11 febrero, 2025

PERIODISMO INDEPENDIENTE EN MORELOS

Navidad, ¿blanca Navidad?

SIN CORTAPISAS

Por PATRICIA CASTRO CEDILLO / MASEUAL

•       Para unas familias es motivo de gozo; para muchas otras de zozobra y dolor

Cuernavaca, Morelos, México, 20 de diciembre de 2024.- Inicia la cuenta regresiva para que en todo el mundo se celebre la Navidad; a la par es una época de reflexión, de paz, de dar y recibir. Es el momento idóneo para perdonar agravios, para unir familias, para conmemorar el nacimiento de Jesucristo, donde en todo el mundo se siente esa vibra mágica que hace más llevaderos sus aciagos días.

Pero, por otra parte, es una época de melancolía, de tristeza, de incertidumbre, en aquellas familias que les hace falta alguno de sus integrantes, ya sea porque perecieron, ya sea porque se hallan desaparecidos y, en el mejor de los casos, se encuentran hospitalizados; son estas familias las que nada tienen qué celebrar, cómo hacerlo si ese ser querido no está, cómo celebrar si su lugar está vacío; cómo unir a la familia si muchas de las veces son los padres quienes dejan todo de lado para ir en búsqueda de sus hijos desaparecidos.

Navidad, ¿blanca Navidad? Al menos eso espera el resto de la población: que en la víspera y celebración de ésta no pasen a formar parte de las estadísticas de los enfermos; de los accidentados, de los asaltados, de los asesinados; porque es una realidad que es en esta temporada del año cuando el índice criminógeno va al alza.

Es cuando el gobierno en turno pone en marcha sus campañas para disuadir a la delincuencia y que el saldo pudiera ser blanco; sueño guajiro porque es cuando los trabajadores que reciben sus aguinaldos, cajas de ahorro, salarios de todo el mes, algunos, son presas fáciles de aquellas nefastas personas que esperan esta época del año para hacer de las suyas, sin temor a nada.

Ni qué decir de las personas desempleadas, ¿qué llevarán ese día a sus mesas? ¿cómo harán una cena copiosa o sencilla, si no tienen una fuente de empleo que les garantice tener un plato de comida en sus mesas cada día? Sí, lamentablemente la desigualdad tanto social como económica influye en la percepción de esta festividad cristiana.

¿Y las madres que yacen en los hospitales cuidando a sus menores hijos que están postrados en cama por algún padecimiento o porque sufrieron algún accidente? ¿Y el resto de las familias que también tienen a uno de sus integrantes en hospitales? Ni qué decir de quienes padecen la ausencia de sus familiares que fueron desaparecidos por determinada circunstancia, mayormente ligada a la delincuencia o crimen organizado. Ellos tampoco tienen nada qué celebrar. Lamentablemente.

Navidad, ¿blanca Navidad? Época pues, donde las rencillas tratan de limarse; de perdonar y olvidar algún agravio; donde la bondad florece y los olvidados son tomados en cuenta para aminorar sus desgracias. Sí, nos referimos a las personas en situación de calle, a los integrantes del “escuadrón de la muerte”; es cuando los clubes rotarios y voluntariados trabajan en la recolección de cobijas, víveres y hasta cenas calientes para donarlos a este sector vulnerable. Acto loable, sí, pero que debiera ponerse en marcha todo el año y no sólo en fechas “especiales”. Pero aún así se reconoce la labor altruista que realizan.

Navidad, ¿blanca Navidad? ¿Cómo hacerles entender a los jóvenes que basta un segundo para echar a perder sus vidas si beben y conducen? ¿cómo hacerles entender que la diversión no es sinónimo de alcoholizarse hasta perder la conciencia? ¿cómo hacerles entender que es en esta época cuando los sucesos violentos y accidentes se incrementan y podrían ser protagonistas o víctimas colaterales? ¿cómo?

En este sentido, es importante la implementación de campañas preventivas, de concientización, para dar a conocer los riesgos a los que se exponen, a la par de las conversaciones que entablen los padres con los hijos y poder convencerlos de que no son las fechas adecuadas para salir a divertirse. Aunque es un hecho que no se les puede negar el derecho a divertirse. Aún más cuando en los hogares tampoco es garantía de paz y tranquilidad porque la delincuencia ya allana domicilios y comete fechorías.

Tan sólo por mencionar algunos casos de cambios drásticos en sus vidas, podemos citar el de un joven que hace un año rebozaba de salud y hoy por hoy yace postrado en una silla de ruedas por la inconciencia de un conductor que lo atropelló al viajar en su motocicleta tras salir de su trabajo y dirigirse a su casa.

O aquella madre que año con año llora a su hija muerta, asesinada brutalmente, a los 17 años y su caso permanece sin resolver desde hace 14 años. O de aquellos hijos, ya adultos, que se quedaron sin su mamá tras ser atropellada y muerta por un junior cafre cuando se dirigía a su trabajo. Dejando en ese entonces en la orfandad a tres hijos menores de edad.

Casos pues, se cuentan por miles; y si bien es cierto que la Navidad es época de celebración y festejo, también lo es que una época nada grata para aquellas familias que pasaron o pasan por hechos que los dejan desunidos debido a los motivos ya descritos, pero aún así la vida sigue y dentro de todo ese dolor e incertidumbre intentan pasar de la mejor manera estas fechas navideñas, confiando en que el tiempo alivie sus heridas.

En tanto, festejarán al máximo las familias que estén completas y que se han salvado de ser víctimas de la delincuencia; el resto, sólo pasarán estas fechas como pueda, quizá con la confianza de que ahora sí las autoridades harán su trabajo y detendrán a quienes daño les hicieron.

Navidad, ¿blanca Navidad? Dejando de lado esta tortuosa reflexión, pero cruenta y real, al celebrar esta Navidad en sus casas dar gracias a Dios por estar, por vivir, por tener a sus seres queridos, y al mismo tiempo compartir lo poco que tienen con los más desvalidos. Eso sería una retroalimentación que a la postre fortaleza les dará para seguir adelante. Tiempo.

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