Diputados “ninis” o la burra revolcada

Por EDILBERTO NAVA GARCÍA/ MASEUAL
Chilpancingo, Guerrero, México, 10 de septiembre de 2021.- Cuando los legisladores se agachan ante quien ejerce el poder ejecutivo, lo que hacen porque obedecen a ciegas. Se olvidan del pueblo por estar en el gusto de quien manda, de quien desean estar en su buen parecer. Esos legisladores en la realidad, pierden su carácter de representantes del pueblo; demeritan su integridad ante la soberanía estatal o federal, asegún sea el caso. No es lealtad, sino sumisión interesada.
Ayer escuché en la radio que la más reciente acción del congreso guerrerense fue aprobar la creación de cuatro municipios más. A opinión, imperó el importamadrismo. Quizá temen no recibir un bono final de buen desempeño legislativo. Finalmente, es el gobernador quien lo autoriza, de lo contrario el secretario de finanzas enmudece o se hace el desaparecido y el bono vuela o es la nada.
Empero, más allá de las compensaciones económicas a que aspiran los legisladores cesantes, importa mucho hacerles ver que con su plegadiza acción e insensatez, pulverizan la mitad de nuestro territorio. Ningún aspecto económico, ni político ni de comunicación son causal para la creación de tales segregaciones o circunscripciones territoriales. Una división territorial arbitraria no debiera admitirse y mucho menos por capricho de quien gobierna, así sea interino o de paso corto. Nada de hacer municipio a Juchitán sólo porque nació ahí la mamá de un gobernante que recién falleció; no se dividió ese terreno ni por las disputas con Huehuetán.
Alguien dice que será municipio San Nicolás, no importa que se viole la Constitución política local que exige como requisito, al menos 25 mil almas y que cuente el pueblo que será cabecera, con la infraestructura necesaria. ¿No acaso protestaron los diputados cumplir la ley al iniciar sus funciones legislativas? Creí de pronto que el congreso le restituía a San Nicolás Zoyatlán su carácter de cabecera municipal, allá en los límites de Guerrero y Oaxaca. Allá estuvieron muchos años dolidos los despojados porque no les explicaron que desintegraban su municipio por otro capricho: se hizo para crear el municipio de Tlalixtaquilla.
Aplique sentido común cualesquier individuo. Divida Guerrero de norte a sur. Digamos de Buenavista de Cuéllar hasta Acapulco. Ahora cuente los municipios que hay en la parte oriental y cuántos por el poniente. El más ignorante guerrerense se da cuenta que una parte tiene más del doble de municipios. La costa grande, la sierra y tierra caliente, en número de municipios no suman la mitad de los que hay en la parte oriente de la línea imaginaria que parte en dos a Guerrero.
En la montaña hay municipios pequeños, como Alpoyeca, integrado con tres comunidades y la cabecera. O el referido Tlixtaquilla, con cinco aldeas y la cabecera; o Atlamajalcingo del Monte. Ahora mismo, más de diez municipios no cumplen el requisito de los 25 mil habitantes, pero se debe a que cuando se estableció tal requisito poblacional en la Constitución política local, ya existían dichos municipios y, pues la ley carece de retroactividad.
Sólo falta que el gobernador que se va, exprese: ahí les dejo el gallo muerto, acábenlo de pelar. Algunos ayuntamientos alegarán, en su derecho, que el congreso violentó la ley en su aprobación veloz. ¿De qué sirve que repitan como diputados si son la misma burra, pero revolcada?