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Columna

PUNTO Y APARTE

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Por GUILLERMO CINTA / MASEUAL

 

* Demédicis: “grandes eventos”

 

Cuernavaca, Morelos, México.-  1.- A continuación me remontaré al 4 de enero de 2010, cuando Verónica y Mario Bustamante Martínez fueron objeto de tortura, lesiones y abuso de autoridad por parte de policías municipales de Tlaltizapán bajo las órdenes de Anuar Cárdenas Rueda, en aquel tiempo director general de Seguridad Pública de la misma localidad. Los afectados denunciaron el hecho ante la PGJ la cual ejercitó acción penal contra todos, en su mayoría dejados libres mediante un amparo federal. Derivado de ese conflicto Cárdenas Rueda fue removido del cargo, pero Ennio Pérez Amador, a la sazón alcalde de Tlaltizapán, lo mantuvo a su lado con el carácter de asesor. Años más tarde, Anuar fue designado director de Seguridad Pública en Tlaquiltenango, de donde salió con acusaciones de protección al crimen organizado. Durante su gestión, el 17 de enero de 2013 fue asesinado Ignacio Domínguez Carranza, ex candidato del PAN a la alcaldía del lugar. Los hechos ocurrieron a escasos metros de la oficina de Cárdenas Rueda. Aquel escenario de violencia era de sobra conocido por los lugareños, quienes exigieron al alcalde de Tlaquiltenango, Mauricio Rodríguez González, la renuncia de Cárdenas Rueda, pero lejos de hacerle caso a la población, lo mantuvo en el cargo hasta que fue detenido el 3 de marzo de 2013 por autoridades federales bajo acusaciones de delincuencia organizada.

2.- Dicen que origen es destino. Aunado al párrafo anterior es importante recordar otro precedente en torno a la violencia en la zona sur. El 19 de enero de 2011, durante un operativo de fuerzas federales realizado en Zacatepec para detener a miembros del cártel comandado por Edgar Valdez Villarreal (“La Barbie”), el Ejército Mexicano encontró una “narco libreta” donde aparecían las cantidades de dinero entregadas mes a mes a los alcaldes Ennio Pérez Amador, de Tlaltizapán; Jorge Martínez Urioso, de Tlaquiltenango; José Carmen Cabrera Santana, de Zacatepec; Enrique Retiguin Morales, de Jojutla; José Moisés Ponce Méndez, de Puente de Ixtla; Ramiro Figueroa Melgar, de Coatlán del Río; y Alfonso Miranda Gallegos, de Amacuzac. Pero además estaban registrados los nombres de titulares de seguridad pública, comandantes y policías rasos a quienes se pagaban cuotas mensuales por protección.

3.- Es importante subrayar que por aquellos tiempos era frecuente (¿es?) la presencia del senador perredista Fidel Demédicis en los mismos municipios. Y de alguna forma u otra siempre ha participado en “los mejores eventos”, como sucedió el 4 de enero de 2013 en Amacuzac. La tarde de aquel día departió con varios funcionarios y políticos locales. Algunos trabajaron en la administración de Alfonso Miranda Gallegos, quien entonces era diputado local, y otros se encontraban adscritos a la gestión del alcalde en turno Noé Reynoso Nava. Uno de los comensales era Justo Buenaventura Jaimes, a la sazón director general de Seguridad Pública de Amacuzac, quien se despidió alrededor de las 20:30 horas, pero a las 22:15 fue ametrallado por un comando armado. En el atentado también murió su escolta Francisco Jaimes Bautista. Allá y entonces nadie desconocía que la policía municipal estaba al servicio del crimen organizado. Dícese que hasta el sitio de la reunión se escucharon las detonaciones, causando pánico a Fidel Demédicis, quien se comunicó a Cuernavaca con la secretaria de Seguridad Pública de Morelos, Alicia Vázquez Luna, exigiéndole un operativo especial para sacarlo de Amacuzac. Como la funcionaria no envió a nadie, Demédicis llamó por teléfono al senador Miguel Barbosa, quien le consiguió la custodia con policías federales.

4.- A raíz del asesinato de Gisela Mota Ocampo, ocurrido el 1 de enero pasado, se confirmó el predominio de Demédicis en la política temixquense y las más importantes decisiones del ayuntamiento. Todo el trienio de Miguel Colín Nava (2012-2015) influyó en la administración municipal. Además de apuntalar de variadas formas a la propia Gisela, logró incrustar como suplente de la malograda fémina a su concuña Irma Camacho. Y algo que siempre ha llamado la atención es el involucramiento del senador en temas de seguridad pública. Así las cosas, llegamos al 6 de enero cuando, en conferencia de prensa, Fidel adaptó para sí el axioma jurídico de “a confesión de parte, relevo de pruebas”. Es decir, quien confiesa algo libera a la contraparte de tener que probarlo.

5.- Demédicis arremetió contra el gobernador, pero lo más relevante fue esta declaración: “Pretende engañar (el mandatario) con la versión de que fueron ‘Los Rojos’ quienes mataron a Gisela Mota (…) cuando el pueblo me dice senador Demédicis, no le haga al cuento. ¿No sabe quién mató a Gisela? Ya no le haga al cuento. Sea nuestra voz”. Y recordó cuando Anastasio Solís Lezo, coordinador de la campaña de Gisela Mota, afirmó que “la alcaldesa no había sido amenazada por ningún grupo criminal”. Ante la virulenta exclusión de “Los Rojos” por parte de Fidel, la duda quedó en el ambiente: ¿Sabía algo o hablaba al tanteo? Y sobre el actual conflicto de Tlaquiltenango, nadie desconoce el protagonismo del multicitado legislador en aquella localidad, desde 2009 a la fecha. Siempre ha estado presente en los “grandes eventos”.

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