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Estado

RECONOCIMIENTO A ROSARIO IBARRA Y TAMBIÉN A SU LUCHA

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Por LA COMISIÓN INDEPENDIENTE DE DERECHOS HUMANOS DE MORELOS

Ciudad de México, México, 28 de diciembre de 2018.-  El 21 de diciembre de 2018 la LXIV Legislatura de la Cámara de Diputados, otorgó la Medalla al Mérito Cívico Eduardo Neri a Doña Rosario Ibarra de Piedra. Para el PRT representa un orgullo y alegría muy grande este reconocimiento de la Cámara de Diputados a la compañera Rosario Ibarra.

Un reconocimiento merecido para la luchadora social, defensora de los derechos humanos y por la presentación de los desaparecidos, así como voz de la izquierda revolucionaria incluso en el ámbito institucional. Dos veces Rosario Ibarra ha sido diputada federal (durante 1985-88 y en el periodo de 1994 a 1997) y Senadora de la República (2006-2012). Este mismo año estuvo propuesta nuevamente para la Medalla Belisario Domínguez del Senado aunque finalmente le otorgaron la de la Cámara de Diputados.

Pero más allá de estos reconocimientos institucionales, como otros cuando fue nominada para el Premio Nobel de la Paz, es el reconocimiento por su participación en la lucha contra la represión, por la libertad de los presos y desaparecidos políticos y en general las libertades democráticas lo que le ha dado ya un lugar fundamental en la historia de nuestro país, Un lugar relevante desde el cambio histórico que representó el Movimiento Estudiantil del 68 en la lucha por las libertades democráticas contra el represivo, autoritario y antidemocrático régimen del PRI.

La historia personal de Rosario Ibarra es parte de la lucha de las generaciones posteriores al 68, desde la detención-desaparición de su hijo Jesús Piedra en abril de 1975, en pleno periodo de Luis Echeverría y la extensión de las práctica de la desaparición forzada de personas por parte del Estado, como venía impulsando también el imperialismo en el Cono Sur por medio del Plan Cóndor.

Similar a la experiencia de otras madres de desaparecidos de América del Sur, Rosario Ibarra impulsó la creación del Comité Eureka, que organizó a madres y familiares de desaparecidos políticos. Dese el Comité Eureka, Rosario acuñó la consigna que reflejaba toda una posición política sobre el crimen de lesa humanidad que es la desaparición forzada: “Vivos los llevaron, vivos los queremos”. Esta posición que en los años 70 y 80 no era comprendida a veces incluso por sectores de izquierda y de otros políticos “realistas” que presionaban por el pago de indemnizaciones, lamentablemente ha vuelto a plantearse, pero ahora multitudinariamente, después la desaparición de los 43 de Ayotzinapa. Frente a la “verdad histórica” del gobierno, que prefiere cerrar el caso diciendo que fueron asesinados con tal de no admitir que están desaparecidos, el movimiento por Ayotzinapa ha vuelto a gritar “Vivos los llevaron, vivos los queremos”.

Ayotzinapa, como las luchas iniciadas por el Comité Eureka en las décadas anteriores, llegan a puertas similares que permanecen cerradas para ocultar a los detenidos desparecidos: los cuarteles militares. Justamente por eso, en estos mismos días, Rosario Ibarra y el Comité Eureka, se han opuesto a que el siniestro Campo Militar No. 1 sea simplemente reconvertido en un centro cultural o un nuevo desarrollo inmobiliario sin develar los secretos del uso de ese Campo Militar, como otros en el país -entre ellos el de Iguala- como cárceles clandestinas de los desaparecidos políticos y centros de tortura.

El reclamo de Rosario choca con las sugerencias de especialistas y académicos y nuevos comités de estudiosos, a diferencia de los comités como el de Rosario, integrados por familiares de desaparecidos, es decir directamente por las víctimas, que como dicen los de Ayotzinapa, no quieren dinero, sino a sus familiares desaparecidos. Las modernas sugerencias de especialistas y legisladores ponen el énfasis en la “reparación del daño” por la vía económica y no en la libertad y presentación de los desaparecidos. Precisamente en su ultima fase en el Legislativo, la Senadora Rosario Ibarra se opuso firmemente a esta idea de “reparación del daño” en torno a un crimen de lesa humanidad. La canalización de un reclamo democrático, de respeto a los derechos humanos, a la dinámica legislativa que busca dar la imagen de “normalidad democrática” dejando en la impunidad y sin solución el reclamo de vida que implica la lucha por los desaparecidos.

En el mismo Senado de la República, con otra relación de fuerzas distinta a las ocasiones en que fue Diputada, la misma Rosario, Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos no se cansaba de repetir que el problema en México no es que falten más leyes sino que se respetan y se haga justicia.

Por eso, nuevamente en su mensaje del 20 de agosto de 2018, repitió lo que ha dicho desde la primera campaña presidencial, cuando fue candidata del PRT: ¡no hay democracia con desaparecidos! Por estas posiciones de lucha y esta trayectoria que no acepta dar crédito democrático cuando la violación a los derechos humanos, en su caso más cruel como es la desaparición forzada de personas (que quiere decir, responsabilidad del Estado) continúa sin resolverse y sin justicia, es que Rosario Ibarra ya ha pasado a la historia sin necesidad de reconocimientos oficiales. Es el reconocimiento que ya le hemos dado muchas veces en la lucha por su ejemplo y sus contribuciones. Así fue con la histórica huelga de hambre de agosto de 1978. Así fue cuando logró precisamente la Amnistía de 1978 que permitió la libertad de más de mil pesos políticos y de cientos de perseguidos, así como un centenar de desaparecidos en los años siguientes. Una amnistía aprobada en la Cámara de Diputados sin que hubiera en ese momento ningún gestor o aliado de la izquierda, sino como resultado de la lucha y exigencia del movimiento ante el poder.

Cuando el concepto de Amnistía no se había adulterado, como ocurriría tiempo después, por ejemplo en América del Sur, cuando se negoció la salida de los militares, de regímenes dictatoriales, dando amnistía a “ambos” lados: víctimas y victimarios, leyes de “punto final” que simplemente significaron impunidad para los criminales y sacrificar a los desaparecidos y la lucha de sus familiares.

El reconocimiento desde el pueblo y las luchas de los trabajadores se dio al crear también el FNCR (Frente Nacional Contra la Represión) y su solidaridad con las coordinadoras de fines de los años 70, como la CNTE, la CNPA y la CONAMUP. Ese reconocimiento y la posición que Rosario Ibarra representaba en la izquierda lo recogió también el PRT al postular a Rosario Ibarra como candidata presidencial en 1982, convirtiéndose en la primera mujer en ser candidata presidencial en México. Después como diputada del Grupo Parlamentario del PRT (1985-88) apoyó la lucha y organización de los damnificados del terremoto de 1985, así como nuevamente presentó una iniciativa de Ley de Amnistía que incluía no solamente a presos políticos en cárceles públicas sino a los desaparecidos retenidos en cárceles clandestinas y campos militares. Nuevamente en 1988, Rosario Ibarra fue postulada por el PRT como candidata presidencial representando a la izquierda revolucionaria que se oponía al PRI y su régimen desde antes de su derivación neoliberal.

Por eso, cuando el levantamiento zapatista de 1994 y que la primera Declaración de la Selva Lacandona llamaba a la revolución, el EZLN, al organizar la Convención Nacional Democrática en agosto de 1994, la designó Presidenta de la CND. Sosteniendo una posición radical al actuar tanto en el terreno institucional como fuera del mismo, ante el fraude electoral del 2006 participó en la fallida toma del Congreso para evitar la toma de posesión de Calderón y luego puso la banda presidencial a López Obrador en el Zócalo reconociéndolo como “Presidente Legítimo”.. Así también tomó la tribuna del Senado, con la ayuda de un puñado de Senadores, durante semanas para evitar que se votara en 2008 la reforma energética, que no se concretaría hasta la llegada de Peña Nieto y los partidos que le apoyaban del llamado Pacto por México (básicamente PRI-PAN-PRD). Por todo ello y más que podría agregarse, celebramos y felicitamos a Rosario Ibarra por este reconocimiento de la Cámara de Diputados que es merecido pero que debería traducirse por la respuesta al reclamo de fondo de la lucha de Rosario Ibarra. Eso sería lo más consecuente para no dar la imagen de que ahora algunos de los que otorgan el reconocimiento lo hacen para pretender vestirse o subirse en el prestigio de la lucha y trayectoria de Rosario Ibarra. Algunos de ellos vienen desde la época de Echeverría y en su momento no se solidarizaron (para decir lo menos) con la lucha de Rosario y las demás madres de desaparecidos. Echeverría mismo continúa vivo en la impunidad, como lo ha señalado insistentemente Félix Gamundi del Comité 68.

Rosario Ibarra frecuentemente ha dicho: no queremos venganza, sino justicia. Quitarle la millonaria pensión a Echeverría como ex presidente no es suficiente, sino hacer justicia y que responda por todos los crímenes cometidos. Y así como Echeverría los demás criminales de lo que antes López Obrador llamaba la Mafia del Poder. Justamente, muchos familiares de desaparecidos y de otras victimas de la represión y crímenes como la violencia contra las mujeres especialmente por feminicidio, están sosteniendo: ¡ni perdón ni olvido!, justicia. Desde el PRT nos solidarizamos con este reclamo. No como observadores externos. De entre todas las agresiones y crímenes cometidos contra militantes del PRT, en el terreno del crimen de desaparición forzada, sufrimos en carne propia la detención desaparición desde diciembre de 1988, de José Ramón García Gómez, dirigente del PRT de Cuautla, Morelos, y de Raquel Gutiérrez, hija de nuestro camarada Guillermo Gutiérrez Riestra, dirigente de PRT en Tamaulipas y desaparecida en Ciudad Victoria desde septiembre de 2011. Nosotros mismos decimos en consecuencia: ni perdón ni olvido, justicia. E igual celebramos el reconocimiento a Rosario Ibarra y exigimos también justicia para ella y la causa que defiende: ¡Vivos los llevaron, vivos los queremos!
Diciembre de 2018.

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