18 septiembre, 2025

PERIODISMO INDEPENDIENTE EN MORELOS

OTRO DESAFÍO GLOBAL: LOS MICROPLÁSTICOS

Por ALEJANDRO CÁRDENAS SAN ANTONIO / MASEUAL

Cuernavaca, Morelos, México,  13 de mayo de 2025.- Por si algo faltaba en el menú de las amenazas mundiales, tenemos encima otro desafío, una nueva crisis ambiental y sanitaria de escala global impulsada por un modelo de consumo insostenible que involucra múltiples fuentes de contaminación: neumáticos, textiles, cosméticos, desechos, agua, aire, suelo, industria, gobiernos y consumidores. Me refiero a los microplásticos.

Son partículas diminutas que provienen tanto de la producción intencional -como microperlas o pellets- como de la degradación de plásticos más grandes por procesos naturales o humanos.

Los microplásticos, han sido detectados en sangre, pulmones, hígado, placenta, leche materna y otros tejidos humanos, lo que indica que pueden atravesar barreras biológicas y sus daños se han diagnosticado en inflamaciones crónicas en tejidos como los pulmones o el intestino debido a que las partículas pueden desencadenar respuestas inmunitarias.

Son partículas de plástico con un tamaño menor a 5 milímetros, hasta el rango de micrómetros. Son tan pequeños, que casi no se pueden ver sin una lupa o un microscopio y están compuestos por polímeros como polietileno (PE), polipropileno (PP), cloruro de polivinilo (PVC), poliestireno (PS) o tereftalato de polietileno (PET).

Están presentes en prácticamente todos los entornos: océanos, ríos, suelos, aire, alimentos, agua potable e incluso en el cuerpo humano. Se han encontrado microplásticos en lugares remotos, como el Ártico, y en organismos de todos los niveles de la cadena alimentaria.

La exposición del plástico a la luz solar -radiación UV- debilita los enlaces químicos haciéndolos quebradizos y fragmentándolos en pequeñas partículas; por igual, la erosión física como la acción de las olas, el viento o la fricción -por ejemplo, en playas o suelos- descomponen los objetos plásticos como bolsas, botellas o redes de pesca y los vuelve fragmentos diminutos.

Los plásticos no se biodegradan fácilmente, se fragmentan en partículas muy pequeñas que persisten durante siglos y por eso es que ahora el desafío que tenemos es que los humanos y organismos estamos expuestos continuamente a microplásticos a través de la dieta, el agua y la inhalación.

Su dispersión global y su acumulación en organismos vivos, desde plancton hasta humanos, los convierten en un problema de alcance planetario.

Los microplásticos, actúan como vectores de contaminantes, como bisfenoles, ftalatos y metales pesados, que pueden alterar el sistema endocrino, afectar la fertilidad o aumentar el riesgo de enfermedades metabólicas.

Estudios in vitro y en animales sugieren que las nanopartículas plásticas pueden penetrar células y causar estrés oxidativo o daño al ADN.

El problema es considerado grave porque la producción de plástico sigue aumentando. Los microplásticos fueron identificados como un problema ambiental a principios del siglo XXI, aunque el concepto de contaminación por plásticos ya era conocido décadas antes.

Resolver este problema, requiere abordar la producción, el consumo, la gestión de residuos y la innovación tecnológica de manera simultánea, pero… como vivimos en un sistema de producción y consumo insostenible, eso se hace completamente imposible pues su magnitud, persistencia y dispersión global lo convierten en una crisis inminente.

La industria plástica, genera billones de dólares y por ello, se opone a regulaciones estrictas. Su interés económico, está por delante y eso es lo que retrasa cualquier tipo de cambio.

Por si algo faltaba en el menú de las amenazas mundiales, tenemos encima otro desafío global: los microplásticos.

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