Log In

Opinión

LOS DISLATES DE LA ACADEMIA EDUCATIVA, ¿A QUIÉN LE SIRVEN?

Pin it

Por JOSÉ LUIS FIGUEROA GONZÁLEZ / MASEUAL

Jojutla, Morelos, México.-  El menosprecio por los de abajo, por los sencillos, por los destinados al trabajo rudo del que viven los de arriba, ha sido siempre la regla de oro de los aristócratas para mantenerse en la contemplación de sí mismos como los mejores y los únicos merecedores de todos los privilegios que se pueden obtener en esta vida. Ya Aristóteles nos daba lecciones de arrogancia al tratar de justificar la supuesta inferioridad de la mujer o lo justo de la esclavitud; él y su maestro Platón bien sabían para qué servía o debería servir el conocimiento cuando escribieron: “No está bien que el sabio sea mandado sino que mande”. Platón mismo construyó un ideal de gobierno dónde el poder estaría controlado por los sabios o filósofos. De los griegos nos llega la noción de areté, que se puede definir como lo mejor de lo mejor o la excelencia; la aristocracia entonces se definiría como el gobierno encabezado por los “mejores”, los que cuentan con la virtud o areté. Y hasta ahí todo parecería lógico y correcto si no tomáramos en cuenta el sistema de castas que se crea separando a los seres humanos entre “mejores y peores”, o dicho de forma coloquial actual entre “idóneos y no idóneos”.

La arrogancia ha sido y es consustancial a los ambientes en los cuerpos académicos de universidades y demás institutos de educación superior. Es común que a los académicos de renombre haya que ponerles una alfombra a su paso, sobre todo cuando se dignan bajar al mundo de los “ignorantes”; su mundillo es el de los viajes constantes y los encuentros con otros grandes como ellos, son gourmets consagrados en la gastronomía más sofisticada de lugares extraños y lejanos, para poder admirar su grandeza hay que ser entendidos en sus publicaciones y casi por necesidad estar de acuerdo en sus constructos, conceptos y categorías que les brotan de su prodigiosa mente; les encanta “enseñar” a sus discípulos porque así pueden practicar constantemente su voz de sabihondez y los movimientos corporales que nutren el ego suyo de cada día. Por eso, ellos viven cómodos y aislados en sus castillos de marfil donde los “ignorantes” mundanos nunca llegaremos. Desde allá nos mandan sus indicaciones –mediante libros, revistas y conferencias que les tenemos que comprar si no queremos perdernos entre los “ignorantes”- para que nosotros las sigamos cuál alumno-niño (alumno es el que “no tienen luz”) a su maestro de maestros. Esta es una breve explicación de por qué los académicos, que ponen y todo lo proponen para mejorar digamos “la calidad de la educación”, siempre o casi siempre han estado tan lejos del frente de batalla en donde los soldados-profesores se las ven cada día con problemas que las señoras y señores intelectuales ni se imaginan. Sin embargo, la explicación no termina en comprender que ellos son los idóneos y nosotros los no idóneos, según la clasificación que nos tienen preparada; no, porque nuestros académicos están inmersos en las aguas del sistema político y económico que se sobre pone al sistema educativo. Si se predisponen estar al servicio del poder conscientemente o no, ya no importa que lo entiendan; lo real es que el lugar que ocupan es determinante para la justificación de los proyectos de gobierno y todas sus pretensiones.

Las recientes declaraciones de la Consejera Presidenta del Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE) Sylvia Irene Schmelkes del Valle y de otros consejeros como Gilberto Guevara Niebla (La jornada, 7 de julio de 2015; p. 31) al intentar convencer a los maestros opositores a la reforma educativa y sus evaluaciones para que dejen de congestionar las calles y de manifestarse de tantas formas no idóneas como lo hacen, llamándonos “ignorantes” y tratando de que entendamos que la evaluación educativa punitiva no es punitiva, realmente vienen a representar el verdadero rostro de arrogancia y del poco respeto que les merecemos a esta señora y señores que la acompañan. Deben haber padecido un lapsus de inteligencia cuando sus grandes esquemas y estructuras de pensamiento

científico no les permiten darse cuenta de que le están echando gasolina al fuego. Cuando Gilberto Guevara Niebla declara que “los opositores tienen una idea impresionantemente pobre sobre la reforma educativa… La reforma educativa la reducen a una serie de consignas que repiten una y otra vez”, está diciéndonos seres manipulados y programados nada más para repetir consignas. ¡Se ve, se siente el menosprecio de Guevara Niebla está presente! ¡Yo si sé, yo si sé el que no sabe es Gilberto! Y como si no fuera suficiente el señor que hace trabajos por encargo como el que le hizo a Salinas de Gortari con su libro La catástrofe silenciosa para darle paso a la llamada Modernización Educativa, también declaró que las autoridades permiten que no se aplique la ley y que “diversos sectores populares humillen a las fuerzas armadas”. Cuando menos estos dislates del INEE, que se suman a otros, ya nos dejan en claro a cargo de quien está la evaluación punitiva que dicen que no es punitiva.

Guevara Niebla ha dado permanente muestra del tamaño de su talante, que no de su talento, desde aquel libro que anunciaba el fin de los tiempos en el ramo educativo si no se hacía lo que preparaba Salinas de Gortari con su frustrada modernización de la educación. Para el buen lector también contamos con la revista Educación 2001, dirigida por el mentado Guevara Niebla y que además tiene o ha tenido en su equipo editorial a Sylvia Schmelkes, buen equipo de grandes promotores de la calidad empresarial de la educación. La dichosa revista aborda temas varios sobre la educación con artículos y análisis de connotados especialistas propios y extraños que le juegan bastante bien a las posiciones neutraloides y a las galimatías en cuestión de pedagogía. Por supuesto no todo es así, también presentan abordajes muy concretos acerca de los problemas cotidianos en la escuela pero otros abiertamente se lanzan por lo que consideran la única opción: la educación como empresa para la competitividad internacional. Así que, el hecho de que Guevara Niebla sea consejero del INEE y recomiende desde ahí prácticamente el uso de la fuerza en contra de quienes creemos que la evaluación que ellos armaron sí es punitiva, habla demasiado acerca de que ya se acabaron los constructos intelectuales y que se declara incapaz para debatir civilizadamente.

Por su parte doña Sylvia Schmelkes se hizo distinguir con su libro de texto para maestros titulado Hacia una mejor calidad de nuestras escuelas, fechado en el año 2001, en el cual expone su concepción de calidad educativa y cómo lograrla. Entre otras cuestiones expone que el director de escuela debe ser “un líder de la calidad educativa” y centra en el liderazgo del director las mejores opciones de lo que puede ocurrir en la escuela. Lo que no pensó Schmelkes es que el nombramiento de directivos no se ha caracterizado por su calidad y que le estaba pidiendo, en la mayoría de los casos, peras al olmo. Y todavía más, ¿no suena acaso a empresarial la propuesta del director-gerente haciendo a un lado el papel superior del colectivo escolar? Bueno, con todo eso tal libro pasó a formar parte de la Biblioteca para la Actualización del Maestro, y ahí quedó bien guardado porque nunca se notó su trascendencia a pesar del renombre de su autora. Hace tiempo que la señora Schmelkes es la consentida del sistema; acostumbrada a los reflectores y a las alfombras no ha faltado quien se preste para servirle de tal manera. El resultado ya lo tenemos, ahora Schmelkes es sinónimo de intelectual orgánico del poder o en otras palabras verdugo para los maestros que marchamos o protestamos por “ignorancia”. Los émulos de los intelectuales del INEE que pululan por las universidades también ya se frotan las manos anticipadamente al imaginar tantas mejoras que se derivarán de la evaluación educativa “integral y no punitiva”. La historia nos juzgará y sabremos al final de cuentas si las grandes y duraderas reformas son las que se imponen a como dé lugar. De un intelectual se espera que al menos aporte luz acerca de la importancia del diálogo y de las posibilidades de construir consensos.

El INEE se va convirtiendo en una subespecie de Santa Inquisición que habrá de separar a los idóneos –fieles- por encima de los no idóneos -infieles y herejes- mediante los modernos instrumentos de tortura que nomás de verlos ya empezaron a aterrorizar al “ignorante” profesorado. Pareciera que al condenado le dice la Consejera Presidenta: “no te preocupes no te va a doler mucho, solamente vamos a desgarrar tu dignidad en caso de no apruebes la evaluación que te tenemos preparada, pero no perderás el empleo, que no te engañen”. Los reprobados pasarán a labores administrativas o se les ofrecerá acogerse a un programa de retiro, poca cosa para Schmelkes. A su decir “no habrá sanción alguna” pero los de recién ingreso si podrán ser despedidos; la Ley General del Servicio Profesional Docente indica que aquel maestro que no se presente a la evaluación perderá el empleo pero según ella “eso tiene diversas interpretaciones” porque se trata “no de obligar sino de convencer a presentar las pruebas”. Todos argumentos tan sabios y profundos que no convencerían ni a un niño cuando le dicen “acuéstate temprano porque si no, no llegan los Reyes Magos”.

Por supuesto que la ofensa de “ignorantes” dirigida a los que nomás sabemos marchar y gritar consignas, alcanza a los intelectuales críticos que los hay también en las universidades e instituciones de educación superior; sus estudios tan válidos como el que más, sus análisis y reflexiones, sus bancos de datos, sus fundamentos histórico-sociales en lo diacrónico y los estudios comparados en lo sincrónico, sus bases gnoseológicas y epistemológicas, simplemente no existen para los intelectuales del INEE. La estrategia es apelar a la concepción popular de que los expertos son los expertos sin importar su perfil ni sus compromisos personales. Se trata de hacer tragar el cuento de que ya todo está diseñado por lo más encumbrado de la intelectualidad y que si los maestros no se quieren evaluar es por miedo a su propia ignorancia. En un problema tan complejo podríamos derivar las contradicciones hacia los debates públicos y a la construcción social de alternativas. En todo caso que se preocupen los señores del poder porque cada día los “ignorantes” somos un poco menos “ignorantes” e ingenuos.

Hoy en día el magisterio tiene que demostrar socialmente, y no a los consejeros del INEE, que no somos ignorantes. En todo caso la ignorancia está en el INEE cuando creen que tiene la verdad única. La tarea es perder la ingenuidad de idolatrar a todo académico nada más porque porte esa credencial. Hay que distinguir la paja del heno, hay que recordar aquello de que “por sus obras los conoceréis”, hay que distinguir al enemigo disfrazado de intelectual o brujo de la aldea que todo lo sabe y todo lo domina, hay que identificar a los intelectuales que juegan a la neutralidad perdidos en los mares de la exquisitez intelectual. Hay que reunirse y unirse a los intelectuales críticos que han renunciado a las mieles del poder y a los castillos de marfil, porque ellos arriesgan todo por defender las causas sociales. Finalmente, no hay otra que estudiar, estudiar y estudiar, pero hay que saber qué, cuándo, cómo, con quién, por qué y para qué. Así nos daremos cuenta de por qué se dice: “perro que come chorizo aunque le quemen el hocico”. jluisfiglez@yahoo.com.mx

MASEUAL Noticias, es un sitio de información periodística en internet, con más de 17 años de experiencia

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Log In or Create an account