenas que sirvan de válvula de escape ante tanta inconformidad para aterrizar en que una vez consultados no queda otra cosa que acatar. No queda claro el proceso de consulta porque no se precisa el método para obtener las conclusiones desde las escuelas hasta las más altas instancias de gobierno. Esto más bien recuerda a los miles de foros “educativos” que ha realizado el SNTE como fachada para encubrir sus tejemanejes del poder político y el mal uso de las cuotas sindicales. De un régimen autoritario como el peñato no se puede esperar demasiado, la diferencia –de haberla- la marcarán los maestros si actúan con su propia estrategia ante el momento de la llamada consulta, empezando por concebir si nos quedamos con la idea de ser pasivos consultados o partícipes de un debate pedagógico.

No es lo mismo que se plantee una “salida” como los foros de consulta a proponerse crear las circunstancias para el debate pedagógico. La consulta se acorta en manifestarse de acuerdo o no al diseño que se presenta; el debate admite reconocer posicionamientos diferentes y hasta contradictorios con el afán de demostrar las ventajas de unos sobre otros y con el supuesto de construir la mejor opción. Para las prisas sirve bien la consulta porque “se toma en cuenta”, se concluye sobre la tendencia y sanseacabó. El debate en cambio requiere tiempo para su preparación, necesita un agenda muy precisa para marcar la ruta de las discusiones y los métodos para llegar a conclusiones así como la consecuencias de acción que se consensen. La consulta es coyuntural, el debate es permanente, así que no da lo mismo reunirse para charlar o para debatir. Al punto en el que se ha llegado en este conflicto resultan obvias las limitaciones de una consulta, sobre todo cuando es consecuencia de las condiciones de tensión, enfrentamiento y hasta sangre derramada. En su momento el magisterio movilizado señaló que ni siquiera fue consultado para implementar la reforma educativa, pero como las cosas se hacen al revés, la consulta puede ya no ser suficiente sobre todo si lleva el aroma de la desconfianza mutua.

Para evitar el mero desahogo ante instancias que no trascienden se requiere del magisterio una predisposición al debate de ideas pedagógicas con sustento teórico y con argumentos cuyo criterio de verdad esté contenido en la experiencia; la necesidad de vincular teoría y práctica cuenta más que nunca para demostrar que las propuestas alternativas son superiores a lo establecido. La construcción de propuestas pedagógicas viables pasa por apartarse de la actitud receptiva y asumir el rol activo, generador de ideas sin presiones ni controles. La asesoría de teóricos, de académicos, de intelectuales alternativos y críticos será de la mayor importancia para orientar esta fase del proceso. Conceptos clave contenidos en el Modelo Educativo 2016 tales como “educación humanista”, “pensamiento crítico” y “formación integral” –entre otros- pueden ser temas generadores para contrastar posicionamientos y para ganar hegemonía ante padres de familia, compañeros confundidos o no comprometidos, medios de información y sociedad en general. Para eso se requiere ir más allá del desahogo y de la formalidad de una consulta. Los maestros en lucha cuentan con valiosos cuadros para el

debate pedagógico pero no podrán estar en todas partes, se necesitan docentes dispuestos a participar decidida y coordinadamente para dar un paso más ante la imposición de la reforma, su evaluación y sus consecuencias.

Los vericuetos de la llamada consulta nos llevan a un obligado esfuerzo para comprender lo que ocurre y para encontrar la manera de direccionarlo hacia los objetivos del movimiento magisterial. Hay que dejarle claro a las voces que repiten lo que oyen diciendo que los maestros no queremos salir del pasado ominoso donde “campaban la corrupción y los privilegios”. Seguramente se refieren a la corrupción y a los privilegios de los mismos que siguen destruyendo al sistema desde la administración de la SEP y desde la cúpula del SNTE. Para eso contamos con el valioso conocimiento teórico y con la experiencia vinculada de modo que la descalificación abyecta no pueda prosperar. En el antagonismo nuevo-viejo ni todo lo “viejo” es inservible, ni todo lo “nuevo” es completamente nuevo ni exento de su lado oscuro. Las mentes simplistas se colocan con facilidad en los extremos y hacen usufructo de su posición. Las propuestas magisteriales de los rebeldes pueden superar estas contradicciones si se saben colocar en la conciencia de los que coincidimos e insistimos en la construcción de un mundo distinto donde no se cancelen las posibilidades de unos para implantar la tiranía de pocos. En ese sentido sean concebidos y desarrollados los foros que organiza la CNTE en paralelo a los foros en las escuelas. Esta tarea es compleja porque ya no basta con las consignas ni con los métodos tradicionales de lucha; ahora hay que ganar el debate pedagógico. En estos menesteres no es favorable atenerse al desnivel de los discursos entre “sabios” e “ignorantes”, porque todos sabemos y todos ignoramos. Ahora es perniciosa la actitud dependiente y la mala costumbre de atenerse a escuchar. Es tiempo de todos protagonistas en todos los ámbitos de la discusión si en verdad se pretende generar la hegemonía pedagógica del magisterio combativo.

En esta fase del proceso no se pueden desconocer los llamados ni las presiones de la clase empresarial que exige la represión para los maestros. El hábito de echar leña al fuego les parece a los señores empresarios una “salida” válida y hasta necesaria. Las evidencias sobran acerca de los intereses que defienden con la aplicación a rajatabla de su reforma educativa. Su prepotencia, autoritarismo, voracidad y animosidad belicosa piden a gritos que se multiplique Nochixtlán, que se acaben de una vez por todas las demandas sociales de justicia que tanto les incomodan. Las consecuencias de su proclividad, representada muy bien por muchos legisladores y funcionarios de gobierno, son impredecibles y no reconocen que sus intereses se juegan en ello. Por eso también es importante ganar el debate pedagógico de modo que se desactiven esas amenazas y prosperen las propuestas civilizadas de todas las partes. En este asunto de discutir el modelo para “transformar la educación” no cabe la displicencia, la ingenuidad ni la bravuconería; si habremos de pasar a la arena del debate pedagógico vale considerar con qué armas se combate y con qué movimientos se procede, a pesar de que unos trajeados insistan en las fintas de lucha cuerpo a cuerpo.

Se hace necesaria una guía básica para la búsqueda de una salida o al menos tregua al conflicto derivado de la aplicación autoritaria del modelo de privatización educativa. Los puntos esenciales de este inusitado movimiento magisterial y social no se pueden perder de vista por

más distractores que se pongan en el camino. El tema central de la inconformidad es el tipo de evaluación que propicia el despido de profesores sin atender a las diversas realidades del país y sin mayor interés por mejorar la formación docente y corregir las profundas causales de mal funcionamiento del sistema educativo. Luego entonces, junto con la discusión del llamado modelo educativo deben proseguir las acciones de resistencia y negociación para alcanzar la cancelación o al menos la suspensión de la evaluación punitiva así como el resarcimiento de los daños provocados. Es importante dar seguimiento a los posibles acuerdos con los legisladores para hacer realidad una iniciativa que reforme lo perverso de la reforma educativa; la movilización social debería centrarse en este objetivo antes de que concluya el sexenio. El mundo al revés que provocaron Peña, Nuño y cómplices debe ponerse al derecho; es decir, volver al principio de las cosas y primero retomar la tarea de hacer los diagnósticos locales sobre la situación educativa para llegar a un diagnóstico general que permita sustentar cambios educativos estructurales. Es de urgente resolución replantear el esquema de evaluación del desempeño docente y sus efectos para reducir el estrés de los profesores, con miras a reinsertarlos en una labor pedagógica concentrada y comprometida. A los padres de familia hay que ubicarlos en la corresponsabilidad con la educación de sus hijos y no seguir confundiéndolos al centrarlos en funciones fiscalizadoras y de gestión. A los académicos y pedagogos consecuentes con las alternativas para una educación democrática al servicio del desarrollo plena de las facultades humanas hay que convocarlos para que formen una red de respaldo a la sociedad civil y al magisterio movilizado. De cualquier forma, la diversidad cultural, la disparidad en el desarrollo económico y social, los rezagos de toda clase, los pendientes históricos no se acaban en foros de consulta porque representan apenas la oportunidad para intentar esclarecer los modelos posibles y definir coincidencias y diferencias.

El temple en el carácter del maestro acostumbrado a enfrentar todo tipo de calamidades hoy pasa por la prueba de someter a examen sus concepciones y sus referentes para imaginar, diseñar y empujar hacia un modelo educativo para el bienestar social a pesar del marco neoliberal que se ha propuesto lo contrario. Es otra forma de luchar, los adversarios apuestan a que en este terreno ganen sus corifeos; los maestros de origen popular saben que los sostiene la razón y la validez de los movimientos sociales que provienen del origen de las injusticias. El profesor que sólo vive para su bienestar puede quedar bien con sus jefes o puede simplemente hacer mutis; el maestro rebelde no puede sentirse realizado si no camina por un trayecto claro y sin claroscuros hacia su ideal pedagógico. Es tiempo de velar las armas del razonamiento, de la argumentación porque ahora la batalla es político-pedagógica.

 

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