POR LA LIBRE 3052
Por IGNACIO CORTÉS MORALES / MASEUAL
- Deducibilidad mezquina
- Denisse va
- Jiutepec
- Rafael Cepeda el enlace
Cuernavaca, Morelos, México, 20 de octubre de 2021.- 1.- Durante mucho tiempo se fueron generando procesos por parte de empresarios para convocar a la sociedad a dejar sus dineritos, primero por redondeo, y después por la donación directa, y esos centavitos se hicieron pesos, y los pesos, cientos y los cientos, miles y quizá millones, y dichos empresarios los donaron y les sirvieron para deducir sus impuestos, y no se sabe de ningún caso que a cada uno de los que entregaron su lanita, los empresarios les dieron algún recibo y después su proporción del deducible.
No es dinero de los empresarios, sino de los donantes; aquéllos toman el dinero, lo donan y lo hacen deducible de impuestos; gozaron del beneficio como si el monto fuera propio. Es lo más cercano al abuso y mezquindad, lo que debe desterrarse, al ser evidente que se apropia de un recurso que no se generó y del que se tiene beneficio.
Si lo deducen como propio, deberá ser, primero, un ingreso y, por lo mismo, debe ser objeto de cobro de impuestos por ese redondeo y esos donativos, pero no es así, sólo se toman y viene el beneficio para el que entrega el dinero que no es suyo, pero al que sí le saca partido, sí se lleva un beneficio y es de conocimiento público, sin embargo, las autoridades no hacen nada sobre el particular, lo han visto bien, como una práctica del todo común, cuando que, al donar lo que no es suyo, obtienen beneficios por los que se evitan pagar los impuestos que les corresponderían conforme a sus ganancias totales.
Es común que en tiendas, en bancos y demás, se tengan leyendas por medio de las que se llame a donar distintas cantidades, y se hace hasta con trampa, porque aparecen las ventanillas casi por asalto y en cualquier momento, un usuario puede confundirse y presionar algún botón para entregar su dinero, además de que –en otro punto igual de trascendente- se adquieran seguros que después es casi imposibles de quitar, en el grado superlativo de la mezquindad, sobre todo en los bancos, sin que las autoridades sean capaces de frenar esta práctica; incluso diputados federales han sido víctimas de estos casos tan generalizados, pero no se atreven a buscar las formas para que se erradique esa costumbre que sólo beneficia a la patronal, ante la impotencia de los tantos usuarios.
No son pocos los que direccionan sus donativos, por los que deducen impuestos, a las organizaciones que a ellos convengan, algunas, porque hay familiares involucrados, y no siempre se dan cuenta de que, efectivamente, esas donaciones se apliquen bien a los fines que tengan esas sociedades civiles, en donde, es casi un hecho, que haya lobos con el disfraz de ovejas, quienes reciben donativos y terminan por desviarlos a sus carteras.
Nadie les quita el derecho a donar, pero ojalá y lo hicieran por altruismo y no porque les genera un beneficio que pude ser el reconocimiento público para acreditar su imagen ante la población, y/o para deducir impuestos. Que llegue un día en el que lo que haga la mano izquierda no se entere la derecha, que eso sí es verdadero altruismo, y no las donaciones para buscar beneficios personales y/o del grupo empresarial al que se pertenece, representa o para el que ser trabaja. Eso raya en la ruindad o la simulación.
2.- Denisse Pérez sigue avanzando, tiene propuesta y una gran virtud, sabe escuchar; visita, dialoga, atiende y deja constancia de que es la única que puede devolverle el partido a las bases, las que fueron anuladas por los Terrazas que, con tres años más en el poder, dejarán sólo el cascarón de lo que fue, alguna vez, el partido de la patria generosa
3.- En Jiutepec es común que se inauguren calles, que se dote de agua potable, que los servicios se extiendan, que se resuelva el caso de las luminarias, que en los puestos de salud se amplíen los horarios y que la ciudadanía responda al gobierno de Rafael Reyes.
4.- Rafael Cepeda, sin duda, puede terminar siendo el enlace entre el gobierno de Urióstegui y el cabildo, por oficio político y credibilidad.