17 septiembre, 2025

PERIODISMO INDEPENDIENTE EN MORELOS

LA SENECTUD REJUVENECE CON NEUROPLASTICIDAD

Por ALEJANDRO CÁRDENAS SAN ANTONIO / MASEUAL

Cuernavaca, Morelos, México, 16 septiembre de 2025.- El tema del envejecimiento -una condena a la temporalidad biológica-, para el célebre orador, filósofo y político romano, Marco Tulio Cicerón, era un asunto de primer orden y -medio siglo antes de nuestra era-, él dejó un legado en una de sus obras literarias titulada: “De Senectute”, término latino que significa: “La ancianidad” y que a la fecha, la ciencia confirma que en esa etapa, se puede volver a tener juventud de ánimo por medio de la neuroplasticidad.

Marco Tulio Cicerón, en el texto argumenta que la vejez no es una decadencia, sino una fase para cultivar el intelecto y la virtud y, esta visión, hoy encuentra eco en la ciencia moderna, que desmiente los mitos del declive cognitivo inevitable.

Investigaciones recientes, demuestran que la neuroplasticidad, permite a las personas mayores, aprender y adaptarse, siempre que mantengan actividades intelectuales como las que Cicerón promovía: la lectura, el debate y la reflexión y estas prácticas, hoy respaldadas por la neurociencia, fomentan un envejecimiento activo que mejora la calidad de vida.

En una sociedad obsesionada con la juventud, donde las redes sociales exacerban el culto a la apariencia, la ética afirma que la vejez representa una etapa de autoridad moral tal como señalaba Cicerón, quien no ignoraba las limitaciones físicas, pero enfatizaba la resiliencia en esta etapa, anticipando los hallazgos de la psicología positiva que hoy vincula una actitud optimista con una mayor satisfacción en la tercera edad.

La obra de Marco Tulio Cicerón, “La Senectud”, resuena en nuestra comprensión contemporánea, porque, es un diálogo ficticio donde Catón el Viejo -personaje central- defiende la vejez como una etapa de sabiduría y plenitud y sus argumentos son actuales porque en nuestro mundo, las ideas de Cicerón ofrecen una perspectiva atemporal que dialoga con los desafíos y oportunidades del envejecimiento en este siglo XXI. Es decir: hoy la longevidad sí se logra redefinir por las dinámicas sociales, científicas, filosóficas y éticas,

Desmenuzando el asunto: Cicerón en su libro publicado 40 años antes de nuestra era, abogaba por aceptar la vejez como parte natural del ciclo vital y este principio resonó en pensadores como Simone de Beauvoir, pareja de Jean Paul Sartre y quien analizó el envejecimiento desde una perspectiva existencial y apuntaba que la desdicha de los ancianos no debería ser un signo de fracaso de la civilización contemporánea y encaraba el asunto reafirmando que los ancianos tienen las mismas necesidades, los mismos derechos que los demás y que la vejez, no debe ser víctima de la marginación ni la soledad y menos de la miseria. 

En México, según el Consejo Nacional de Población CONAPO y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía INEGI, las personas ancianas o adultas mayores se definen como aquellas que tienen 60 años y más y en el país, hay aproximadamente 17.1 millones de personas en ese rango, lo que representa el 12.8% de la población total.

Desde una perspectiva social, el libro “La ancianidad” exalta la importancia de la comunidad y el diálogo intergeneracional, un mensaje crucial en un mundo donde el edadismo persiste y la Organización Mundial de la Salud OMS, en este año 2025, señaló que los estereotipos negativos sobre los mayores limitan su inclusión pese a su creciente contribución económica y cultural.

Un ejemplo claro donde sí hay inclusión, lo vemos en países como Japón o Alemania, los ancianos participan activamente en la fuerza laboral, encarnando la utilidad que Cicerón atribuía a la experiencia. No obstante, desafíos éticos como el acceso desigual a la atención médica o la insuficiencia de sistemas de pensiones, revelan esas tensiones que el romano no pudo prever, pero que su defensa de la justicia social invita a abordar.

Cicerón, con su vida marcada por el compromiso cívico y la tragedia personal al ser asesinado en al año 43 antes de nuestra era, nos legó en “De Senectute”, -obra escrita en un momento de crisis personal y político, tras la muerte de su hija y el ascenso de Julio César-, una visión esperanzadora de la vejez y como se nota, ha trascendido los siglos y por la ciencia que hoy valida la plasticidad mental, se mantiene vigente.

No hay que olvidar, que hoy nos enfrentamos a los dilemas de un mundo en constante envejecimiento -y esta es una afirmación-, pues hay una mayor esperanza de vida por las mejoras en los avances tecnológicos, pero, paradójicamente, una menor tasa de natalidad, lo que resulta en un aumento de la proporción de personas mayores; según los datos actuales de la Organización de las Naciones Unidas ONU, la Organización Mundial de la Salud OMS y el Banco Mundial BM, confirman que esta tendencia es más pronunciada en países desarrollados y ya está emergiendo en los países en desarrollo, lo que significa que la neuroplasticidad, es la alternativa geriátrica viable para fomentar la juventud de ánimo en los que llegaron y, los que por ley de vida, caminamos a la ancianidad.

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