Por ALEJANDRO CÁRDENAS SAN ANTONIO / MASEUAL
Cuernavaca, Morelos, México, 21 de abril de 2025.- Ahora sigue la expectativa de la sucesión. En la periferia del Vaticano ya hay cientos de medios de comunicación internacionales cubriendo el deceso del Papa Francisco.
La Iglesia entra en un periodo de sede vacante. El Colegio Cardenalicio -actualmente con unos 130 electores menores de 80 años- tendrá que convocar un Cónclave y esto plantea incertidumbre sobre la dirección futura, dado el legado progresista del Papa Francisco frente a sectores conservadores que buscan un cambio.
Se debe de contextualizar que el Papa nombró a más del 70% de los cardenales electores actuales, muchos alineados con su visión y en un Cónclave próximo, muy probablemente se elegiría a un sucesor con ideas similares, asegurando así una continuidad a largo plazo. Sin embargo; en una innegable pugna interna en el Vaticano, la minoría conservadora podría ganar terreno si se organiza en lo inmediato.
En el planeta, hay aproximadamente mil 400 millones de católicos. Las parroquias en todo el mundo han comenzado las oraciones.
El Papa fallece a los 88 años, su último diagnóstico fue neumonía bilateral y su deceso podría ser algo profundo y multifacético en estos momentos.
Actualmente, la Iglesia enfrenta retos como la secularización en Europa, el crecimiento en África y Asia, escándalos de corrupción y entre otros, abusos de diversas índoles sin omitir los sexuales. El sucesor del Papa Francisco habrá de determinar cómo se abordan estos temas en las próximas décadas.
El legado del Papa Francisco -2013-2025- queda como uno de apertura y controversia. Sus encíclicas (Laudato Si’, Fratelli Tutti) y su estilo pastoral, han transformado la imagen de la Iglesia; pero también, ha polarizado a los fieles. Su ausencia podría consolidar o revertir estos cambios.
Un impacto inmediato sería poner en pausa el liderazgo de la Iglesia Católica. Aunque las decisiones cotidianas recaen en el equipo curial -secretaría de Estado y cardenales clave- la falta de dirección clara del Papa podría generar una sensación de estancamiento.
Hay que recordar que el Papa Francisco, sugirió hace tiempo, que consideraría renunciar si su salud le impedía cumplir con sus funciones, siguiendo el precedente de Benedicto XVI y si esto ocurría, iba a ser un evento histórico que podría normalizar las renuncias papales, pero también, generaría debates sobre la estabilidad del papado.
El Papa Francisco, impulsó reformas en temas de ecología, inclusión, lucha contra diversos tipos de abusos y entre otros, la Sinodalidad, que significa un camino de unidad, diálogo, servicio mutuo y colaboración entre los cristianos y su ausencia, podría frenar estas iniciativas, especialmente si el próximo Papa tiene una visión distinta, lo que podría dividir aún más a la Iglesia entre progresistas y tradicionalistas.
El Papa Francisco fue llamado el “Papa del pueblo” por su cercanía a los marginados. Ahora, su “repentina“ ausencia, puede exponer la fragilidad del liderazgo centralizado de la Iglesia.
¿Qué escenarios se avizoran? Un Cónclave en las próximas semanas (15-20 días tras la muerte, según normas). Por lo pronto, la Iglesia entra en un periodo de introspección y posible polarización.
En el contexto global, la muerte del Papa no deja dudas a que este momento es un punto de inflexión y está en juego la continuidad de su legado o la ruptura para que un nuevo pontífice redefina con sello particular avalado por la curia aliada.
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