Por HUGO BARBERI RICO / MASEUAL
Tlaquiltenango, Morelos, México, 10 de mayo de 2023.- María Inés Salgado Nava, una joven de 34 años de edad y una mujer que siendo madre, no solo no tendrá este día una celebración, todo lo contrario, ha vivido ya casi un año con la angustia que en periodos se torna en desesperación, porque su hijo, Antonio Alexander Mojica Salgado, de 11 años de edad, se extravió el 30 de junio del año pasado y no ha sabido nada de él y la Fiscalía de Morelos, casi un año después de lo sucedido, no le ha dado un solo resultado de las investigaciones que supuestamente realiza.
En el peor de los casos, lamenta María Inés, la fiscalía morelense no ha realizado una sola búsqueda, le ha cancelado en nueve ocasiones y ya casi se cumple el año de la desaparición, “y así me llevan, ya no sé ni a quién acudir”, expresa triste.

María Inés, habita en el municipio de Tlaquiltenango, Morelos, un municipio donde a principios del sexenio pasado masacraron a toda una familia y que hoy en día no deja de ser de los lugares más inseguros de la región sur, donde a principios del año pasado, raptaron, ultrajaron y asesinaron al niño Ricardito, de seis años de edad, situación que sigue impune y donde constantemente se da el narcomenudeo, robos, asaltos y homicidios dolosos.
Entrevistarla es recibir respuestas entre lágrimas.
Recuerda que las primeras búsquedas, efectivas, que se establecieron para encontrar a su hijo, fueron las que organizaron los propios vecinos y ante la difusión inmediata en redes sociales, lograron que posteriormente se reuniera las fuerzas castreneses y la policía con dos perros amaestrados (binomios caninos) y voluntarios de la colonia, del municipio y otros lugares. De hecho, indagando a fondo con vecinos, se confirmó que fueron ellos quienes insistieron en buscar el paradero del niño a unos dos kilómetros de distancia de la colonia Emiliano Zapata de Tlaquiltenango, de donde salió acompañado de su papá, de nombre Antonio, cuyo cuerpo lo encontraron ellos, los vecinos, dos días después en la misma zona donde la fiscalía realizó una diligencia.
Alexander, salió a trabajar con su papá y ya no regresó
Cuenta María Inés, que desde hace tiempo vivía separada de su esposo, ahora finado y quien vivía con otra persona en la misma colonia y quien se llevaba al trabajo a su hijo Antonio Alexander, por lo que aquel jueves 30 de junio pasado no fue la excepción y alrededor de las 12:00 horas, su ex marido pasó por el niño y se lo llevó a trabajar al rancho “Los Kilos”, que se ubica a por lo menos dos kilómetros de la colonia, unos 15 minutos.

Cuando Inés regresó de su trabajo, alrededor de las 18:00 horas, se dio cuenta que su hijo no estaba, preguntó a sus dos hijos mayores, quienes le informaron que Alexander no había regresado. Inés que fue a buscarlo al domicilio de su papá, pero salió Sara, la pareja su ex esposo y le dijo que no habían llegado, que se había comunicado con él desde las 16:00 horas para que ya se fuera a comer “…él contestó, supuestamente dijo que ya iba”, pero que nunca llegó. Alrededor de las 19:40 horas, Inés, acompañada de vecinas, se fueron al rancho. Encontraron el portón abierto del rancho, una motocicleta prendida “y mi niño no estaba, más que su resortera que siempre cargaba en su mano o en su cuello, jamás se despegaba de ella. Ya no los encontramos”.
Agregó que al día siguiente, el viernes primero de julio, enteraron a la fiscalía que no los encontraban. Para el sábado, elementos de la fiscalía regional “fueron a investigar al rancho y no encontraron nada”, hasta la noche de ese mismo sábado emitieron la “alerta amber”, cuestión que les reprochó la madre angustiada: “yo les dije que ya era muy tarde, que luego luego hubieran subido la desaparición de mi niño, pero no quiso el comandante López y me dijo que no se podía, que tenía que esperarme”.
Como no se organizaba ninguna búsqueda, el sábado por la tarde buscó el apoyo de sus vecinos para caminar entre el campo y visitar el rancho “Los Kilos”, ya organizados, el domingo siguiente lo hicieron y fue en la parte alta del lugar, en una propiedad, donde los vecinos encontraron el cuerpo del papá del niño, con una bolsa amarrada y una perforación por “bala” en la cabeza; ahí mismo estaban todas sus pertenencias. Siguieron buscando y ya en el rancho encontraron un hueso que parecía de un fémur de un menor de edad, sin embargo, luego le dijeron en la fiscalía a la madre que pertenecía a su ex esposo.
Decidieron hacer pública la situación ante los medios de comunicación locales, ya que buscaron apoyo de Protección Civil (PC) municipal y de la ayudantía y no se les dio, por lo que la situación se “viralizó” y fue hasta el martes que llegó el apoyo, la Guardia Nacional, el Ejército Mexicano, la Cruz Roja Mexicana y más vecinos, quienes buscaron en dos cerros sin tener resultados. Pero los vecinos insistieron y encontraron una cuerda tipo piola y un pedazo de playera en un alambre de púas del rancho, la cuerda como a diez metros de donde localizaron al papá ejecutado y el pedazo de playera como a 200 metros de ese lugar, ya para salir a la autopista Siglo XXI.

Ocho días más continuaron los vecinos y PC buscando hasta la colonia irregular Palo Grande, de Tlaquiltenango, un lugar que ya colinda con el municipio de Jojutla, como a ocho kilómetros del rancho “Los Kilos”, de donde ubicaron el cadáver del papá.
En el mismo tiempo llegó personal de búsqueda del estado y conjuntamente con los vecinos encontraron frente al citado rancho una bolsa con ropa del niño, un lugar donde ya habían buscado.
Cuentan los vecinos que pasando la autopista Siglo XXI hay otro rancho, familiares del dueño de “Los Kilos” y donde el grupo de búsqueda no quiso ir. La brigada civil lo hizo, pero no encontró nada.
Cabe hacer mención que mientras la madre angustiada en compañía de vecinos visitaban la fiscalía y organizaban la búsqueda, la pareja del papá del niño huyó, de hecho, antes de que localizaran el cuerpo de su marido. Comentan los vecinos que dos meses después regresó por sus pertenencias.
“A la mujer de él (de su ex esposo) que se llama Sarita Díaz Beltrán, se le pidió que viniera a recoger el cuerpo de él y no vino, se negó… lo tuvimos que sacar nosotros, pero no se ha sabido nada más de mi hijo, ya no me dan respuestas”, comenta.
—¿Qué le dicen en la fiscalía?
—Que están en investigación.
—¿No le dan ningún resultado, solo le dicen que están investigando?
—Así es, solo me dicen que están en investigación, pero no hay respuesta. Cuando me dan permiso de faltar a mi trabajo unas horas, voy a ver, a preguntar cómo va lo de mi hijo y me dicen que ‘se encontró un cuerpo, otro, va a querer que acuda a este lugar’, voy y gracias a Dios no ha sido y por eso tengo la esperanza y tengo fe en Dios de que mi hijo está vivo. Le pido a Dios que me lo guarde, es un niño inocente.
En más, hizo un llamado “a la persona que se llevó a mi hijo, que me lo devuelva, que se compadezca de él y de mi… prometo no hacer nada, solo quiero que me devuelvan a mi hijo”.
Insistente petición al gobernador, Cuauhtemoc Blanco
María Inés, nuevamente pidió el apoyo del gobernador de Morelos, Cuauhtemoc Blanco Bravo, “…yo sé que ellos pueden, tienen los medios y aparatos necesarios para dar, porque es imposible que no hayan dejado una sola huella del niño… ya pasaron muchos meses y no hay respuesta. No sé si no nos oyen o no nos quieren apoyar, también ellos son padres. Si ellos estuvieran en mi lugar harían hasta lo imposible para que apareciera mi hijo”
La colonia Emiliano Zapata de Tlaquiltenango, se ubica en la parte oriente de la cabecera municipal, en una loma, parte de un cerro donde se reportan diversos hechos delictivos, mismos que se incrementaron a raiz de la ocupación de terrenos que fueron regalados, de acuerdo la información que proporcionaron los vecinos.
El caso del niño Antonio Alexander, fue turnado de Jojutla a Temixco y pese a las complicaciones que esto representa para la madre, informa que no ha quitado el dedo del renglón, sigue visitando la fiscalía con la esperanza de que ya le den algún resultado de las investigaciones que legalmente se siguen. María Inés, acudió a una diligencia por una fosa clandestina encontrada el año pasado en Atlacholoaya, pero no lo han encontrado.
El niño, 13 días antes de su extravío había cumplido los 11 años de edad, estudiaba en línea en la primaria “Emperador Cuauhtemoc”, de Iguala, Guerrero.
María Inés, tras haber sido despedida de su trabajo en una fonda, porque “me dijeron que no querían problemas” luego de que les informó de la desaparición de su hijo, consiguió un trabajo de lo mismo en Jojutla.
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