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Opinión

LA REINA DE CORAZONES LLEGÓ A LA SEP

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Por JOSÉ LUIS FIGUEROA GONZÁLEZ / MASEUAL

*  La sabihondez de un secretario que sólo sabe ordenar: ¡Que les corten la cabeza!

Jojutla, Morelos, México, 24 de abril de 2016.-  Según nos cuenta Lewis Carroll, cuando Alicia llega al País de las Maravillas se encuentra con situaciones de lo más absurdas. Una de ellas ocurre al descubrir que en ese país gobierna una reina en forma de naipe, precisamente la carta denominada Reina de Corazones. La característica principal de esta majestad es que todo lo resuelve ordenando: ¡Que le corten la cabeza! Así resuelve cualquier nimiedad que le enfade, cualquier tontería que se le ocurra, todo se acaba cortando cabezas por todas partes. La contraparte en el cuento es el Rey de Corazones que pequeñito e insignificante va indultando a los condenados. Las aventuras de Alicia son un juego de ideas de un lógico matemático que quiso agradar a una amiguita contándoles situaciones raras y extravagantes; suponemos que Carroll nunca imaginó que sus personajes se saldrían de la historia y se moverían en los escenarios de la vida real. Cuestión de enfoque, pero no es demasiado difícil ver al frente de la Secretaría de Educación Pública (SEP) a la mismísima Reina de Corazones ordenando a diestra y siniestra cortar cuanta cabeza se le atraviese de manera inconveniente a su absurdo parecer. Ordena cortar cabezas por no ajustarse a la aplicación de una evaluación diseñada para despedir, o sea que de cualquier manera el punto es cortar la cabeza; amenaza con los mismo si los maestros marchan protestando y exigiendo ser tomados en cuenta paraqué siquiera les pregunten en qué tipo de salsa van a cocinar sus cabezas. Con el hacha levantada, el señor secretario ofrece un diálogo condicionado a que se dejen cortar la cabeza de cualquier modo. Así llegamos a ser parte de esta realidad llena de absurdos, la que es necesario esforzarse por entender y luchar por salir de ahí inmediatamente. Alicia podía hacerse chiquita y grandota según los peligros que afrontaba. Para el magisterio y para la sociedad mexicana ya es tiempo de tomar algo para hacernos grandes y ver a los monarcas en su real y ridículo tamaño.

De Carroll a Kafka, de Breton a Morin, de muchos otros a otros tantos, nos han enseñado que la realidad y la fantasía se confunden, que lo lógico y lo ilógico se mezclan, que el poder distorsiona y afecta el todo por cuidar la parte. El espíritu de la Reina de Corazones se metió a la SEP pero viene de las profundidades de un sistema de poder político y económico donde se cocinan las grandes decisiones que trascienden a todo lo demás. Por lo general se cuidan los detalles, pero depende de la correlación de fuerzas al interior y al exterior del país de las maravillas, el contenido y la forma de lo que se pretende imponer. La manera más económica que recomendaba Sun Tzu en El arte de la guerra era convencer al contrincante para vencerlo sin necesidad de sufrir el desgaste de la guerra frontal. Sun Tzu recomendaba ir a la guerra solamente cuando se tuviera la certeza de la propia superioridad ante el enemigo. Bueno, grande debe ser la confianza de la Reina de Corazones en sí misma y en sus jefes y compinches para que se ponga a cortar cabezas sin ton ni son y sin tomar en cuenta las consecuencias de todo tipo. ¿Qué está sucediendo a nivel local, nacional y global que hace pensar en la imposición llana de la reforma educativa?, ¿no cuentan los actores principales de la educación y tampoco importa el resultado de su participación a la de a fuerzas?

El autoritarismo es el signo con el que se diseñaron los cambios constitucionales para someter a los profesores solamente por la bendita voluntad de los mal llamados representantes populares como son los diputados y los senadores. En un puñado de menos de mil funcionarios está la suerte de millones de habitantes; por su pérfida actuación todos estamos en riesgo de perderlo todo para qué ellos lo entreguen al mejor postor. Este es el mecanismo de origen, luego vienen las implicaciones en la interiorización de las decisiones “superiores” a modo de que el sujeto común y corriente camine por su propia voluntad hacia el cadalso. A los que se resistan autoritarismo y más autoritarismo con apariencia de aplicación de una ley previamente retorcida. De ese modo llegamos a tener un secretario de educación pública metido en el disfraz de Reina de Corazones, haciendo un papel bochornoso y lamentable que no alcanza a percibir por la soberbia que se le ha subido a los ojos. Es un síntoma clarísimo de la situación política que priva en un país donde la dictadura deja de ser blanda y se pone cada vez más rígida.

Lo de menos es descalificar opiniones que parecen presagios de los que no saben otra cosa que ver lo malo dentro de tanto bueno. Por eso hay que detenerse para escuchar a los que tienen la estatura moral e intelectual suficientes para ponerles siquiera un poco de atención. El escritor mexicano Fernando del Paso autor de Noticias del Imperio y otras obras renombradas ha dicho al recibir el premio Cervantes de la Universidad de Alcalá de Henares hace una horas: “México va hacia un Estado totalitario… las cosas (en México) han cambiado para empeorar. Criticar a México en un país extranjero me da vergüenza. Pues bien, me trago la vergüenza y aprovecho este foro internacional para denuncia a los cuatro vientos la aprobación en el estado de México de la bautizada como ley Atenco”. Las palabras de Fernando del Paso resonaron en España y el mundo y es de esperarse que resuenen donde está la referencia de su reclamo. No deberían hacer falta las denuncias más allá de las fronteras si supiéramos entender y procesar lo que queda a la vista de todo mundo. El recuento de las calamidades que va propiciando el autoritarismo hecho gobierno mal que bien lo conocemos, pero sucede que no estamos a la altura necesaria para reaccionar con suficiente decoro.

El problema de los despidos de maestros se resolvería muy rápido con un boicot concertado en contra de cuanta inhumana e insensata orden provenga de cualquier nivel de autoridad. Hay que detener a los émulos de la Reina de Corazones en la SEP que ya se sienten pequeños monarcas en sus diferentes feudos. Sean directores de escuela, supervisores, jefes de sector o cualquier burócrata, su autoritarismo se desvanece cuando se les hace ver que no son más que un figurín para asustar a los desprevenidos si no saben hacer equipo de trabajo horizontal con los maestros y los padres de familia. Para eso hay detectar y enfrentar los micro autoritarismos o sea las acciones disfrazadas de amabilidad pero que en el fondo son imposiciones; si por conveniencia un maestro acepta ser controlado de esa manera, no merece quejarse del autoritarismo desatado desde el más alto nivel. La dignidad y el decoro son atributos inherentes al ser humano pero requieren ser ejercidos a plena conciencia y manteniendo actitud de salvaguarda ante cualquier tentación; cuestión que ya no es común.

Los naipes que se inclinan ante la Reina de Corazones creen que agachándose la libran, pero ni así salvan la cabeza; cuando a la Reina se le ocurra ordenará con su repetida frase que ejecuten a quien no le guste nomás porque sí. Otra posibilidad es que los naipes simulen estar a la orden y a las primeras se escabullan, evadan o se queden quitecitos para no salir raspados; tampoco así se salvan porque las genuflexiones se notan a gran distancia y los simuladores a lo más que aspiran es a ser útiles y a caer en desgracia en cualquier momento. La única opción decorosa es la resistencia, una estrategia de preferencia grupal para detener a los autoritarios y se vean obligados a bajarse al mundo terrenal de los acuerdos entre semejantes merecedores de un trato humano y digno.

Un punto clave es poder abstraerse un poco de la envolvente realidad y darse cuenta de lo que ocurre cotidianamente; alejarse un tanto de lo que nos parece normal y simple para determinar qué tipo de pequeñas acciones no están llevando por el camino del control, la manipulación y el sometimiento. Por ejemplo, ahora no es complicado darse cuenta que la familia va perdiendo su lugar como fragua de las personalidades de sus integrantes porque son otros los agentes que configuran a sus miembros; así el autoritarismo de la familia tradicional se borra y se va sustituyendo por el autoritarismo de agentes como los mercados y sus tentáculos, la clase política que se aprovecha de la apatía y la ignorancia, las dirigencias religiosas que se aprovechan de la frustración para ofrecer un alivio convenenciero que sale caro, las modas y modos de escape de la realidad, etcétera. En cambio, en el ámbito laboral el autoritarismo es método para una supuesta eficientización de los procesos productivos, se apuesta a la destrucción moral del ser humano en aras de la acumulación de riqueza a través de la explotación del trabajador. Ese “motor” del desarrollo se replica en las relaciones humanas y en casi todas las actividades sociales donde el poder de unos se impone a la debilidad de la mayoría como algo natural y espontáneo.

El paso consecuente es aprender a darse cuenta de lo que ocurre, descubrir lo autoritario cotidiano para revertirlo desde su origen. A veces se tolera una expresión o acción ofensiva implícita o explícitamente con tal de “llevar la fiesta en paz”, pero el resultado es que de ahí arranca una bola de nieve que después nos aplasta. La recuperación del sentido del decoro y la dignidad pasa por reconocer la contradicción entre los valores universales y los valores neoliberales. Así tenemos que al amor se opone de manera cínica la conveniencia, a la solidaridad la competencia individualista, a la amistad la simulación interesada, a la verdad la mentira manipuladora, al respeto el sometimiento disfrazado, a la lealtad el control perverso. Estamos hablando de las confusiones de origen que no nos permiten ver a veces ni siquiera lo obvio. Por eso las voces que dicen que la mayoría de los padres de familia apoyan la reforma educativa faltan al decoro porque pretenden introducir un dato, falseado o no, como verdad absoluta sin tomar en cuenta las condicionantes que están detrás. Las desvergonzadas campañas desde los medios de penetración masiva en contra de todo lo que se parezca a un profesor popular, no pueden ser tomadas como honestas proposiciones para el bien común. Las respuestas de los burócratas de mando medio y superior en la SEP y sus filiales que no atinan a decir otra cosa que “solamente se está cumpliendo la ley”, no deben confundirnos por

no considerarse quien somete a quien en el diseño y aplicación de las llamadas reformas estructurales. Y así en lo consecuente, se va observando que la orden de cortar cabezas a lo loco no en una ocurrencia del señor Nuño, ni siquiera un capricho del señor Peña, es algo mucho más profundo que ataca desde la oscuridad y que pretende la superioridad total en todo tiempo y lugar.

Para que La Reina de Corazones se regrese al libro y quede ahí encerrada como lo que es, una historia de ficción, se requiere acudir a las estrategias de conciencia y resistencia con la aspiración de forjar movimientos sociales que revierten el daño hecho y lo que venga. Al respecto Gene Sharp, profesor y político estadounidense propone en su libro De la dictadura la democracia, un análisis de los puntos débiles de las dictaduras y de las potencialidades de los sujetos oprimidos. Acciones que de tan simples no se nos ocurre que puedan causar algún efecto. Por ejemplo, ¿qué pasaría si en el discurso de un político desprestigiado la concurrencia simplemente le da la espalda?, ¿qué pasaría si los oprimidos empezamos a ridiculizar a los prepotentes por impotentes?, ¿qué efecto tendría no hacer lo que convenga a los opresores?, ¿y si empezamos a ralentizar lo que esperan los dictadorcillos?, ¿y si nos ponemos de acuerdo y otorgamos un “premio” al secretario de educación más torpe, ignorante y autoritario del que se tenga memoria?, ¿y si “elegimos” de manera burlesca al candidato más corrupto entre los corruptos?, ¿y si acordamos portar un color determinado para mostrar nuestro disgusto por tal o cual decisión de gobierno? Muchas otra propuestas hace Gene Sharp a ese nivel de poco pero significativo esfuerzo para devolvérsela a las reinas y reyes de corazones que andan sueltos.

El camino apenas empieza a dibujarse largo y abrupto, entre más tardemos en reaccionar más difícil será echar para atrás las consecuencias. Es el tiempo de los ciudadanos, lo que no hagamos por nosotros nadie lo hará. Si como prevé Fernando del Paso, México cae en un Estado totalitario ya no habrá forma de evitar los mayores sufrimientos que nos esperan. Revisemos, estudiemos cada situación, de preferencia no lo hagamos solos pero si no hay de otra aunque sea de esa manera hay que resistir. Que siga blandiendo el hacha el señor Nuño, lo realmente importante es cómo vamos a superar este momento de triste memoria. Predomine la esperanza y la confianza de que una historia de dignidad nos respalda en los que hicieron posible la Patria que todavía nos queda.

 

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