TIEMPOS MODERNOS
Por JAIME LUIS BRITO / MASEUAL
* PRI, Morena, ¿diferentes?
Cuernavaca, Morelos, México, 16 de enero de 2017.- El próximo 1º de julio hay mucho en juego. Me gustaría decir que lo que está en juego es el proyecto de país, o de estado, pero en realidad no veo entre los candidatos, o precandidatos, una pugna de proyectos de nación, como por ejemplo, en el discurso insiste mucho Andrés Manuel López Obrador, pero la verdad es que esto no es así. No hay diferencia entre los proyectos de Morena y del PRI.
En el PRI, entre los priístas, entre su voto duro, no importa el proyecto. Lo importante son los usos y costumbres, la posibilidad de insertarse en ese escalafón creado junto con el esquema corporativista. Usted puede comenzar como votante acarreado, luego ascender a “operador”, es decir a quien acarrea a los votantes, después, si le echa ganas, lame las suelas correspondientes, puede llegar a manejar recursos públicos, a bajarlos a las colonias y así, un día, ser el “ayudante” de alguna comunidad y ya tener un “sueldito”.
Siendo disciplinado, un día usted puede aspirar a ser suplente de regidor del cabildo y así hasta convertirse en líder seccional del partido, ¿y por qué no?, un día hasta puede ser parte de la lista de diputados plurinominales, ocupando el lugar 25, sin ninguna posibilidad, pero para el currículum, cuenta. Así que lo que menos importa es el proyecto. Lo importante es ir avanzando hasta encumbrarse y entonces sí, “que la Revolución me haga justicia”. Entonces vendrán los sueldazos, las asistentes, las asistentes, los bonos, los viajes a costa del erario, los gastos de operación, los moches…
Para los militantes de Morena, y particularmente para los feligreses del Tlatoani, el proyecto tampoco importa. Lo importante es que éste, que cada seis años se expresa en un libro que hizo algún grupo de iluminados, tenga la bendición de López Obrador. Para la feligresía lo importante es que el pontífice santifique y purifique. Aplica la máxima del cristianismo de que la conversión, incluso del más pecador, es reconocida, siempre y cuando pase por bendición purificadora del gurú.
Nada de democracia. Mientras en el PRI el tema es el escalafón de sometimiento, complicidad y ambición, en Morena es el sometimiento a la línea del patriarca. Y lo peor es que si uno revisa los proyectos, digamos, en materia de seguridad pública, tanto el tricolor como la “esperanza” de México, apuntan a lo mismo, utilizar al Ejército para combatir el crimen, ello, a pesar de que el PAN fue el impulsor de esa estrategia fallida desde 2006 con el imbécil de Felipe Calderón Hinojosa.
Sí, lo sé, no hablé aquí del PAN y el PRD (los otros partidos ni siquiera merecen una línea). ¿Qué quieren qué diga? Con el perdón de sus militancias genuinas, las camarillas que controlan a esos partidos se comportan como mercachifles. La verdad es que son capaces de vender a su madre, a la que por cierto, dudo que conozcan.
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