24 mayo, 2025

PERIODISMO INDEPENDIENTE EN MORELOS

Tiene 81 años; carga la cruz y hace el papel de Jesús Cristo

Por HUGO BARBERI RICO / MASEUAL

Jojutla, Morelos, México, 18 de abril de 2025.- Tiene 81 años de edad y aun carga la cruz que pesa más de 40 kilogramos en su hombro esbelto y camina más de un kilómetro para cumplir todo el recorrido del “viacrucis” para interpretar el papel de Jesús, Cristo, en la Unidad Habitacional “José María Morelos y Pavón” de este municipio; se trata de Jesús Mariano Parra Valle, una persona de la tercera edad, siempre serio, callado y respetuoso.
Es un recorrido largo y cansado, para el que Mariano Parra se prepara con anticipación.
Ya sabe del tema, desde la década de los 60, inició su participación en los recorridos del Viernes Santo, sin embargo, no fue con ningún papel de teatro del pueblo que tuviera que ver con Jesús, los apóstoles y demás integrados en un “concilio” y Viacrucis, sino como penitente. Mariano Parra, fue de los personajes encapuchados, que caminan con cadenas y grilletes en los pies, que se auto flagelan con látigos de puntas filosas a las que les llegan a poner alfileres o material punzocortante que les sirva para lastimar su espalda en cada latigazo que ellos mismos se dan.
“Estuve nueve años como penitente. Cargaba un órgano con espinas en los hombros”, comenta en una entrevista concedida en la Capilla de “San José, Obrero” del mismo conjunto habitacional. Cumplió una manda, tras el fallecimiento trágico de su padre, José Parra Venegas, en un choque contra un camión de volteo materialista en 1960 en el ahora conocido “Crucero de la Corona”, de Galeana, cuando él tenía 14 años.

Jesus Mariano Parra


Por cierto, comenta que después de cumplir con su penitencia, se iba a cubrir el turno a su trabajo en el ingenio Emiliano Zapata, del vecino municipio de Zacatepec, donde en un espacio se bañaba con agua caliente para quitarse la sangre. Solo una vez se dieron cuenta de que se presentó con la espalda ensangrentada y le preguntaron el por qué, pero no les dijo la razón.
Respecto a la experiencia de auto flagelarse, Jesús Parra, nos recuerda que se cruzaba bien el golpe del látigo (acción que en el argot le llaman “disciplina”), esto, para evitar lastimarse la columna vertebral, situación que, afirma, ha llevado a la parálisis corporal a algunos penitentes que no aplicaron “correctamente” el golpe de látigo.
Luego de cumplir los nueve años de penitencia siguió con el papel de Jesús. Al respecto, cuenta que su hermano gemelo, quien había iniciado antes con estas representaciones, hacía el papel en la comunidad de Galeana, pero tuvo necesidad de cambiarse al pueblo de Panchimalco, donde lo requirieron para lo mismo. “Me dijo mi hermano que me quedara con el papel, si lo quería, en Galeana, y le dije que sí”, comenta.
Tardó 14 años realizando año con año el papel de Jesús, Cristo, interpretando según el evangelio sus últimos días, con el recorrido del Viernes Santo cargando la cruz en su hombro y realizando diversos diálogos que concluyen simulando la crucifixión.

Víacrucis en la Unidad Morelos, de Jojutla


Un año estuvo en Jojutla y actualmente lleva ya dos años participando en la Semana Santa de la Unidad Morelos.
Mariano Parra, es de voz quedita, de personalidad seria, pero accedió de buena manera a la entrevista.
Ayudados por Omar Hernández Román, encargado de la capilla católica del lugar, nos acomodamos en la entrada de la misma, tras la conclusión del rito religioso del momento, al caer la tarde; sentamos de frente, teniendo como fondo las imágenes y objetos del templo.
Mariano Parra, cuenta que es nativo del Barrio “Las Calaveras” de Jojutla, sin embargo, la mayor parte de su vida su domicilio ha estado en la comunidad de Galeana, donde recuerda su juventud.
Estudió en el Colegio Morelos, de Jojutla, y ante la influencia de la escuela que tiene como fundamento el catolicismo quiso ser sacerdote.
Cuenta que tenía 12 años de edad y cada mes lo llevaban al seminario en Cuernavaca, pero a falta de recursos económicos para solventar lo que en aquel entonces les pedían, no pudo continuar con su anhelo, aunado a que un sacerdote le pidió que primero terminara su secundaria.
Tiene nueve hermanos y cuenta con cuatro hijos, tres hombres y una mujer, es obrero pensionado del ingenio de Zacatepec, donde ingresó a trabajar en 1960.
Dice que generalmente es difícil integrar un equipo para realizar este tipo de arte popular con un teatro de pueblo, ante la falta de compromiso, los jóvenes que se llegan a incorporar “quieren salir nomás por lucirse”, por ello en Galeana solo lo hicieron una vez todo el concilio, por falta de compromiso. Donde actualmente participa, se tienen planes de formar un equipo de actores.
Al pedirle alguna anécdota que pudiera compartir, se le dibuja una sonrisa en ese rostro de seriedad y cierta serenidad y cuenta que le daba risa pensar que sus vecinos a su vez también pensaran que estaba loco, que hablaba solo en su patio, ya que en el mismo ensayaba sus papeles de teatro, repitiendo los diálogos en voz alta.
Mariano Parra, de cuerpo esbelto, alto, anda siempre con pelo largo, se deja la barba. Dice que a diferencia de su hermano gemelo que es muy serio, a él siempre le gustó divertirse sanamente, a las refresquerías, salir a pescar, como en el puente del Río de Los Muros, por Alta Vista de Jojutla, donde siendo joven, recuerda, fue de madrugada con su tío y fue testigo de algo sobrenatural, el paso y el canto de “La Llorona”, pero esa es otra historia.

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