SIN CORTAPISAS
Por PATRICIA CASTRO CEDILLO / MASEUAL
- Niñas y Adolescentes, uno de los sectores más vulnerables de la sociedad en México
Cuernavaca, Morelos, México, 07 de noviembre de 2022.- Si bien es cierto, los niños, niñas y adolescentes continúa siendo uno de los sectores más vulnerables de la sociedad en nuestro país, también lo es que es el sector femenino englobado en este parámetro el que más padece de violencia en sus distintas modalidades. No obstante, que existen diversas leyes, tratados y convenciones para hacer valer sus derechos, en la práctica las acciones implementadas por los diversos órdenes de gobierno han resultado insuficientes.
Hace unos días trascendió la violencia sufrida a una niña de aproximadamente seis años de edad, por parte de un sujeto que ejerció sobre su humanidad una violencia física tal, entre empellones, golpes y patadas, ante la presencia inerme de una mujer que, igual por miedo, nada hizo para defenderla y sólo presenció la agresión sin más ni más. No importa si hay discrepancia en cuanto al lugar de los hechos, ya sea Jiutepec o Tepoztlán, lo que realmente importa es que sí sucedieron.
Fue tal el revuelo que causó este hecho, que se viralizó en redes sociales el video en el que se puede observar la violencia ejercida, que, ahora sí, las autoridades presuntamente dieron con el agresor, el cual fue detenido, en tanto la menor de edad fue trasladada al Hospital del Niño, Niña y Adolescentes Morelense para, posteriormente, quedar a cargo del sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF).
¡No! No existe excusa alguna que justifique ese actuar deleznable. ¿Que la pandemia causó estragos en la economía originando despidos? Es verdad, ¿Que la crisis que se vive no sólo en México, sino en el mundo, se ve reflejada en presión, angustia e incertidumbre social por falta de recursos para subsistir? También lo es. Pero todo ello, no justifica, se repite, que las personas encargadas de velar por la seguridad, integridad, educación y tranquilidad de los niños, en este caso, una niña de escasos seis años de edad, hagan caso omiso a esas obligaciones que tienen para con ellos.
Las leyes, en sus diversos articulados, están para cumplirse; en éstas se señalan los derechos de la niñez y adolescencia, así como las obligaciones de las autoridades para su cumplimiento y, principalmente, las obligaciones que tienen los padres, tutores, cuidadores, curadores y demás, para lograr que los niños, niñas y adolescentes tengan un sano desarrollo, pero todas éstas se las pasan “por el arco de triunfo” en detrimento pues, de este invaluable sector de la población.
Así, al enfocarnos en las niñas y adolescentes, de acuerdo a las Estadísticas a propósito del Día Internacional de la Niña, que tiene verificativo el 11 de octubre de cada año, y, mediante un comunicado de fecha 10 de octubre del 2022, dado a conocer por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), nos muestra esa realidad que nadie quiere ver y que a continuación se resaltan:
• De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, en México residían 18.9 millones de niñas y adolescentes menores de 18 años. Ellas representan 15 % de la población total.
• En localidades rurales, 6.1 % de niñas de ocho a 11 años no tenía habilidad de lectoescritura. En localidades urbanas, el porcentaje fue de 2.7 por ciento.
• La Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2019 estimó que en México hay 1.3 millones de niñas y adolescentes de cinco a 17 años que realizan trabajo infantil.
• En 2018, 16 millones de niñas y adolescentes estaban afiliadas a alguna institución de salud. Es decir, 84.6 % de esta población.
• Cuatro de cada 100 adolescentes en el país está o ha estado en unión conyugal.
El Censo de Población y Vivienda 2020 estimó que en México residen poco más de 38.2 millones de niñas, niños y adolescentes menores de 18 años. En términos relativos, la cifra representa 30.4 % de la población total. Del total de población infantil y adolescente, el número de niñas y mujeres adolescentes ascendió a 18.9 millones. Esto significa que, en México 15 % de la población total son niñas o adolescentes. En este grupo se identifican necesidades y derechos en momentos particulares de su desarrollo. Del total de niñas y adolescentes de 0 a 17 años, 4.8 % (896 837) tenía menos de un año, 27.3 % (5 145 586) tenía de uno a cinco años, 33.9 % (6 398 755) se encontraba en un rango de seis a 11 años y 34.1 % (6 431 407) estaba en la adolescencia, en un rango de edad de 12 a 17 años.
DISTRIBUCIÓN ESPACIAL DE LAS NIÑAS Y ADOLESCENTES
En 2020, la proporción de niñas y adolescentes en el ámbito nacional fue de 15 por ciento. Las entidades federativas con mayor proporción de niñas y adolescentes con respecto al total de su población fueron Chiapas (18.7 %), Guerrero (17.3 %), Zacatecas (16.6 %), Oaxaca (16.5 %) y Durango con 16.4 por ciento. Por el contrario, entre las entidades que registraron un menor porcentaje de este grupo de población se encuentran en Ciudad de México (10.9 %), Baja California (13.8 %), Colima y Nuevo León (ambas 14.1 %), Morelos y Yucatán (ambas 14.2 %).
MATRIMONIO Y UNIÓN INFANTIL
El matrimonio infantil y las uniones tempranas son un fenómeno complejo relacionado con desigualdades de género, pobreza, abandono escolar, violencia y embarazo adolescente. En México, el Censo de Población y Vivienda 2020 registró 224 mil 454 adolescentes de 12 a 17 años en una situación conyugal de unión (casadas o en unión libre) y 21 167 actualmente no unidas, pero con antecedente de unión conyugal (separada, divorciada o viuda). Esto indica que cuatro de cada 100 adolescentes en el país está o ha estado en unión conyugal.
LAS NIÑAS Y EL TRABAJO INFANTIL
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el trabajo infantil abarca las actividades realizadas por las y los niños en cualquier tipo de empleo. Este se clasifica en dos: el económico y el doméstico. La Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2019 estimó que, en México, la tasa de ocupación de niñas y adolescentes de 5 a 17 años fue de 9.2 por ciento.
Lo anterior significa que 1.3 millones de niñas y adolescentes del rango de edad mencionado realizan trabajo infantil. De ellas, 496 025 (39.0 %) realizaron solo ocupaciones no permitidas, 690 115 (54.2 %) se emplearon sólo en quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas, en tanto que 86 mil 051 (6.8 %) llevaron a cabo ambas actividades.
DISCRIMINACIÓN
La Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2017 señala que 25.7 % de las niñas de 9 a 11 años y 35.2 % de las adolescentes de 12 a 17 años, consideraban que en México sus derechos se respetan poco o nada.
Respecto a la ocurrencia de algunas situaciones de discriminación en el hogar en los últimos cinco años, 11.4 % de las niñas de 9 a 11 años declaró que la insultaron, se burlaron o le dijeron cosas que le molestaron; a 11.3 % le hicieron sentir miedo; mientras que 9.6 % de ellas señaló que la ignoraron o la hicieron sentir inferior.
En cuanto a los principales motivos de discriminación, 41.7 % de las niñas de 9 a 11 años, señaló haber sido discriminada en la escuela por su peso o estatura, mientras que en las adolescentes este mismo motivo representó 30.7 por ciento.
Por principal ámbito de ocurrencia, un poco más de la mitad de las adolescentes de 12 a 17 años (53.3 %) señaló haber sido discriminada en los últimos 12 meses en su trabajo o escuela, y 19.6 %, en el ámbito familiar.
Como podremos darnos cuenta, son las niñas y adolescentes las que más padecen cualquier tipo de violencia. Lo anteriormente citado puede consultarse a más detalle en el siguiente link consultado el 06 de noviembre del año que nos ocupa: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2022/EAP_DiaNina22.pdF
Lo que nos resta como sociedad es continuar trabajando de manera conjunta en su bienestar; ser corresponsables de esas obligaciones que nacen en el momento mismo de su concepción.
Deben pues, las autoridades, a través de las distintas instancias dar seguimiento a denuncias tanto hechas por familiares como por personas anónimas, procurar sacarlas de ese ambiente de violencia en el que viven porque afectan su sano desarrollo, no olvidando que todo lo que padezcan lo reflejarán a su vez en su entorno y en sus hijos, llegado el momento.
Se requiere además que se refuercen los programas, pláticas, conferencias y acercamientos con las niñas y adolescentes en el entorno en que estén inmersas, ya sea en la calle, si es que están en esa calidad; en las escuelas, en los hogares y demás campañas que se realicen, precisamente para concientizar a los obligados a protegerlas, no sólo cuando sucede el hecho que les afecta, sino, siempre, para prevenir desenlaces funestos. Tiempo.
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