Justificaciones contraproducentes
Por EDILBERTO NAVA GARCÍA / MASEUAL
Chilpancingo, Guerrero, México, 3 de mayo de 2022.- Cuando un ciudadano no tiene conciencia acerca de una representación de carácter nacional, es endeble, maleable y víctima de la manipulación. No, no son pocos mexicanos que se hallan en tan lamentable situación. Se ha visto en las redes sociales con la débil y hasta fútil defensa de legisladores que votaron en pro de empresas extranjeras que han materialmente saqueado a México en el rubro de energía eléctrica. Parece que llevan en el frente un letrero que dice: soy traidor a la patria.
En política hay quienes ocupan una curul en la cámara de diputados como mera aventura, por empuje de otros interesados en estar representados y hasta quienes van a colocarse en sus asientos sólo para hacer bulto, no aptos para la tribuna o que se aburren y hasta se duermen sin importarles las cámaras que les filman sus suaves ronquidos. Hay mucha vulnerabilidad en ellos y los primeros que aceptan sobornos, porque considerando de antemano que difícilmente volverán a tal sitial por el voto popular.
Desde luego que debe ser bien difícil tomar una decisión como en el asunto de la reforma eléctrica para quienes tienen mediana convicción de cuanto es la soberanía. En términos económicos, quienes no son líderes de poderosos sindicatos o de la cúpula empresarial, se sienten inadecuados en los asientos de la cámara de diputados, pues como saben elementalmente sumar y restar, lo que perciben como integrantes de la representación nacional apenas si compensa lo gastado en sus respectivas campañas proselitistas. Entonces, si tienen la oportunidad de conocer a los cabilderos que portan maletas repletas de dinero y les ofrecen dos o tres millones de pesos por votar en determinado sentido, aceptan de inmediato doblar la cerviz, pues el viejo refrán reza que el dinero ablanda más que el sebo
Un legislador preparado para desempeñar dignamente su responsabilidad, tampoco escapa cabalmente a la tentación, salvo que sea un político de cerrera y tenga aspiraciones y posibilidades reales de ascender más en el quehacer político. Actuar con independencia sin acatar consignas partidistas debe ser un dilema harto difícil, máxime si sabe a ciencia cierta el alto significado del término soberanía nacional, en cuyo caso, las consignas partidistas quedan en segundo término, pues primero es la nación que, como decía Altamirano , es una madre más grande, porque es la patria, ahí la filiación política pasa a un segundo término, por lo que las consignas han de rodar.
Como dijo ese que dijo, aiga sido como aiga sido, a lo hecho, pecho. Si a los diputados que votan contra la soberanía les queda una minucia de dignidad, no deberían andar en intentos por justificarse. Si por votar como lo hicieron recibieron un cambio un soborno, pues que disfrutaron lo recibido, pero no cometan la desfachatez de justificarse ante sus electores, pues carecen de la mínima credibilidad. Ya es en vano cuanto reivindicarse con palabras, si los hechos hablan más que las palabras. Tampoco culpen al presidente de la reacción natural popular en contra de ustedes, porque en esencia saben que incurrieron en traición, porque aquella elección no fue minúscula, sino una en que estuvo en juego la soberanía que consagra la Constitución General de la República.