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Estado

JOJUTLA, TERREMOTO, INCOMPETENCIAS DE GOBIERNO Y SOLIDARIDAD SOCIAL

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Por JOSÉ LUIS FIGUEROA GONZÁLEZ / MASEUAL

*  De cómo un movimiento telúrico enterró vidas y viviendas a la vez que exhibió lacras y generó esperanzas

Jojutla, Morelos, México, 23 de septiembre de 2017.-  Martes 19 de septiembre de 2017, 13:14 horas. Un terremoto de magnitud nunca antes vista o reportada sacude al centro del país con efectos devastadores en la zona sur del estado de Morelos. El centro de la ciudad de Jojutla queda convertido en montones de escombros que bloquean las calles principales con el costo de varias pérdidas humanas. Edificios caídos o a punto de caer amenazan la integridad de los sobrevivientes, las cuadrillas de voluntarios de inmediato se ponen a rascar prácticamente con las uñas para intentar el rescate de sobrevivientes. Todo mundo corre en la búsqueda de sus familias. Escombros, polvo, humo de algún incendio, muchísima gente en la calle escapando de las construcciones a punto de caer.

Miércoles 20 de septiembre de 2017, alrededor del mediodía.

Graco Ramírez Garrido y una pequeña comitiva encabezan un recorrido por la calle Ricardo Sánchez que se convirtió en uno de los escenarios más dramáticos por la cantidad de construcciones derribadas por el terremoto. Junto al gobernador de Morelos, tomada de su brazo camina la diputada local por este distrito, Hortencia Figueroa Peralta. El gobernador camina con una parsimonia ceremoniosa, sin abandonar el dejo arrogante que lo caracteriza. La gente le pide ayuda y de manera parca contesta que se hará llegar. Hortencia Figueroa da explicaciones técnicas a un grupo de ejidatarios y les dice que primero se deben remover los escombros para liberar las vialidades, cuando la expectativa de la gente es otra y no la de escuchar obviedades. Gente con chalecos amarillos que llevan el logo del Poder Ejecutivo del estado se mantienen cerca y atentos a las instrucciones de su jefe, pero nada trascendente ocurre, nada, siquiera algo alentador de escuchar y todo se va convirtiendo en una especie de marcha del silencio o de los consternados. Los periodistas los siguen buscando la nota y pidiendo declaraciones y entre ellos se dicen que está a punto de llegar Peña Nieto. La explanada municipal, recién bautizada de la “Soberana Convención Revolucionaria”, se llena de una muchedumbre expectante, de algunos enojados por la presencia de un gobernante que se ha ganado a pulso el repudio social gracias a sus actuaciones en casos como el desafortunado “Paso Exprés”, pero todo mundo va a la espera de que se anuncie algo importante. Y nada, solo la comitiva que sigue caminando. Luego las instrucciones mandonas de soldados y otros vestidos de civil que empujan a la gente a las orillas de la calle central porque se dice que en breve momento llegará el repudiado mayor. Las secuelas del terremoto no entienden las frivolidades de los que se vinieron a tomar las fotos de costumbre. Más tarde Graco Ramírez sería acusado en las redes sociales de estar reteniendo la ayuda que llega de otros estados para etiquetarlas a nombre del DIF Morelos. Otra bellaquería.

Peña nieto en Jojutla, acartonamiento e intrascendencia.

De rápido porque hay otras secuelas de terremotos que atender, Peña Nieto llega a Jojutla a reproducir un discurso que fue a decir a Oaxaca y a Chiapas, a llamar a la solidaridad de la gente con la gente, apoyándose en un movimiento de su mano derecha que ya parece tic. Un cumplido solamente, nada o ningún anuncio que varíe o mejore la situación. Se va como llegó, sin gloria y con pena. Su visita ni siquiera amerita mayor atención en los medios de comunicación. Jojutla está caída pero empieza a mostrar muchos signos de vida y su gente no cesa en animar a su gente removiendo escombros, preparando y repartiendo alimentos, recorriendo la ciudad para hacer el recuento de daños, buscando vida en los pedazos de hogar, rescatando pertenencias, ofreciendo sus vehículos, sus recursos, su tiempo, su fuerza, su voluntad. Las autoridades bien gracias, apanicadas por la caída del edificio municipal y no se sabe dónde o haciendo qué. La desgracia arrasó también con lo poco de gobierno municipal que teníamos.

Efectos de un fenómeno natural extraordinario en Jojutla.

Jojutla cuenta con registros históricos documentados de unos tres siglos y ninguno registra un acontecimiento como el terremoto del 19 de septiembre de 2017. Cierto que el sismo de 1985, curiosamente otro 19 de septiembre, se sintió fuerte y hubo algunos daños en vidas y construcciones pero nada semejante. Por estar asentada en la placa central del país, Jojutla está considerada en la media o baja sismicidad y por eso nadie suponía que pudiera ocurrir lo que ha sucedido. Es la razón por la que la cultura de prevención se ha limitado a los simulacros en las escuelas y algunos edificios públicos, a repetir superficialmente los instructivos oficiales con ese aire de dejadez porque eso es para Oaxaca o para Centroamérica. Así que nos agarró el factor sorpresa. A eso agreguemos que particularmente en el centro de la ciudad abundaban las construcciones antiguas hechas de adobe, sin mantenimiento y algunas catalogadas por el Instituto de Antropología e Historia que las volvía intocables aunque se estuvieran cayendo. Además tómese en cuenta que las calles principales han visto aumentadas las construcciones para locales comerciales de manera desmedida y seguramente con reglas laxas y permisos al vapor. La pobre Jojutla quedó al descubierto entre el descuido y el afán de lucro con desmesura. El escenario impresionante del centro de la ciudad y en particular de una zona de asentamientos populares fueron lo más dañado; gobiernos y gobiernos municipales de la imprevisión y la complacencia, incompetencia y corrupción son lacras que también salieron a flote. Para ejemplo el programa de “embellecimiento” del primer cuadro duró apenas tres días después de su inauguración. Por priorizar la imagen, se fue construyendo sobre lo endeble. Otro ejemplo son “Los arcos de los López” históricos pero desatendidos y dejados a que se cayeran encima de quien fuera, como ya sucedió.

Un gobierno municipal invisible.

El terremoto pegó en el corazón del gobierno municipal, en su edificio con trabajadores en pleno horario laboral y ciudadanos haciendo trámites de rutina. El entrañable reloj del siglo XIX cayó junto con el asta bandera encima de una transeúnte. Los laterales del llamado palacio municipal se doblaron hacia la calle destruyendo autos, llenando de escombros y matando a trabajadores que estaban en sus actividades. El shock fue terrible, caos total. El personal de protección civil hizo lo que pudo, la policía se desconcertó pero se recuperó más o menos rápido. De lo que no se sabe es del cabildo y del presidente municipal, suponemos que rápidamente se pusieron en contacto con los más altos niveles de gobierno y gestionaron el arribo del ejército con su plan de desastres; los imaginamos sobreponiéndose al dolor y encabezando las labores de rescate y atención a víctimas. Tal vez los acuartelaron en algún lugar porque no se hacen ver y los que por ahí andan se les ve tan desconcertados como cualquier damnificado. Desde el primer día la situación se quedó en manos del ejército y la sociedad civil con un evidente rebase de la autoridad local. Máquinas por doquier empezaron a remover cascajo pero ni la coordinación, ni el carácter de liderazgo, ni el aliento de la autoridad local se hacía visible. Sigamos suponiendo que todos los regidores, directores, síndico y presidente están ocupados en las operaciones esenciales, pero que alguien nos explique cuál es el plan y cómo se está coordinando la participación de la ciudadanía. La falta de iniciativa, las incompetencias, las frivolidades y el oportunismo serán cobrados en su justa medida en los meses venideros con motivo de las elecciones del siguiente año. A la línea de flotación de la política clientelar se le ha hecho un gran agujero con motivo del terremoto, que ya no será únicamente un fenómeno de la naturaleza sino un movimiento que cimbre la estructura del poder.

Del dolor paralizante, la confusión y el descontrol a la esperanza.

Es obvio que en lo inmediato el golpe emocional recae en quien lo vive en carne propia. Que la solidaridad más viable es la del prójimo próximo y que en cuestión de desgracias somos un pueblo sensible y auxiliador a lo más posible. Si el impacto inicial no nos hunde en el suelo, somos capaces de levantarnos y de dar la mano a quien lo necesite. La solidaridad proveniente de muchas partes del país no se hizo esperar y afortunadamente en Jojutla no falta alimento, cobijo, ni atención médica. La prioridad es la integridad física de todos y enseguida viene lo difícil de la reconstrucción material y anímica. Se hace necesario acelerar la superación del duelo para lograr una actitud lo más serena y fría posible a modo de poder enfocar la realidad con el zoom del buen juicio para colocar lo general y lo particular en referencia mutua. Esto significa crear una imagen amplia de la situación a la vez que se ubican debidamente sus particularidades. Determinar prioridades y definir necesidades a mediano y largo plazo. Construir la perspectiva de la reconstrucción material y de la resiliencia individual y en grupo. De lo menos malo rescatar del terremoto las posibilidades de aprendizaje para mejorar nuestra manera de entender y de actuar sobre la realidad,

En lo inmediato es necesario contar con los voluntarios suficientes para distribuirnos e ir a hablar con la gente que sufrió algún nivel de daños. El dolor emocional debe salir de cualquier modo para que no vaya a afectar más a los damnificados; en particular dar cauce a la expresión en personas vulnerables como niños o adultos mayores. Todos necesitamos decir lo que nos duele para despejar efectos de estrés postraumático. Por eso, además de brindar alimentos es necesario la conformación de grupos para la realización de actividades para encauzar una normalización lo más pronta posible, tales como actividades para la expresión en distintas formas, la recreación, la actividad manual, el ejercicio físico, los coloquios sobre el tema para reorientación de las confusiones y los rumores típicos en estos casos. La atención a los efectos objetivos es lo más inmediato pero no olvidar los efectos subjetivos, las depresiones

descontroladas y las manifestaciones conductuales atípicas. Bienvenido el apoyo de los compatriotas y más allá, pero la clave está en lo que podamos hacer los que aquí vivimos junto con el apoyo de los gobiernos, sin el apoyo de éstos o hasta en contra de sus incompetencias e intereses pervertidos.

Después del terremoto Jojutla será otra en su aspecto físico, ya no estarán más las construcciones históricas que no fueron suficientemente valoradas ni protegidas en su momento, los hogares de mucha gente serán otros y tardará mucho tiempo en quedar al gusto y necesidad de sus propietarios. Pero lo realmente sustancial estará en los cambios de conciencia que seamos capaces de construirnos. Tendremos que recapacitar para resolver ese gran pendiente de la apatía que nos ha caracterizado respecto de los asuntos públicos, la identidad jojutlense tendrá que reafirmarse para incluir a los que recién han ido llegando y que todavía les ha costado trabajo sentirse de este terruño, la cultura de la prevención deberá ser tomada en serio, la enseñanza de los antepasados en cuestiones de querencia a la tierra que no cobija deberá ser retomada para compartirla con las generaciones jóvenes, los cronistas deberán ser llamados para mostrarnos lo que nos dejaron los tiempos de antaño, los maestros tendremos que recuperar el protagonismo en tareas para la reconstrucción del tejido social.

El empoderamiento social que se puede derivar de esta contingencia puede ser trascendente si logramos recuperar las riendas de nuestro destino común dejando de una vez por todas de otorgar poderes plenipotenciarios a los gobernantes. Los que quieran gobernar deberán pensarlo más de una vez si van a seguir insistiendo en el engaño y la manipulación o si habrán de dar pruebas irrefutables de probidad y compromiso con el servicio público. Los que están en el poder tienen la oportunidad de recapacitar para dejarse de frivolidades, arrogancia, latrocinios y abusos para pasar a coordinar con efectividad lo que la sociedad está clamando. De otro modo y como no entiendan, hay que darles la oportunidad de que renuncien y se vayan a buscar lo que en el gobierno no podrán obtener. Las lecciones de solidaridad y la demostración de capacidad de respuesta que está dando la sociedad civil se debe transformar en la aplicación de un potencial extraordinario que sirva para la nueva cotidianidad que nos merecemos. De lo anterior puede derivarse un nuevo papel de protagonismo para los grupos y sujetos sociales interesados en promover la toma democrática de decisiones y la participación ciudadana en la promoción del bienestar social.

El magisterio democrático y su papel en los momentos de crisis.

Debe ser que las propias afectaciones y los problemas de cada escuela estén impidiendo una presencia significativa del magisterio en el lugar y en estos momentos de la crisis provocada por el terremoto. Debe ser que los mandos medios estén fuertemente aturdidos exigiendo una disciplina que no cabe, en lugar de promover la solidaridad del magisterio al menos hacia los padres de familia de sus alumnos. Tal vez ocurra que a muchos maestros le haya afectado en sus propiedades o tal vez no les afectó y se han quedado estupefactos cuidando lo que tienen. No se sabe a ciencia cierta pero el apoyo de los maestros se está dando de manera individual, porque ni la sección sindical, ni las delegaciones hacen acto de presencia o de liderazgo que al

parecer no tienen. Sin embargo, una vez reanudadas las labores docentes se presentarán muchas oportunidades de intervención con los hijos de familias afectadas, por la propia situación del edificio escolar y los efectos emocionales en niños, padres y maestros; entonces se requerirá una actuación cuidadosa para mostrar liderazgo en la reconstrucción de lo necesario y sobre todo en la procuración de la resiliencia de cada persona y cada grupo. El profesor tendrá la oportunidad para la reconstrucción de su conciencia social y para reforzar sus vínculos con la comunidad y con los demás profesores.

Las acciones para la atención a niños, jóvenes y adultos tendrán que ir más allá del asistencialismo material. Cada colectivo escolar tiene la oportunidad de diseñar un proyecto para la reconstrucción objetiva y subjetiva de modo que sea posible recuperar liderazgo y presencia social. Ahora mismo es el momento de que los maestros participemos en acciones de amplio espectro para acudir en apoyo de los más necesitados en la propia o en otras comunidades. No serán la incompetencias de los gobiernos pervertidos, no serán los oportunistas de toda calaña, no serán los sensacionalismos de los medios masivos ahogados en su inmoral trabajo por el lucro y para el lucro. Nadie de ellos serán el obstáculo que nos impidan volver a estar de pie; la diferencia será que la recuperación nos permitirá ver a los ojos de los funcionarios con la seguridad de que sin nosotros son nada y que dejar o no dejar que sigan con sus arbitrariedades ahora dependerá de todos.

Jojutla cayó por un descomunal golpe, pero ya se levanta. Gracias, todas las gracias que se puedan dar a los brigadistas que llegaron de todas partes. Un abrazo solidario a todos los que metieron el hombro, siguen y seguirán sin detenerse. Una advertencia para los vivales porque el terremoto también vino a derrumbar sus ambiciones.

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