DE MOTIVACIÓN INTRÍNSECA, INDIVIDUALISMO Y CALIDAD EDUCATIVA
Por JOSÉ LUIS FIGUEROA GONZÁLEZ / MASEUAL
* Fundamentos individualistas del Modelo Educativo 2016
Jojutla, Morelos, México, 21 de agosto de 2016.- Una nota periodística da cuenta de los resultados de la semana de los Consejos Técnicos Escolares (CTE) en la que los profesores revisaron el nuevo Modelo Educativo 2016 junto con la nueva propuesta curricular. Entusiasmado un profesor comentó que “algo de lo más interesante es la motivación intrínseca a las alumnas y alumnos con el nuevo modelo educativo, para que todas las actividades sean las que le interesan a las y los estudiantes (sic)”. Con esta declaración uno se puede imaginar el rostro iluminado de quien ha encontrado la fórmula perfecta para el éxito total. Además de lo notorio de su explícita e innecesaria consideración de género ante sus “alumnas y alumnos, las y los estudiantes”, llama la atención de que entienda por motivación intrínseca el hecho de que las actividades escolares sean las que les interesen a los estudiantes; si el punto se resolviera así la propuesta curricular sería muy distinta a lo establecido en cuanto modelo se pueda proponer. Ahora, a propósito del Modelo Educativo 2016, se vuelve a poner de moda el concepto de Motivación Intrínseca como parte de las grandes novedades de la propuesta curricular y como ha sucedido muchas veces el término se puede quedar atrapado en la superficialidad de los usos posibles, pero sobre todo como parte del encubrimiento o la sustentación ideológica del modelo que se presenta.
De pronto hablar de motivación intrínseca mueve a pensar en estudiantes comprometidos con su autorrealización, con la claridad de un proyecto de vida que les permite saber qué quieren y cómo lograrlo. Una imagen rústica es la comparación con el caballo de carreras que corre por sus propias convicciones, impulsos o deseos a diferencia de otro caballo que no avanza por más que lo empujen o acicateen. Celestin Freinet hablaba de la diferencia entre el caballo que toma agua porque tiene sed y del otro caballo que no toma ni porque le hundan la cabeza en la fuente, al referirse a la distancia entre el alumno que quiere aprender del otro que no quiere o piensa que no puede. El maestro entrevistado crea la imagen de estar frente a un grupo de estudiantes que aprenden por sí mismos aunque no sepamos de dónde les pueden nacer las ganas de trabajar sin necesitar empujones o motivaciones extrínsecas. Lástima que no sea tan simple como pensarlo y verlo en la realidad. Algunas reformas educativas, de tantas que llevamos, han dicho que el alumno debe ser el protagonista del proceso enseñanza-aprendizaje, el maestro sólo un guía o acompañante o asesor que oriente y que proporcione los medios. Imagen ingenua porque todos los maestros queremos saber dónde hay de esos niños o jóvenes para ir a trabajar con ellos. Es así como los conceptos pedagógicos se quedan en lo superficial, en lo aparente y en los informes de los directivos que casi siempre reportan el mejor mundo posible en sus escuelas.
La motivación intrínseca es uno de los nuevos ejes de la reforma curricular y de pronto aparece casi como una burbuja de optimismo al imaginar que la sola invocación hará venir al espíritu de la responsabilidad, de autonomía, de la decisión de hacer por uno mismo, sobrados de fuerza de voluntad. También lo podemos pensar cómo la fórmula del éxito personal, el desarrollo de la iniciativa propia o el triunfo del individuo sobre sus propias limitaciones. ¿Dónde habrá de quedar el mexicano envuelto en un sarape y recargado en un nopal? ¡Será hermoso descubrir
que Roger Bartra no tenía razón al haber usado -para caracterizar al mexicano- la imagen del axolote que por neoteno no alcanza el desarrollo pleno y se queda irremediablemente convertido en un chiquillo bobo y sonriente! ¡Líderes de la globalización temed a las nuevas generaciones hijas de la motivación intrínseca porque de aquí saldrán la iniciativa empresarial y los individuos que impondrán su estilo al mundo!
La implícita neutralidad de la motivación intrínseca, que la vuelve buena y necesaria para cualquier necesidad y ocasión, es una oportunidad para pensar la Propuesta Curricular 2016 desde la raíz de sus implicaciones en el marco del modelo de sociedad al que pretende servir. Por supuesto que todos queremos contar con el alumnado desarrollado a base de motivación que le venga de adentro y que no dependa de estímulos exteriores; para eso podríamos empezar a revisar esta consideración en los mismos maestros y en la estructura directiva y de supervisión. Empecemos por preguntarnos qué es lo que nos mueve para hacer lo que hacemos día con día. ¿Motivación intrínseca o extrínseca? ¿Somos capaces de darnos cuenta por sí mismos o necesitamos que algún observador nos diga que hacemos a motu proprio y qué por influencia de los demás? ¿Es posible vivir sólo por la iniciativa personal? ¿Cómo ocurre el juego entre la motivación intrínseca y la motivación extrínseca en las escuelas? Parece evidente que la balanza se inclina hacia la actuación dependiente y que la iniciativa propia no se estimula sino que por el contrario se castiga. Luego entonces, ¿adoptar la promoción de la motivación intrínseca significa el nuevo fomento a la libertad en el decir y el hacer, al desarrollo de la autonomía, a darle un lugar a la experimentación, a la estimulación de la creatividad? ¿Dónde hemos visto eso anteriormente?
Existe otra posibilidad de que estemos ante un subterfugio o un posible engaño, la posibilidad de que los constructores de la nueva propuesta estén llamando motivación intrínseca al perfil del sujeto formado en la valoración suprema de su individualismo muy acorde con el tipo de gerente, funcionario o administrador que esté dispuesto a todo con tal de lograr sus metas personales. Un ser ciertamente motivado por su hambre de éxito personal al que no le importe lo social o ambiental para llegar a la meta establecida; algo así ya se dibuja con la llamada generación z, los nacidos en la década final del siglo XX bajo el signo de la tecnología endiosada, el egoísmo, la insensibilidad ante el sufrimiento ajeno y dispuestos al acatamiento que aporta dinero y placeres. La supremacía de los intereses personales sobre los propósitos sociales o generales es la maldición sembrada por el modelo de sociedad neoliberal al grado ya de alcanzar niveles de patología social disfrazada de filosofía emprendedora o empresarial. Es de cuidado entonces la adopción de fórmulas que prometen la felicidad sin ubicar el asunto en su respectivo marco político, económico y social.
Una apreciación crítica podría invocar a un filósofo que se tuvo por loco y hasta por indecente. Diógenes Laercio entre sus locuras encendió la flama de una lámpara y se puso a caminar a mediodía sorprendiendo a los transeúntes que le preguntaban qué buscaba de ese modo y respondía “busco al hombre”, nos dejó la permanente tarea de preguntarse quiénes somos y qué queremos durante nuestro paso por el mundo. La filosofía “humanista” a la que alude la propuesta pedagógica 2016 pudo haber empezado por dar lugar a estas preguntas y abrirse a la diversidad de repuestas sin obviar la validez de lo predominante. El perfil de ser humano
requiere ser dilucidado en tanto se pretende presentar un modelo de educación válido para millones de personas involucradas en la construcción de su presente y futuro. La motivación intrínseca es interesante pero más que eso es relevante definir lo que hay detrás. El individuo es esencia en el modelo empresarial de educación y sustancia de la visión ambigua de la calidad de la educación. Estamos en franca retirada de la noción de comunidad, de nación o patria para asentar el poder del individuo como faro sempiterno de la noción del sentido vital. Estamos ante un problema gnoseológico que requiere atención para entender a favor de qué proyecto estamos trabajando, a qué tipo de ser humano nos estamos refiriendo; de este modo tendría razón hablar de un diseño de acción a través de la motivación intrínseca originada y mediada por la motivación extrínseca claramente definida según intereses y proyectos macrosociales consensuados.
En este sentido, no podemos dejar de lado la controversia entre diversidad y estandarización en los menesteres de diseñar y aplicar modelos de formación destinados a la educación obligatoria. Mientras una falla notoria sea el manejo flexible y a conveniencia de los conceptos que sustentan la reforma educativa; mientras siga la confusión entre que calidad educativa es desarrollo de las facultades humanas para conformación del sujeto humano e integral o bien la capacitación para el trabajo según los estándares exigido por la industria y su galopante carrera tecnológica, mientras se siga intentando atraer a través de conceptos “de lo más interesantes” pero medio llenos o medio vacíos de contenido a modo de que se adapten a oscuras intenciones, mientras la escuela siga siendo escenario de confrontación ideológica producto de las condiciones sociales, políticas y económicas del exterior, no podemos jugar a la ingenuidad de creer que existen modelos educativos neutrales o desprovistos de intereses que van más allá de los enunciados.
La motivación intrínseca no es producto de la generación espontánea ni mucho menos, se trata de una construcción cimentada en el entorno familiar y social, de una actitud de iniciativa que se aprende desde los primeros años de vida; que si en unos se observa y en otros no, no es por casualidad o falta del voluntad de los sujetos. La actitud emprendedora, con autonomía, con empuje personal es muy propia en los ambientes donde hay mando administrativo y control de recursos y personas; la otra cara de la moneda, la actitud dependiente y complaciente hacia los otros es común en los ámbitos dónde hay carencia de todo y predisposición a la obediencia obligada. No hay mandato que haga de alguien una persona motivada intrínsecamente por lo contradictorio del hecho; la fuerza de voluntad no se compra en ningún lado y muchas veces la adversidad se opone a su manifestación. Al sistema social de control o lo que Herbert Marcuse llamaba Aparatos Ideológicos de Estado no le es apetecible la figura del sujeto autónomo, creador y ejecutor de su proyecto de vida involucrando sus intereses personales en coordinación con los intereses y necesidades en la esfera de lo social. La reflexión crítica de los educadores puede ser el inicio para esclarecer su pensamiento y no caer fácilmente en garlitos que lo lleven a depositar toda su fe y trabajo en un modelo que a trasmano pretende acabar con el baluarte social llamado educación pública. Es obligación prepararse como educador en el arte de la construcción de la alternativa pedagógica ante la disyuntiva que se plantea como la confrontación irresoluble entre dar mayor peso a la sociedad o al individuo. Es tema de otra discusión pero aceptemos el desafío de encontrar alternativa mediada entre la valoración al
sujeto como persona individual y como miembro de la colectividad. Tal vez el socialismo llamado real fracasó por intentar someter al individuo a la dictadura de lo que se consideró interés social y el capitalismo neoliberal nos tenga cayendo en un abismo porque ha deidificado al sujeto como individuo.
La tarea de hoy es entrar a la discusión teórica vinculada a la práctica para establecer consideraciones en torno a conceptos como el de motivación intrínseca y varios más. Se trata de vislumbrar salidas a la confusión o a la creencia fácil. No se puede llamar al espíritu de la motivación interior sin comprender el papel que juega la familia y el entorno social, no puede haber actuación o iniciativa propia si el sistema escolar no se da cuenta que sus bases de funcionamiento son lo contrario; el cultivo y promoción de la autonomía lo deben vivir los mismos educadores para que sepan qué es eso que quieren ver en sus alumnos y darse cuenta cómo hemos sido educados y cómo estamos educando, es equivalente a desenrollar la cinta y volver a enrollarla de manera distinta. Descubrir que no es posible aspirar a la motivación intrínseca con menoscabo del sentido de lo social y de los proyectos comunitarios. La emulación puede ser un buen método para pregonar con el ejemplo como modelo superando los discursos que contradicen a los hechos. Los CTEs son una oportunidad de mostrar que es posible la construcción de equipo y de comunidad, los cuales a su vez alimenten la potencialidad escondida en la motivación intrínseca adormecida. La práctica de la libertad, de la crítica, de la autocrítica y la confianza mutua pueden ser el inicio de un proyecto alternativo renovador que pasa primero por la transformación de los educadores para alcanzar a sus alumnos. Finalmente la capacitación en la construcción colectiva de proyectos para la transformación de la realidad escolar es de necesidad prioritaria si es que en verdad ya entendimos el tamaño de la crisis educativa que estamos padeciendo.
La amenaza personal del presidente de la república hacia profesores asegurando no tener reparo en usar la violencia para obligarlos a retornar a las aulas a pesar de no haber llegado a los acuerdos que se requieren para empezar a resolver el conflicto magisterial, es un mal augurio para el mismo modelo que se está presumiendo. No hay fuerza capaz de detener la motivación intrínseca de los profesores que los hace fuertes ante la lluvia, el viento, los golpes o las balas. La oportunidad de acercarse al menos a una posible salida está más en manos del gobierno que de los inconformes. Entiéndase que un maestro que no sabe si mañana amanecerá con la plaza de trabajo para sostener a su familia no tiene las condiciones necesarias para entrar al análisis de modelos educativos pretendidamente “de lo más interesantes”. Es un absurdo sostener la aplicación más rigurosa de la ley de la reforma educativa que se aprobó como sabemos que ocurrió y manejarse con la arrogancia de no dar un paso atrás nomás para que se sepa quién manda aquí. Necesitamos la intervención de especialistas psiquiatras que develan la motivación intrínseca de Peña Nieto y de Nuño Mayer junto con su comitiva de falderos para saber qué los mueve a manejarse entre tanto enredo. Mientras, sigamos en la dignificante tarea de luchar desde la trinchera que nos ha tocado defender.